Francia sue?a con los Pirineos

Francia, junto a las potencias tradicionales del ciclismo -B¨¦lgica, Italia, Holanda-, podr¨ªa organizar un club de hu¨¦rfanos del Tour. Desde hace 10 a?os, desde el quinto Tour de Bernard Hinault, la Rep¨²blica no gana la carrera que cre¨®. La crisis se extendi¨®. Los mejores ciclistas del hex¨¢gono emigraron. Necesitan respirar. Es tanta la presi¨®n, tanta la necesidad de ganar un Tour, que nadie aguanta. Que el dinero es el ¨²nico atractivo para fomentar el regreso. Su principal figura, Jalabert, lidera un equipo extranjero, el ONCE, el lugar que le ha permitido exprearse y evolucionar.Se ha producido un curioso intercambio de personalidades. Antes, para los espa?oles, el Tour no empezaba hasta que se ve¨ªan en lontananza Alpes y Pirineos. Con Indur¨¢in en liza, todo espa?ol que se precie es un experto manejando el cron¨®metro y hasta han pasado al olvido las charlas sobre rampas y desniveles. La Francia de Hinault miraba desde?osa lo que no fuera arrasar. La Francia actual, la de Virenque, sue?a con los Pirineos. La de Jalabert, tambi¨¦n.

Cuando en las cr¨®nicas francesas se destaca el car¨¢cter luchador y abnegado de un corredor, su valent¨ªa y su rebeld¨ªa, es que no hablan de un ganador del Tour. Los adjetivos definen a Virenque, un hombre de monta?a y atacante, un amante de los grandes n¨²meros de cara a la galer¨ªa. Un provenzal, revelado el a?o pasado en los Pirineos, que es la mitad del ciclismo franc¨¦s.

La otra mitad -dejando de lado a un De las Cuevas, el hombre Tour por excelencia, pero problem¨¢tico y en baja forma-, es Jalabert. Un extra?o caso de evoluci¨®n. Tiene cuerpo de clasic¨®mano y alma de sprinter. Quiere que en su cabeza anide un cron¨®metro y que sus piernas se hagan de alambre para escalar. Y, ha logrado un poco de todo.

Damnificado con Nelissen en la ca¨ªda del pasado Tour, en su regreso Jalabert apunta al maillot verde de la regularidad. Un objetivo menor que no le impedir¨¢ brillar en las etapas de media monta?a.