Ser arenero, la excusa
C¨¦sar Palacios encuentra sobre el ruedo la inspiraci¨®n de su obra pict¨®rica
C¨¦sar Palacios, de 57 a?os, saca 4.200 pesetas en cada corrida por poner el ruedo en condiciones. Y, lo que es m¨¢s importante, los motivos para sus cuadros. Por uno de ellos le llegaron a pagar un mill¨®n de pesetas. Siempre va con su cuaderno de apuntes bajo la camisa. Cuando observa un detalle, lo saca, se apoya en el burladero y traza unos rasgos. Ese boceto quiz¨¢ se transforme en un ¨®leo meses m¨¢s tarde.Palacios es inconfundible por sus patillas, tipo torero antiguo. Es lo que ¨¦l se siente cuando hace el pase¨ªllo. Porque aunque sea arenero, tambi¨¦n desfila con su gorrilla y blus¨®n verde. Luego coge el rastrillo y arregla el ruedo. "Lo importante es tapar la sangre", dice, "para evitar que se aquerencie un toro y, de paso, que no hiera la retina del espectador".
Pintar, pinta desde peque?o. "En lo ¨²nico que sacaba buenas notas era en dibujo; luego estudi¨¦ un a?o Bellas Artes y trabaj¨¦ en el matadero pesando la carne". A los toros iba con su padre, que les pillaba la plaza al lado. Qued¨® fascinado por el espect¨¢culo. "Hasta que entr¨¦ de acomodador no par¨¦. Viendo toros cada semana, la inspiraci¨®n rebasaba mi capacidad de trabajo. Entonces dej¨¦ el matadero para ponerme a pintar profesionalmente, aunque vivir del arte es dif¨ªcil".
Ha expuesto en Espa?a y Francia y toreros como Ni?o de la Capea o Ruiz Miguel le han comprado algunas de sus obras. Su privilegiada posici¨®n para ver los toros -ocupa el burladero del servicio de plaza en el callej¨®n- le permite captar detalles: "Escucho la embestida, detecto el miedo de los toreros, siento sus palpitaciones, presagio la tragedia..."
La muerte, pese a que la ha visto con sus propios ojos en el semblante de Campe?o y El Coli, no tiene lugar en sus ¨®leos. "Alguna obra modernista he hecho sobre el tema", revela Palacios, "pero cuesta trabajo expresarla, porque cuando ves a alguien morir en el ruedo quieres olvidar. Lo que me gusta es pintar el detalle del torero del arte y, sobre todo, el toro. Soy un pintor torista".
A la plaza llega a las cinco y media de la tarde. Se sienta y observa. Luego se viste y ocupa su sitio. En el callej¨®n ha vivido grandes sustos. Una vez le cay¨® encima un toro que salt¨® sobre el burladero que ocupaba y en otra ocasi¨®n, otro toro, al saltar, estrell¨® su testuz a medio metro. "Si me pilla, me revienta". Y advierte: "Un toro da cornadas hasta muerto".
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