?Un parado menos?

Amaneci¨® el d¨ªa como cualquier otro: el mismo sol, el mismo calor, la misma contaminaci¨®n y el mismo paro de siempre. March¨¦ a la calle como tantas ma?anas, aunque esta vez no para comprar el peri¨®dico de ofertas en el que poco o ning¨²n empleo encuentras (y si se encuentra algo van miles all¨ª donde a uno nunca le llaman), sino para sellar ese papelito que m¨¢s parece una condena que un control y que lo llaman tarjeta del paro. En la oficina del Inem -ir¨ªa ya hasta con los, ojos cerrados-, la misma mujer de siempre al pie del ordenador con una sonrisa resignada esperaba mi tarjeta. De pronto, al mirar el ordenador, me dijo que no estaba parado. Alegr¨ªa y estupor fue todo uno en mi cara. ?C¨®mo, no estoy parado y ni me he enterado?, pensaba, aunque contest¨¦ con un simple "?qu¨¦?".Aquello me sonaba a Laos.Dos meses atr¨¢s hab¨ªa estado trabajando en un empleo de corta duraci¨®n y ahora me enteraba de que la empresa a¨²n no me hab¨ªa dado de baja... Curioso, para el Inem y para el Gobierno era un parado menos, aunque se

conoce que por amoral arte, porque hac¨ªa ya 70 d¨ªas que no cobraba nada ni estaba vinculado a esa empresa o.. . ?tal vez s¨ª? Aquello segu¨ªa son¨¢ndome a Laos.

Me gan¨¦ la reprimenda de la empleada por el enorme esfuerzo de teclear de nuevo en su ordenador y me fui a casa con cara de tonto, ri¨¦ndome por no llorar.

Curiosidades de la vida, en el telediario de las tres de ese d¨ªa el Gobierno se?alaba que hab¨ªa bajado el paro en tantos miles de personas -a?adir¨ªa que sacando pecho, como de costumbre-. C¨®mo es obvio, sonre¨ª y apagu¨¦ el televisor, aquello segu¨ªa son¨¢ndome a Laos.-