Apolog¨ªa de las cabras
Tras el talante caprino de Albert Pla se agazapa un artista genial y riguroso. Con su pinta de enfant terrible, es incierto que pretenda'' soliviantar a los burgueses (aunque lo consigue magistralmente). Pla es un cicl¨®n del lirismo salvaje y espasm¨®dico., M¨¢s que animal de escenario, es una bestia histri¨®nica. Albert Pla supone Fonollosa, su nueva propuesta, es un derroche de talento arrebatado y cimarr¨®n, una filigrana de orfebrer¨ªa esc¨¦nica.El espect¨¢culo ronda la per-fecci¨®n, incluso el alucine. Se mueve por las tablas con absoluto dominio. Sus manos son una enciclopedia de gestos; su rostro, un diccionario de sentimientos; su cuerpo, un compendio de sensualidades. Ni Marif¨¦ de Triana en todo su esplendor se arrebujaba con tan sublime cinismo.
Albert Pla supone Fonollosa
Voz, guitarra y escenograf¨ªa: Albert Pla. Teatro Alfil. Madrid.
En esta ocasi¨®n, ha parasitado textos inquietantes del misterioso poeta catal¨¢n J. M. Fonollosa (1922-1991). Allan Poe podr¨ªa haber firmado cada machetazo; sir Thomas de Quincey, cada procacidad; Rimbaud, cada arrebato. Los prejuiciosos deber¨ªan abstenerse de catar la p¨®cima, porque les puede dar un s¨ªncope. Los timoratos corren el riesgo de no enterarse de nada. Para disfrutar de este artista es imprescindible un depurado sentido del humor y la belleza. Pla encandila a los malvados y pone en peligro la virtud de los santos. El resto de la gente se queda at¨®nita y pasa mucha risa, aunque a veces la carcajada es asesinada s¨²bitamente y muere con rictus s¨¢dico. Como broche de sus osad¨ªas, hace una versi¨®n delirante en castellano de Walk on Ihe wild side, la obra maestra de Lou Reed, patrono de los dionisiacos.
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