Tiempo de indecisos
Ahora que estamos en v¨ªsperas de elecciones se cortan cintas por doquier. Se inauguran muchas obras p¨²blicas. Se trata de que los medios de comunicaci¨®n den cuenta de los logros de la gesti¨®n de las distintas opciones que se presentan a las elecciones. Uno se pregunta si estas puestas en escena son realmente ¨²tiles. Deben de serlo cuando se hacen. Algo deben de influir en el resultado final cuando as¨ª lo afirman los se?ores asesores, que son los que m¨¢s saben de esto, y todo para captar el voto del "indeciso". No es la militancia, no es el saber hacer, no es la buena gesti¨®n, la honestidad, la credibilidad, la sabidur¨ªa, las dotes pol¨ªticas, la capacidad de oratoria, la capacidad de convicci¨®n, el carisma, la belleza, sino el indeciso el que decide.Pero ?qui¨¦n es el indeciso? El indeciso es el que no tiene ni pu?etera idea de lo que quiere. El que no se entera de d¨®nde vive, el que no se acuerda bien de si la luz roja del sem¨¢foro es la que indica que hay que pararse o tirar Pa'lante. El que se tira media hora cuando tiene que introducir la ficha para salir de un aparcamiento, el que llega a una plaza y pasa la tarde dando vueltas porque no se acuerda de d¨®nde va, el gilorio, el pringao, el que cuando llegan las elecciones se siente protagonista y, por qu¨¦ no, quiere hacer sufrir a la autoridad esperando hasta el ¨²ltimo momento para hacer p¨²blica su decisi¨®n.
Yo no s¨¦ si la figura del indeciso es tan importante, pero los medios de comunicaci¨®n afirman que la victoria es de aquel que se hace con ellos. Es curioso que estemos condenados a vivir bajo el signo de una ideolog¨ªa impuesta por los que no tienen ninguna. Es como si los ateos decidieran cu¨¢l es la religi¨®n oficial.
La raz¨®n de la importancia del indeciso es que se somete al ciudadano a la presi¨®n del voto y se moraliza mucho en tomo a la abstenci¨®n. As¨ª se induce a votar a gente que no tiene el menor inter¨¦s en hacerlo. Se llega a decir que el que no vota no tiene derecho a quejarse, como si el abstencionista fuera m¨¢s responsable de la mala gesti¨®n de un gobierno que aquel que le ha puesto con su voto. ?Qu¨¦ morro!
Tambi¨¦n se dice que votar es un deber, como si entre las opciones de voto estuvieran todas las posibles. Aquellos que aceptan tal afirmaci¨®n deber¨ªan exigir la ampliaci¨®n de las opciones. Incluso, papeletas para los que est¨¢n en contra de las elecciones, y otras que expresaran simples opiniones. No debemos olvidar que hay ciudadanos que son buenos ciudadanos, que cumplen con las elementales normas de convivencia de forma escrupulosa y que, sin embargo, tienen mala opini¨®n de la clase pol¨ªtica en general. Para ellos, si es cierto que votar es un deber, deber¨ªan existir papeletas en las que pusiera, por ejemplo: "Me cago en los que se presentan". As¨ª se satisfar¨ªan dos necesidades al tiempo, la de cumplir con la obligaci¨®n votante y la de poder expresar la verdadera opini¨®n, ya que la autoridad tiene tanto inter¨¦s en conocerla. ?se, y no otro, deber¨ªa ser el sentido real de las elecciones. Por desgracia, se acaba votando de forma pol¨ªtica, es decir, por coyuntura, no tanto para que gane uno, sino para que no gane el otro. Al menos, esto, es lo que dice gran parte del personal.
Los que encargan las papeletas dir¨¢n que para poner esas cosas, que las escriba cada uno en su casa, pero entonces la diversidad del discurso hace que dichas opiniones no tengan representaci¨®n y sean consideradas papeletas nulas.
Esto es absurdo, injusto y, sobre todo, entra en contradicci¨®n con la afirmaci¨®n de que votar sea un deber. En todo caso, un derecho. Si no, estaremos llevando ante las urnas a personal que no quiere votar y a otros que no tienen ni idea de lo que quieren votar, a indecisos de los que cuando les preguntas la hora consultan su reloj y no saben exactamente qu¨¦ responder, y que, precisamente, son los que ponen y quitan gobiernos.
Claro est¨¢ que hay gente para todo. Los hay, incluso, que se levantan, se desplazan, consultan las listas para ver en qu¨¦ mesa les toca, guardan la cola, y todo para votar en blanco. Encantados de participar con su silencio, pero de participar en suma. Qu¨¦ solos deben de estar.
Bienaventurados los indecisos porque su capricho cambia el rumbo de los pueblos.
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