'De Bernab¨¦u... a Butrague?o'
Ram¨®n Mendoza y los aficionados hacen c¨¢balas sobre el futuro de la 'Quinta'
La foto se ha roto para siempre. Miguel Pardeza fue el primero en irse; Butrague?o y Mart¨ªn V¨¢zquez lo hacen ahora; siguen Sanchis y Michel. El estadio Santiago Bernab¨¦u se queda hu¨¦rfano sin la magia de los que han sido sus ¨ªdolos los ¨²ltimos 10 a?os. Ram¨®n Mendoza, algo m¨¢s que un presidente para ellos, imagina con humor que ser¨¢ del grupo. En sus c¨¢balas ve a Butrague?o en su sill¨®n y a Michel en el banquillo.
Las largas jornadas del adi¨®s a Butrague?o, repletas de actos y homenajes, les han vuelto a unir. La historia les reuni¨® a principio de los ochenta. Entonces eran j¨®venes y luchaban por abrirse camino. Di St¨¦fano se prend¨® de ellos y les dio su primera oportunidad. Han pasado 12 a?os. Han triunfado. Hoy son ricos, famosos, y sus nombres figuran entre los mejores futbolistas del mundo. Pero tambi¨¦n fueron objeto de cr¨ªticas. Sus elevados contratos y la estrecha relaci¨®n con Mendoza provocaron la pol¨¦mica a su alrededor. En el camino dejan una asignatura pendiente: la Copa de Europa.
"Rafa es la sorpresa, la creaci¨®n. Michel es... incre¨ªble. Sanchis, uno de los mejores defensas del mundo". As¨ª ve Butrague?o a sus compa?eros de grupo. En los ¨²ltimos d¨ªas, Emilio pas¨® horas y horas visionando las cintas de los partidos que han jugado juntos para confeccionar el v¨ªdeo Nace un mito. "He visto cosas que no recordaba, como los pases de Michel. Parec¨ªa que los trazaba con tiral¨ªneas. A Rafa haciendo cosas maravillosas. Es una pena que se vaya del Madrid". Y es que sus compa?eros de quinta son los mayores admiradores de Mart¨ªn V¨¢zquez, que ayer tambi¨¦n se march¨®. La suya fue una despedida con sordina. Un homenaje para ¨¦l, en el Madrid, es en estos momentos imposible.
Butrague?o es la correcci¨®n. Le gusta refugiarse en exceso en el silencio. "Estos d¨ªas lo he tenido yo que hablar todo" se queja entre bromas Mendoza, "¨¦ste [refir¨¦ndose a Butrague?o] se calla no vaya a ser que se le escape algo". Las palabras mito o leyenda le dan escalofr¨ªos a El Buitre. Pero sabe que, quiera o no, todo lo que hace y dice tiene una repercusi¨®n desmedida. El Madrid es igual a Butrague?o. Mendoza lo sabe: "Hace cinco o seis a?os estaba yo en Grecia y esperaba cola para ver un monumento. Uno de los conserjes, al descubrir que era espa?ol, me dijo: 'Espa?a, Butrague?o'. Entonces yo saqu¨¦ el carn¨¦ y le dije: 'Yo soy el presidente del Madrid'. Entr¨¦, claro est¨¢, sin pagar".
Mendoza gusta adivinar qu¨¦ ser¨¢ de ellos en el futuro. E imagina a Butrague?o sentado en su sill¨®n. "En cuanto me descuide", bromea, "me quita el sitio. Seguro que ver¨¢ el partido en el primer anfiteatro para poder saltar al palco en paraca¨ªdas". "Bernab¨¦u, De Carlos, Mendoza [los tres ¨²ltimos presidentes del club]... Butrague?o", rez¨® ayer una pancarta de los Ultra Sur. "Cuando eso ocurra, votar¨¦ al Buitre", dijo Mendoza. Emilio calla de nuevo. Eso s¨ª, se ofrece a ayudar en el futuro al club: "Le debo tanto...". Su licenciatura en Ciencias Empresariales avala su candidatura.
A Michel todos le suponen en el banquillo. Es el m¨¢s forofo del grupo. Para Michel, vivir sin el f¨²tbol le ser¨¢ imposible. En el club le temen. "Su dedicaci¨®n es tal que en m¨¢s de una ocasi¨®n ha bajado entre semana para hablar con el jardinero del Bernab¨¦u y explicarle c¨®mo debe cortar el c¨¦sped". Otra foto comienza a componerse.
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