La dif¨ªcil conquista de Paris
?Cuidado! Hay que decir "instituto" y no "institut", en franc¨¦s. Si no, resultar¨¢ imposible localizar el Instituto Cervantes de Par¨ªs. En el mejor de los casos, el servicio de informaci¨®n telef¨®nica responder¨¢: "No existen abonados con ese nombre", y en el peor: "El abonado solicitado figura en la lista roja, y France Telecom se ha comprometido a no comunicar estos n¨²meros". En cuanto a los espa?oles, dir¨¢n: "No sabemos". ?Explica una cosa la otra? A pesar de todos los esfuerzos de la valerosa infanter¨ªa cultural espa?ola, el Instituto parece tener dificultades para encontrar su sitio en suelo franc¨¦s, a pesar de que el espa?ol ocupa el segundo lugar (detr¨¢s del ingl¨¦s) entre los idiomas extranjeros en los colegios.De hecho, en su breve existencia, el Instituto ha conocido toda clase de vicisitudes que no han ayudado en nada a establecer su imagen. Poco despu¨¦s de abrirse, fue cerrado de nuevo debido a obr¨¢s de seguridad, y ha vuelto a abrir hace un a?o, sin publicidad, hasta el punto de que algunos hispan¨ªstas valerosos de la capital francesa todav¨ªa ignoran el hecho. Sin embargo, el Instituto existe. Es posible encontrarlo.
Basta acudir a uno de sus dos edificios unidos instalados entre el Sena y los Campos El¨ªseos. Por el lado del Sena est¨¢ la AB (La antiqu¨ªsima biblioteca) de 25.000 libros, situada en un magn¨ªfico inmuebl¨¦ del siglo XIX. Por el lado de los Campos El¨ªseos est¨¢n las llamadas actividades culturales, con un . auditori¨® y un espacio de exposiciones de arquitectura de paquebote, bajo una vidriera. Este ¨²ltimo est¨¢ reservado preferentenmente a la fotograf¨ªa (por cuestiones, pecuniar¨ªas).
En el primer piso se api?a una treintena de visitantes diarios, amantes de la literatura hisp¨¢nica o, m¨¢s prosaicamente, estudiantes de instituto que acuden a la peque?a sala de lectura de 16 plazas, felices por la ganga que representa esta biblioteca p¨²blica espa?ola como ninguna otra, en Par¨ªs... Pronto podr¨¢n incluso consultar la base de datos.
En el segundo piso se puede disfrutar, como en todos los centros culturales, del placer de conciertos, exposiciones, conferencias, etc¨¦tera, y por supuesto, de cursos de idioma. Algo menos de 10 profesores -todos espa?oles y adecuadamente titulados, nos recalcan- distribuyen sus conocimientos (a cambio de unas 75.000 pesetas, por 60 horas) a todos los que lo soliciten, principiantes o no, j¨®venes o mayores, estudiantes o directivos din¨¢micos en busca de un ascenso, o padres franceses de un hijo que se ha casado con una peruana a la que les gustar¨ªa entender. En total, son unos 350 alumnos... Enfrente, el Instituto Alem¨¢n re¨²ne, por algo menos de dinero, a 3.500 estudiantes atendidos por una treintena de profesores.
Babelia
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