Acerca del programa econ¨®mico del PP
La incapacidad que manifiesta el Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez para afrontar en t¨¦rminos eficientes y cre¨ªbles la grave recesi¨®n que atraviesa la econom¨ªa espa?ola, est¨¢ siendo aprovechada oportunamente por el PP para publicitar machaconamente, y en ocasiones con gran despliegue de medios, sus propuestas de pol¨ªtica econ¨®mica. Con ello, y sin dejar de explotar la cantera inagotable de la corrupci¨®n y de los GAL, el partido de Aznar parece empe?ado en un doble objetivo: corregir su todav¨ªa deficitario cr¨¦dito como alternativa de gobierno, present¨¢ndose como una fuerza pertrechada de un s¨®lido programa econ¨®mico capaz de ofrecer respuestas y soluciones eficaces a los problemas socioecon¨®micos del pa¨ªs, y cosechar electoralmente el malestar social promovido por la crisis econ¨®mica erigi¨¦ndose en la "soluci¨®n inaplazable, ¨²nica y necesaria" a los problemas del pa¨ªs.Pero, ?hasta qu¨¦ punto las distintas propuestas econ¨®micas del PP guardan congruencia m¨ªnima entre s¨ª, susceptible de hacerlas cre¨ªbles y merecedoras del calificativo de programa? ?Hasta qu¨¦ punto resultan viables? Y, ?en qu¨¦ medida pueden impulsar y compatibilizar, tal como dicen propugnar, mayor eficiencia econ¨®mica y equidad social?
Cuando nos aproximamos al programa nacional del PP (ahora, "programa de gobierno para todos") en busca de la caracterizaci¨®n de la crisis -cuesti¨®n b¨¢sica para entender las soluciones propuestas-, nos encontramos con que las causas determinantes, de la ca¨ªda de la inversi¨®n y de la consecuente destrucci¨®n de empleo ser¨ªan: el encarecimiento del factor trabajo, la excesiva rigidez del mercado laboral y la agresividad fiscal. Aspecto este ¨²ltimo estrechamente relacionado con la elevada expansi¨®n deI gasto p¨²blico experimentado en los ¨²ltimos a?os, y que, a pesar del incremento de la presi¨®n fiscal, habr¨ªa terminado dando lugar a un elevado d¨¦ficit p¨²blico, "causante, de forma directa o indirecta, de los restantes desequilibrios: inflaci¨®n, d¨¦ficit exterior y -a trav¨¦s del desest¨ªmulo a la inversi¨®n- desempleo".
Dos cosas, entre otras, llaman inmediatamente la atenci¨®n de este diagn¨®stico: en primer lugar, su simplismo y ausencia de un an¨¢lisis m¨ªnimamente estructural de la crisis que tenga en cuenta los fen¨®menos relacionados con la globalizaci¨®n, el cambio tecnol¨®gico, la reestructuraci¨®n del sistema productivo, los nuevos competidores internacionales, etc¨¦tera, y, en segundo t¨¦rmino, el tratamiento reduccionista y unilateral del d¨¦ficit p¨²blico. Hoy, incluso los keynesia nos m¨¢s recalcitrantes admiten sin reservas que la expansi¨®n sistem¨¢tica del gasto p¨²blico deficitario, aun cuando a corto plazo pudiese, en el mejor de los casos, ejercer efectos positivos sobre el crecimiento y el empleo, a medio y largo plazo estos efectos se tornar¨¢n perversos. Sin embargo, de ah¨ª a sostener que el crecimiento sistem¨¢tico de los d¨¦ficit p¨²blicos, experimentado a partir de los a?os setenta por la generalidad de los pa¨ªses de la OCDE, es el causante de la crisis econ¨®mica, supone dar un salto en el vac¨ªo, confundiendo los efectos con las causas.
Adem¨¢s de propugnar una mayor contenci¨®n salarial y una mayor flexibilidad del mercado laboral, las propuestas del PP se articulan en torno a un n¨²cleo central, b¨¢sico a tenor de su an¨¢lisis para remontar la crisis: la reducci¨®n del d¨¦ficit p¨²blico. Para lo que el partido de Aznar propone un conjunto de actuaciones combinadas y tendentes a reducir la presi¨®n fiscal por un lado, y a reducir el nivel de gasto p¨²blico por otro. Y es aqu¨ª donde comienzan a manifestarse expl¨ªcitamente las contradicciones formales y a revelarse el verdadero contenido y significado sociopol¨ªtico del programa del PP.
Por el lado fiscal, en la l¨ªnea m¨¢s depurada de la "contrarrevoluci¨®n fiscal" conservadora, el PP propone una serie de actuaciones (limitaci¨®n de la tarifa a tres tramos, reducir el tipo m¨¢ximo de 36% al 40%, mayor neutralidad impositiva, etc¨¦tera) que implican dos efectos inmediatos: en primer lugar, cargarse la progresividad del sistema fiscal, dando lugar a una redistribuci¨®n regresiva de la renta nacional que contribuir¨ªa a una mayor polarizaci¨®n social, haciendo m¨¢s ricos a los ricos y m¨¢s pobres a los pobres; y, en segundo lugar, una reducci¨®n de ingresos p¨²blicos en torno a 1,5 billones.
Por el lado del gasto, que es donde "el peso de la restricci¨®n presupuestaria ha de recaer", una vez establecido el compromiso expl¨ªcito de mantener la inversi¨®n en infraestructuras en un 5% del PIB, "el esfuerzo de contenci¨®n", se afirma en el programa, "corresponde primordialmente al gasto corriente". En consecuencia, el PP propone la congelaci¨®n de plantillas de funcionarios (conviene no olvidar que detr¨¢s de esa denominaci¨®n impopular, adem¨¢s de administrativos, se encuentra personal sanitario, maestros, bomberos, etc¨¦tera), la eliminaci¨®n de puestos de altos cargos (la mayor¨ªa de los cuales, dicho sea de paso, son ya funcionarios de alto nivel) y la supresi¨®n de gasto superfluo (sin especificar) por un importe de 500.000 millones de pesetas. Para completar esta operaci¨®n, el PP propone acudir a la privatizaci¨®n sistem¨¢tica de empresas p¨²blicas (se entiende que las rentables).
Cuando, ya para finalizar, tratamos de aproximamos al saldo neto de toda esta operaci¨®n, observamos que, aun bajo los supuestos m¨¢s favorables, las cuentas no cuadran. La conclusi¨®n parece clara: adem¨¢s de limitado conceptual e instrumentalmente, de socialmente regresivo, y de econ¨®micamente ineficiente, el programa econ¨®mico del PP adolece de severas deficiencias t¨¦cnicas, lo que dice poco a favor de un partido que pretende ser la ¨²nica alternativa de gobierno. Y es que las soluciones para remontar el problema del paro y la crisis no pueden venir por la derecha; las transformaciones imprescindibles vendr¨¢n por la izquierda o no vendr¨¢n, y de eso depender¨¢ mucho el peso futuro de IU.
?ngel P¨¦rez es candidato de IU a presidente regional.
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