La lluvia pone un l¨ªder de paja

La experiencia televisiva de un Tour en horario prime time result¨® un fiasco. El destino jug¨® sus bazas y coloc¨® un l¨ªder de paja, el franc¨¦s Jacky Durand, un gregario sin pedigr¨ª en contrarreloj. El cron¨®metro real se detuvo mediada la tarde cuando este modesto corredor cruzaba la l¨ªnea de meta. A partir de ese momento, una tormenta descarg¨® agua y viento para modificar el curso de los acontecimientos. El clima dej¨® inh¨¢bil la jornada y convirti¨® a Durand en invencible: no valen las cuentas ni tiene sentido hacer algunos c¨¢lculos aproximados.El brit¨¢nico Boardman trat¨® de rebelarse contra los elementos y pag¨® cara su osad¨ªa: dio con sus huesos en el suelo, fue atropellado por un veh¨ªculo de su propio equipo y hubo de abandonar el Tour a los tres minutos de empezarlo [Boardrnan ser¨¢ operado de una doble fractura del tobillo izquierdo y de una fractura de la mu?eca derecha].

Indur¨¢in no pas¨® desapercibido. Suya fue una decisi¨®n notable, propia de los campeones, que ser¨¢ digna de comentario general. Indur¨¢in dijo no a la Espada, un prototipo fabricado a su medida. Dijo no a la rueda lenticular. Dijo no al manillar de triatleta. Dijo no a la cabra. Y dijo no al casco. Sonriente y relajado solicit¨® una bici convencional, cubri¨® su cabeza con una gorrilla y tramit¨® el asunto a la antigua usanza. Su actuaci¨®n no pas¨® desapercibida para nadie.

La meteorolog¨ªa condicion¨® casi toda la jornada. S¨®lo tuvo piedad con 50 corredores, aqu¨¦llos que tomaron la salida en la primera hora. Luego, descarg¨® agua y viento sin interrupci¨®n. Pronto hubo constancia de que las condiciones hab¨ªan cambiado tan radicalmente que atacar el liderato de Durand era cuesti¨®n delicada. Se hicieron c¨¢lculos apresurados: Durand ten¨ªa algo as¨ª como medio minuto de margen extra. Luchar contra el piso mojado planteaba tambi¨¦n adoptar una actitud muy arriesgada. S¨®lo Boardman, fiel hasta el suicidio a su condici¨®n de favorito, despreci¨® cualquier consejo.

El peligro condicion¨® el comportamiento de los favoritos, que corrieron con la mano atenta al freno. La carrera se convirti¨® en un s¨¢lvese quien pueda. Rominger hab¨ªa dicho horas antes que nunca se sabe cu¨¢ndo se gana un Tour, pero que es muy f¨¢cil perderlo en un d¨ªa. Se limit¨® a no arriesgar, como Zulle, como el propio Berzin, como desde luego Indur¨¢in. Pero entre ellos hubo una diferencia, un detalle que a nadie pas¨® desapercibido: la decisi¨®n del l¨ªder de correr con una simple bicicleta, tan convencional que llamaba la atenci¨®n y mov¨ªa al asombro. Actu¨® con la determinaci¨®n propia de los grandes campeones. Indur¨¢in ha calculado que el Tour no depende de un pu?ado de segundos, los que ahora le diferencian de Rominger (5) o Zulle (8). Indur¨¢in sabe mejor que nadie d¨®nde se cuece el Tour. Nunca, desde luego, en cualquiera de las siete curvas del circuito de Saint Brieuc.

Indur¨¢in termin¨® en el 35? puesto... pero sigue siendo el favorito incuestionable, la mejor explicaci¨®n de lo que fue la jornada de ayer. Quienes quer¨ªan buscar alg¨²n indicio en esta jornada, fracasaron, incluso si pretenden ahora mismo especular con el medio minuto que perdi¨® el ruso Berzin.