Disparos contra el pianista
El vicepresidente Narc¨ªs Serra dispuesto a plegarse hasta el final a los designios de Felipe Gonz¨¢lez
"?Por qu¨¦ Felipe Gonz¨¢lez no ha dicho ni una palabra de la situaci¨®n de Narc¨ªs Serra y Juli¨¢n Garc¨ªa Vargas?". "?Por qu¨¦ no acepta las dimisiones del vicepresidente y del ministro de Defensa y acabamos de una vez con el horroroso linchamiento que est¨¢n sufriendo ambos?". ?stos eran los comentarios de algunos ministros a la salida de la reuni¨®n del Gabinete del pasado viernes. El esc¨¢ndalo del Cesid, al que acusan de efectuar escuchas telef¨®nicas a numerosas personas por orden del Gobierno, ha sido el golpe m¨¢s desestabilizador que han sufrido los socialistas. Para Garc¨ªa Vargas la situaci¨®n es insoportable. Es imposible seguir al frente de una instituci¨®n como las Fuerzas Armadas, donde la autoridad no debe tener fisuras y no puede ejercer a quien a puesto el cargo a diposici¨®n de sus superiores. En cambio, de Serra, que est¨¢ en el coraz¨®n de la tormenta, no se sabe nada. No trasmite sensaci¨®n alguna. Calla, parpadea, resiste y sigue su agenda, de trabajo. Sus colaboradores m¨¢s pr¨®ximos est¨¢n asombrados. "El martes 13, al d¨ªa siguiente de que estallara el esc¨¢ndalo de las escuchas del Cesid, Serra hab¨ªa llegado a las 9.30 a Madrid procedente de Colombia. Fue a su casa. Una ducha y a las 10.30 al despacho de nuevo, donde tuvo una reuni¨®n de dos horas con el ministro de Administraci¨®n Territorial, Jer¨®nimo Saavedra, sobre la ley de Gobierno", explica una fuente pr¨®xima a Presidencia. Sus amigos que no est¨¢n en pol¨ªtica se temen lo peor. "Har¨¢ una mala salida porque se plegar¨¢ hasta el final a los deseos de Gonz¨¢lez. Para ¨¦l lo importante es el presidente."Y entonces se suceden las preguntas: pero ?puede seguir mucho tiempo Gonz¨¢lez sin tomar una decisi¨®n?, ?puede funcionar un Gobierno as¨ª?. O m¨¢s directamente: ?puede prescindir Gonz¨¢lez de Serra?, ?qui¨¦n es Serra?
Ahora todo el mundo ha vuelto a pensar en Serra y a preguntar se por qu¨¦ todos los tiros van contra ¨¦l. Hay una imagen estereotipada del vicepresidente: un intrigante, un obseso de la informaci¨®n, sin carisma en el partido, mal parlamentario, la esfinge de las reuniones interministeriales que lo entorpece todo. Pero hay quien ya hace tiempo que escubri¨® que no existe ese, Serra del clich¨¦. Todo lo contrario. Para acabar con Gonz¨¢lez primero hay que neutralizar al vice, hay que matar al pianista, el hombre que lleva el peso del Gobierno.
Pero ?qu¨¦ hace Serra hoy? Ministros y secretarios de Estado coinciden: "Lleva el d¨ªa a d¨ªa del Gobierno. Preside, la comisi¨®n de subsecretarios todos los mi¨¦rcoles, la comisi¨®n delegada de asuntos econ¨®micos y la comisi¨®n de asuntos auton¨®micos, y asiste a los consejos de ministros. Es como el consejero delegado de la empresa. Despacha directamente con los ministros". Porque, aunque sorprenda, Gonz¨¢lez no se re¨²ne jam¨¢s a solas con sus ministros, excepto con un reducido n¨²mero de privilegiados: Guerra, Boyer, Solana, Solchaga, Romero, Solbes y pocos mas.
Gonz¨¢lez est¨¢ mas en los grandes asuntos, sobre todo con la cabeza en Europa, desempe?ando unas funciones mas parecidas a lass de un Mitterrand, y Serra ser¨ªa el primer ministro. Pero sus silencios clamorosos y su escasa habilidad en el pugilato dial¨¦ctico han oscurecido su papel.
Sin embargo, ¨¦sta no es su imagen. Hace pocas semanas, la ¨²ltima maldad que corr¨ªa por Madrid era que hasta los subsecretarios se le sub¨ªan a las barbas. Es cierto que hubo un incidente, pero los hechos ocurrieron al rev¨¦s. En un debate, un miembro de la comisi¨®n de subsecretarios le, espet¨®: "Discrepo". Serra,sin levantar la voz, le reconvino: "Pues m¨¢s le vale que en lugar de discrepar se ponga a trabajar en la l¨ªnea que le digo" Silencio y a otro asunto.
Asistentes a estas reuniones semanales aseguran que "de, esfinge nada". Serra promueve los debate, dice lo que piensa y se moja. Ha hecho un trabajo de coordinaci¨®n con los departamentos muy bueno", afirma un subsecretario. "Su problema es que siempre quiere dar otro repaso a los asuntos. Es de tempo lento y esto, con los, tiempos que corren, es fatal".
Estos d¨ªas, cuando m¨¢s se cierra el fuego alrededor de ¨¦l, sus amigos rebuscan en su biograf¨ªa para averiguar de. d¨®nde saca la fortaleza, su instinto de defensa, su sentido pragm¨¢tico de la pol¨ªtica: la familia, la lucha antifranquista y el estudio. La muerte de su padre, un abogado de la patronal textil, cuando Serra ten¨ªa 18 a?os, le marco en muchos sentidos. Su familia recibi¨® entonces el apoyo de su t¨ªo Narc¨ªs de Carreras, presidente del Bar?a y La Caixa -las dos instituciones civiles m¨¢s emblem¨¢ticas de Catalu?a- y albacea de Camb¨®.
Pero, nacido en 1943, sus inquietudes le comprometieron tambi¨¦n con los primeros brotes de la lucha antifranquista de los a?os sesenta en el FOC, equivalente catal¨¢n del Frente de Liberaci¨®n Popular. Una organizaci¨®n de izquierdas donde conflu¨ªan marxistas y cristianos que sent¨ªan una especial atracci¨®n por la revoluci¨®n cubana. All¨ª coincidi¨® con Miquel Roca, Pasqual Maragall y Xavier Rubert de Vent¨®s. Y despu¨¦s un par¨¦ntesis de dos a?os para hacerla tesis doctoral en la London School of Economics gracias a una beca de la OCDE.
Josep Tarradellas, primer presidente de la Generalitat, le nombra consejero de Obras P¨²blicas en 1977. Se convierte en un hijo pol¨ªtico predilecto. Tarradellas tuvo un gesto sublime que marcar¨ªa un estilo de hacer pol¨ªtica. Despu¨¦s de un encuentro con Su¨¢rez para negociar competencias de la naciente Generalitat que fue un fiasco, Tarradellas compareci¨® ante la, prensa diciendo que hab¨ªa sido un ¨¦xito. Serra ha sido un alumno aplicado de Tarradellas. Es la pol¨ªtica de la prudencia, de la discreci¨®n y del consenso que practic¨® como alcalde de Barcelona en 1979. Dos a?os despu¨¦s anuncia la candidatura de Barcelona para los Juegos Ol¨ªmpicos. Pero antes se hab¨ªa cuidado bien de pactar el proyecto con el presidente del Gobierno, Leopoldo Calvo Sotelo, y el de la Generalitat, Jordi Pujol.
Fue en el Ayuntamiento de Barcelona donde empez¨® su cruzada contra la corrupci¨®n del mundo financiero al descubrir el fraude del Consorcio de la Zona Franca perpetrado por Juan (le la osa, padre del despu¨¦s famoso financiero Javier de la Rosa Mart¨ª. De la Rosa padre fue condenado por un desfalco de 1.200 millones de pesetas. Sus socios fueron a la c¨¢rcel, pero ¨¦l logr¨® huir al extranjero. Javier de la Rosa consider¨® desde entonces a Serra como su mayor enemigo, frente a otros m¨¢s tolerantes. Por otra parte, Serra fue tambi¨¦n uno de los miembros de Gobierno que mostraron m¨¢s preocupaci¨®n por la situaci¨®n financiera de Banesto, por el da?o que pod¨ªa ocasionar al pa¨ªs. La vinculaci¨®n del financiero Mario Conde con el coronel Juan Alberto Perote, ex jefe de la Agrupaci¨®n Operativa del Cesid, ha abierto muchas sospechas sobre todo lo ocurrido.
?Por qu¨¦ Gonz¨¢lez le ha dado tanto poder? ?Sus m¨¦ritos? Como ministro de Defensa promovi¨® una profunda democratizaci¨®n de las Fuerzas Armadas con la participaci¨®n de los propios militares.
Cuando Serra lleg¨®, en diciembre de 1982, a¨²n estaba fresco el ruido de sables del 23 de febrero de 1981. Serra busc¨® aliados en las propias Fuerzas Armadas. "El ¨¦xit¨®", explica uno de sus colaboradores de entonces, "se debi¨® a no fue una reforma contra los militares, sino que la hicieron suya ellos mismos". El cambio m¨¢s significativo fue la ley de 1984 por la que el mando de las Fuerzas Armadas dej¨® de ser un poder aut¨®nomo y pas¨® a depender del presidente del Gobierno. Serra se gan¨® la confianza de destacados militares: los generales Francisco Vegillas -asesinado por ETA-, Jos¨¦ Mar¨ªa S¨¢enz de Tejada, Emilio Alonso Manglano, Ricardo Arozamena, Ram¨®n Fern¨¢ndez Sequeiros...
No todo fue un camino de rosas.Tuvo que hacer cesar al teniente general Fernando Soteras Casamayor y poner firmes a un oficial en visita de inspecci¨®n al Pa¨ªs Vasco. El militar le neg¨® el saludo en un pase de revista. Serra se detuvo delante de ¨¦l, lo mir¨® fijamente hasta que el oficial cedi¨®, le dio la mano y se cuadr¨®.
Desempe?¨® un papel definitivo para la incorporaci¨®n activa en la OTAN y fue quien en la pr¨¢ctica decidi¨® la fecha de las elecciones generales de 1993. Ha sido el principal valedor del giro dado a la pol¨ªtica econ¨®mica por Solbes y ha desempe?ado un papel crucial para lograr la alianza con CiU. Pero el esc¨¢ndalo de las escuchas del Cesid ha sido el asunto que m¨¢s ha ensuciado su imagen. El Gobierno habla de conspiraci¨®n; sin embargo, las escuchas est¨¢n ah¨ª
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