Lo de Rafael de Paula, ya no puede ser
Guateles / Paula, Jesul¨ªn, Gonz¨¢lezToros de Los Guateles, mal presentados, flojos, mansos y manejables; todos sospechosos de pitones. Rafael de Paula: metisaca, pinchazo, estocada corta, tres descabellos -aviso- y cuatro descabellos (pitos); media baja y dos descabellos (silencio). Jesul¨ªn de Ubrique: media estocada (oreja); estocada corta ca¨ªda (do! orejas). Cristo Gonz¨¢lez: estocada ca¨ªda (dos orejas); tres pinchazos y descabello (silencio). Plaza de Jerez, 14 de mayo. ¨²ltima corrida de feria. M¨¢s de media entrada.
Lo de Rafael de Paula no puede ser, y, adem¨¢s, parece ya imposible. El inter¨¦s del p¨²blico no es eterno; sobre todo, cuando los toreros se empe?an en lo contrario, y prueba de ello es que el aforo de la plaza se cubri¨® en poco M¨¢s de la mitad.
La verdad es que los milagros no existen, al menos en el toreo. Porque un milagro hubiera sido el triunfo de este torero veterano, que en otro tiempo tuvo much¨ªsimos partidarios incondicionales y cuya estampa en la plaza levantaba clamores pero que hoy est¨¢ carente de la m¨¢s m¨ªnima condici¨®n f¨ªsica, fr¨¢gil como el cristal, sorprendente, genial hasta en el fracaso, personal¨ªsimo, que concita encendidos amores, pero que pertenece a otra ¨¦poca.
El amor tambi¨¦n se marchita, sobre todo cuando uno de los amantes no enciende la llama. Y Paula est¨¢ m¨¢s apagado que una vela en d¨ªa de vendaval. Por eso, las palmas por buler¨ªas con las que le recibieron sus paisanos se convirtieron en pitos de desaprobaci¨®n final. Qui¨¦n sabe si s¨®lo fueron de desencanto al comprobar que su ilusi¨®n ya no existe 'M¨¢s que en el recuerdo.
Rafael de Paula tuvo, pero ya no retiene. Su problema es la m¨¢s absoluta impotencia ante los toros. As¨ª lo demostr¨® ante un lote muy justo de presentaci¨®n, d¨®cil y noble, al que no le plant¨® cara en ning¨²n momento.
Las zapatillas no le responden y bailan que son un primor. Huy¨® con el capote y con la muleta, y hasta sus toros se sorprendieron de tanta precauci¨®n.
Ni un solo detalle en ninguno de los dos, pero ambos le permitieron estar con tranquilidad, aunque hace tiempo que Rafael de Paula dej¨® de estar tranquilo hasta con su sombra. Una sombra del ayer es este torero, jerezano que conserva la estampa rancia, pero cuya genialidad est¨¢ agotada. Sin duda alguna, un triunfo hubiera sido un aut¨¦ntico milagro.Triunf¨®, sin embarg¨®, Jesul¨ªn de Ubrique despu¨¦s de un comienzo de temporada titubeante y cargado de desconfianza. Con su segundo toro, el mejor presentado y encastado de la tarde, se mostr¨® muy decidido, valiente y centrado en su cl¨¢sico repertorio.
Labor emocionante
La labor de Jesul¨ªn de Ubrique fue emocionante porque la desarroll¨® muy cerca de los pitones y con gran dominio de la situaci¨®n. Luci¨® poco con su primero, de m¨¢s lento recorrido, ante el que se mostr¨® desdibujado.Espartaco a¨²n no est¨¢ recuperado, al parecer, de la voltereta que sufri¨® durante su ¨² Itima actuaci¨®n en La Maestranza, en la pasada Feria de Abril de Sevilla, y su lugar lo ocup¨® Cristo Gonz¨¢lez. Unafaena de la empresa a los espectadores de la que se benefici¨® el torero de Chiclana.y la aprovech¨® s¨®lo a medias.A Cristo Gonz¨¢lez le concedieron las dos orejas de su primer toro por unos cuantos detalles a un animal que estaba endeble y resulta descastado. La faena fue larga y anodina, y s¨®lo destacaron algunos derechazos. Mat¨® pronto y le sorprendieron con un premio excesivo.Al ¨²ltimo DE LA TARDE lo recibi¨® decidido con el capote, pero el toro se vino abajo en la muleta y no le permiti¨® ninguna floritura. Mat¨® mal, y su recuerdo se perdi¨® pronto. Importaba m¨¢s la fugaz y triste reaparici¨®n de Rafael de Paula, el veterano torero de Jerez.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.