Una b¨²eyada
Escolar/ Campuzano, Fundi, Silveti Cinco toros de Jos¨¦ Escolar, con presencia, varios sospechosos de pitones, 4o inv¨¢lido, 5o devuelto por este motivo; descastados y broncos. Primer sobrero de Ortigao Costa, terciado y escurrido, devuelto por inv¨¢lido. Segundo,sobrero de Palomo Linares, con trap¨ªo, manso, boyante. Jos¨¦ Antonio Campuza¨¹o: estocada trasera (silencio); pinchaz'o hondo, pinchazo, bajonazo saliendo perseguido y descabello (silencio). Fundi: estocada ladeada, rueda insistente de peones, ' dos descabellos y se tumba el toro (silencio); estocada corta ca¨ªda, rueda de peones y descabello (oreja con protestas). Alejandro Silveti: estocada -aviso- y dos descabellos (vuelta con protestas); pinchazo y estocada aguantando -aviso- y ocho. descabellos (silencio).
Plaza de Las Ventas, 14 de mayo. 2a corrida de feria, Lleno.
La afici¨®n torista recibi¨® expectante esta corrida de Jos¨¦ Escolar -"Son los victorinos, si bien se mira" se o¨ªa decir- y lo que sali¨® fue una bueyada. Una aut¨¦ntica, inconfundible, solemne bueyada. De donde ser¨ªan los victorinos, s¨ª, pero los victorinos de los pobres. Uno, en el lugar de Victorino Mart¨ªn, pedir¨ªa explicaciones por difundir aquel infundio, y si insist¨ªan, presentaba denunc¨ªa en el juzgado de guardia.Bueyada y de las malas. Bueyada de fea presencia y peor comportamiento. Los seis ejemplares, desde luego grandones y serios, aparecieron astigordos y algunos hasta romos; el segundo apenas ten¨ªa fuerza, cuarto y quinto resultaron inv¨¢lidos y, adem¨¢s, todos excepto el ¨²ltimo, ven¨ªan con las del beri.
M¨¢s de un ga?af¨®n qued¨® perdido en el aire, gracias al oficio de Jos¨¦ Antonio Campuzano y a la agilidad de Fundi, que no se fiaban de aquellos pregonaos, y gracias tambi¨¦n a la valent¨ªa de Alejandro Silveti, que a uno de ellos lo ret¨® con escalofriante impavidez.
La eterna teor¨ªa del arte de lidiar reses bravas entr¨®. a discusi¨®n, de nuevo, tras la faena torer¨ªsima de Alejandro Silveti al tercer buey. Se predica de muchos toros que son tobilleros, que miran impertinentes al torero, que se revuelven codiciosos y que, en definitiva ninguno de ellos tiene un pase. Son las opiniones que suelen girar en torno al toreo moderno cuando no irrumpe en la arena un toro tonto de baba, y contrastan con las minuciosas prescripciones t¨¦cnicas que dejaron sentadas en tratados magistrales los padres de la tauromaquia, para quienes -si se les lee con atenci¨®n- no exist¨ªa toro ilidiable, as¨ª fuera el mism¨ªsimo barrab¨¢s.
Los eruditos disponen aqu¨ª de ejundiosa materia susceptible de ser sometida a debate: c¨®mo fue posible que a semejante buey cruzado de cern¨ªcalo, Alejandro Silveti lo lanceara a la ver¨®nica embraguet¨¢ndose, lo pasara por gaoneras, le pisara los terrenos, le consistiera las broncas acometidas y consiguiese enjaretarle -bien que de tarde en tardeunos naturales fin¨ªsimos., sin rectificaciones precautorias ni asomo de crispaci¨®n. Muchos aficionados contemplaron esta faena con asombro, otros se entusiasmaron, gran parte de la plaza la agradeci¨® emocionada y hubo un resto a la que no le gust¨® en absoluto e incluso protest¨® la vuelta al ruedo que dio Alejandro Silveti al t¨¦rmino de su merit¨ªsima labor.
Algo similar ocurri¨® en el sexto buey. Tres impresionantes cambios por la espalda en el platillo, sin truco ni enmienda, instrun¨ªent¨® Alejandro Silveti; y pues a continuaci¨®n no :se pod¨ªa estar quieto ni ligar los pases porque el buey de arar devino en buey de carreta y topaba hecho un lila, la legi¨®n de isidros all¨ª presente sentenci¨® que estaba desap rovechando un toro de bandera. Le digo a usted., se?or guardia...
Jos¨¦ Antonio Campuzano resolvi¨® con decoro las peligrosas coladas de su lote, y Fundi, las de su primer Escolar, poniendo pies en polvorosa. No son, esas, formas, en un matador de alternativa, que deber¨ªa conocer sobradamente las suertes de recurso aplicables a los toros avisados.Se desquit¨® Fundi en el sobrero que, para su fortuna, ya no pertenec¨ªa a la bueyada Escolar sino al hierro Palomo Linares. Lo banderille¨® eficaz y ligero -igual que hab¨ªa hecho en su toro anterior- y lo mulete¨® con decisi¨®n. Huido al principio el toro, Fundi encel¨® su encastada nobleza y le lig¨® dos emotivas tandas de redondos, abrochadas mediante pases de pecho hondos. Baj¨® la calidad en las series que ejecut¨® al natural, dio otra por la derecha ya sin temple, se adorn¨® mucho, exhibi¨® su flamenquer¨ªa, mat¨® pronto y consigui¨® una oreja, que gran parte de la plaza pidi¨® con alborozo y un peque?o sector de afici¨®n protest¨®. Las dos Espa?as, ya se sabe: triunfalistas y puristas frente a frente. Claro que estos tienen todas las de perder: son menos y son unos incomprendidos,.
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