Desverguenza
Domecq / Parada, Jesul¨ªn, Rivera
Toros de Santiago Domecq, mal presentados, descastados e inv¨¢lidos. Jos¨¦ Luis Parada: ovaci¨®n en los dos. Jesul¨ªn de Ubrique: divisi¨®n de opiniones; una oreja. Francisco Rivera Ord¨®?ez: oreja; oreja. Plaza de toros de Sanl¨²car, 20 de mayo. Casi lleno.
Por lo que s¨¦ ve, en el mundo del toro no abunda la: verg¨¹enza; la torera, se entiende, que es la que se evidencia en los fraudulentos festejos que se organizan. Lo que est¨¢n haciendo los taurinos con la Fiesta no tiene nombre. Bueno, s¨ª lo tiene: poca verg¨¹enza. Y tienen la suerte de que el toro no habla, porque hay que ver el mal trato que recibe el pobre animal por parte de quienes pretenden y consiguen llev¨¢rselo calentito y cuanto antes a costa del p¨²blico; a costa, tambi¨¦n, de la Fiesta, que yace ya inv¨¢lida y moribunda, acosada y maltrecha a manos de muchos desalmados;El primero de la tarde sali¨® al ruedo borracho, qui¨¦n sabe si lesionado, enfermo o drogado. El sobrero fue un inv¨¢lido; el segundo, un becerro impresentable; muy flojo el tercero, y los tres ¨²ltimos, unos borrachos que hab¨ªan encontrado en un bar cercano a la plaza cantando despu¨¦s de una juerga. Con tales enemigos, el espect¨¢culo fue, como se supone, una verg¨¹enza.
Parada reapareci¨® tras su cogida en la feria de Sevilla, y estuvo sin estar, sin toros y con el ¨¢nimo cogido con alfileres.
Jesul¨ªn aguant¨® improperios mientras se afanaba con su primer becerro. Se empe?¨® en torearlo y recibi¨® un abucheo general. En el borracho quinto se mostr¨® pesado, porque los beodos son insoportables.
El tercero fue el ¨²nico que se movi¨® y bien lo aprovech¨® Rivera Ord¨®?ez, que volvi¨® a demostrar que viene dispuesto a arrasar. Posee un valor extraordinario y una pasmosa frialdad para pensar y crear en la cara del toro. La faena fue corta, pero variada y emocionante. En el sexto, que no se ten¨ªa en pie, se libr¨® de un pisot¨®n del borracho, lo que no es poca suerte. Con decisi¨®n y recursos fue capaz de cortarle una meritoria oreja.
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