?C¨®mo debe ser el IRPF en Espa?a?
?HAY QUE MODIFICAR EL IRPF? El impuesto sobre la renta centra estos d¨ªas la atenci¨®n de los ciudadanos, porque estamos ante el examen anual de la liquidaci¨®n del mismo y porque ha irrumpido en la campa?a electoral al conocerse la propuesta completa del Partido Popular. Casi veinte a?os despu¨¦s de su puesta en marcha, se plantea la posibilidad de modificar susutancialemente el IRPF. Las opiniones de Enrique Mart¨ªnez Robles, secretario de Estado de Hacienda, se contraponen a las de Jaime Garc¨ªa A?overos, catedr¨¢tico y ex ministro de Hacienda con UCD. Como contrapunto ofrecen su visi¨®n Jos¨¦ Victor Sevilla, inspirador de la reforma Ord¨®?ez, y Jos¨¦ Manuel Gonz¨¢lez-P¨¢ramo, tambi¨¦n catedr¨¢tico de Hacienda P¨²blica.
Las reflexiones sobre el futuro del impuesto sobre la renta de las personas f¨ªsicas en Espa?a tienen que tomar en consideraci¨®n el principio de rigor presupuestario. Este principio en la vertiente del ingreso significa que cualquier iniciativa en materia tributaria debe ser evaluada teniendo presente sus efectos en relaci¨®n al objetivo de reducci¨®n del d¨¦ficit contenido en el programa de convergencia.Tampoco puede olvidarse, a la hora de contemplar posibles modificaciones en el IRPF, el contexto de la presi¨®n fiscal global existente en nuestro pa¨ªs y en los dem¨¢s pa¨ªses europeos. En 1994, la presi¨®n fiscal en Espa?a se situ¨® en el 36% del PIB, lo que significa cinco puntos por debajo de la media europea. En realidad durante los ¨²ltimos 15 a?os la presi¨®n fiscal espa?ola siempre ha estado por debajo de la media de la Uni¨®n Europea. Es cierto que hasta 1989 la presi¨®n fiscal en Espa?a ha experimentado un notable avance, aunque este crecimiento ha sido necesario para la modernizaci¨®n de nuestro capital productivo y para avanzar hacia los niveles de bienestar social que disfrutaban los pa¨ªses de nuestro entorno. Sin embargo, en los ¨²ltimos cinco a?os, al contrario de lo que generalmente se dice, la presi¨®n fiscal en Espa?a ha permanecido pr¨¢cticamente estabilizada. A pesar de ello, el Gobierno se ha comprometido a no aumentar la presi¨®n fiscal individual, lo que supone renunciar a incrementos lineales de la misma y avanzar en la mejora del rendimiento de nuestro sistema fiscal por la v¨ªa de los efectos en la recaudaci¨®n de una econom¨ªa en crecimiento y de la lucha contra el fraude.
Si los objetivos actuales de pol¨ªtica econ¨®mica son contrarios, en general, a medidas fiscales que minoren la recaudaci¨®n, la aplicaci¨®n de estas medidas en el caso del impuesto sobre la renta ser¨ªan especialmente contraproducentes, ya que este tributo constituye el eje central de la imposici¨®n directa y la principal fuente de ingresos del Estado.
El dise?o actual del IRPF cumple los requisitos que cualquier sistema tributario moderno exige a un impuesto sobre la renta. La progresividad en el IRPF espa?ol se evidencia en el hecho de que en 1993 el 1% de los contribuyentes con rentas m¨¢s altas han aportado el 18% de la recaudaci¨®n del impuesto, mientras que el 25% de los declarantes con menores rendimientos han aportado el 1% de la cuota l¨ªquida del mismo. La generalidad se ha alcanzado por la constante incorporaci¨®n de nuevos contribuyentes desde la implantaci¨®n del impuesto, en 1993 se presentar¨¢n casi trece millones de declaraciones, lo que supone que en 1-5 a?os de vida del impuesto se han multiplicado por 2,5 las declaraciones presentadas.
Redistribuci¨®n
Pero probablemente lo m¨¢s relevante del IRPF actual es su car¨¢cter de instrumento esencial en la redistribuci¨®n de la renta. Este car¨¢cter se pone de manifiesto si observamos los tipos efectivos que corresponden a los distintos niveles de base imponible. En 1993, el tipo efectivo medio correspondiente a los casi trece millones de declarantes fue el 16,13%, pero aquellos cuya base imponible era inferior a un mill¨®n de pesetas tributaron a un tipo efectivo menor del 2%, los declarantes con bases menores a 1,5 millones lo hicieron a un tipo inferior al 6%, para bases imponibles entre 3 y 5 millones el tipo se eleva al 19%, para bases entre 5 y 10 millones el tipo es del 24% y a partir de ese tramo de renta los tipos efectivos oscilan entre el 39,5% y el 53% para bases superiores a 100 millones.
A pesar de esto, en la actualidad se alzan voces que piden la modificaci¨®n y simplificaci¨®n del impuesto. Resulta claro, sin embargo, que cuando la derecha pol¨ªtica, econ¨®mica y acad¨¦mica habla de la necesidad de simplificar el IRPF, lo que realmente est¨¢ pidiendo es una disminuci¨®n de los tipos en los tramos m¨¢s altos de renta. Esta petici¨®n se adorna normalmente con dos argumentos pretendidamente cient¨ªficos; la reducci¨®n de los tipos a las rentas m¨¢s altas va a producir, parad¨®jicamente, un aumento de la recaudaci¨®n fiscal y, sin m¨¢s, va a ablandar el coraz¨®n y afloiar el bolsillo de los contribuyentes y de niveles altos de renta que hoy defraudan el impuesto.
En esta l¨ªnea te¨®rica se sit¨²a la propuesta planteada por el Partido Popular de reducir los tipos para los niveles m¨¢s altos de renta. La aplicaci¨®n de este modelo supondr¨ªa una formidable p¨¦rdida de recaudaci¨®n, m¨¢s de 800.000 millones, afectando al objetivo de reducci¨®n del d¨¦ficit y, sobre todo, una notable p¨¦rdida de progresividad en el tributo, ya que las rentas superiores a 25 millones reducir¨ªan en media su gravamen en torno a los seis millones de pesetas, pero los tramos m¨¢s bajos de renta tan s¨®lo se favorecer¨ªan en unas 1.800 pesetas. Este panorama no se arreglar¨ªa con la iniciativa popular ¨²ltimamente desvelada de compensar la rebaja de la tarifa en el IRPF con la desaparici¨®n de las deducciones y desgravaciones, especialmente las deducciones correspondientes a las rentas del trabajo, ya que ello supondr¨ªa un serio obst¨¢culo en el camino emprendido desde principios de los ochenta hacia una distribuci¨®n m¨¢s justa de la renta.
Mejoras recientes
En mi opini¨®n, el futuro del 1 RPF debe orientarse hacia la mejora de determinados aspectos del impuesto y, en este sentido, algunas medidas tornadas recientemente por el Gobierno como la actualizaci¨®n y aumento de determinadas deducciones que afectan a las familias, la reforma en la deducci¨®n por doble imposici¨®n de los dividendos al objeto de neutralizar el doble gravamen que recae sobre los mismos, la simplificaci¨®n procedimental a trav¨¦s de un impreso abreviado, la adaptaci¨®n de la tarifa y las retenciones a la inflaci¨®n y, en un contexto m¨¢s general, las medidas contenidas en el plan de lucha contra el fraude, son ejemplos de actuaciones dirigidas a ayudar a las familias, favorecer la recuperaci¨®n econ¨®mica y estabilizar la presi¨®n fiscal individual sin renunciar a un mayor rendimiento del sistema tributario pero m¨¢s justo y mejor redistribuido entre los ciudadanos.
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