Un hombre de s¨ªntesis bajo la piel de Chirac

E. G.A Alain Jupp¨¦ nadie le discute la inteligencia, la capacidad de trabajo y la ambici¨®n. Todo eso lo tiene sobradamente demostrado. Lo que a¨²n no se ha medido es su habilidad pol¨ªtica, y eso es precisamente lo que m¨¢s falta har¨¢ para coordinar un gobierno amplio y variopinto enfrentado a una crisis social grave y en "guerra contra el desempleo", seg¨²n dijo ayer el nuevo primer ministro antes de declararse "humilde" ante la "tarea terrible" que le espera.
Los franceses quieren cambios, m¨¢s puestos de trabajo, menos marginaci¨®n, pero son a la vez reacios a perder privilegio alguno. "Es imposible reforma sin consenso", declar¨® su antecesor, ?douard Balladur. Jupp¨¦ necesitar¨¢ consenso en dosis masivas.
Cuenta, para empezar, con toda la confianza de Jacques Chirac. Fue el nuevo presidente quien, en 1976, se fij¨® en el entonces joven inspector de Finanzas y militante gaullista, reci¨¦n salido de la Escuela Nacional de Administraci¨®n con un portentoso expediente acad¨¦mico. Y le enrol¨® como redactor de sus cursos. Jupp¨¦ lleg¨® a meterse en la movediza piel de su jefe hasta el punto de dar origen a una broma: cuando Chirac quer¨ªa pensar, le ped¨ªa el gui¨®n a su negro literario. Desde entonces, el brillante Amstrad o Cabeza de huevo (los dos apodos por los que se le conoce) ha sido inseparable del l¨ªder gaullista. No tanto por razones ideol¨®gicas, que en eso Jupp¨¦ es muy flexible, como por instinto pol¨ªtico y lealtad personal.
Contrapeso y fusible
Se le considera un hombre de s¨ªntesis, capaz de negociar y pactar. Ha desarrollado estas habilidades en su anterior cargo como ministro de Asuntos Exteriores. Tambi¨¦n se critican su soberbia, su impaciencia, su falta de sensibilidad ante los detalles menores, o las cuestiones humanas. En ese sentido, siempre ha reacionado bien como contrapeso del cordial¨ªsimo Chirac. Ahora, sin embargo, estar¨¢ solo. El presidente ha prometido que dejar¨¢ gobernar a su primer ministro, con todo que ello implica: el jefe de Gobierno es, en el sistema franc¨¦s, un perfecto fusible para evitar que las crisis cortocircuiten la presidencia. En caso de problema grave, cae el inquilino de Matignon.
El s¨¢bado, Jupp¨¦ reunir¨¢ por primera vez a su Gabinete en el El¨ªseo bajo la presidencia de Chirac. Ser¨¢ un Consejo de Ministros orientativo en el que se definir¨¢n las prioridades de actuaci¨®n. El martes comparecer¨¢ ante la Asamblea Nacional para presentar su programa pol¨ªtico. Ser¨¢ su primer examen importante.
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