"Trabajar en Madrid es como vivir expuesto al mundo"
Hay un antrop¨®logo al frente de la Biblioteca Nacional Brit¨¢nica, un fil¨®logo en Praga y un doctor en Literatura Francesa en la Biblioteca P¨²blica de Nueva York. No pertenecen, al grupo de los gestores, sino al de quienes nutren los estantes. Nuestra Biblioteca Nacional tiene desde hace un a?o un director poeta, cr¨ªtico literario y traductor; fil¨®logo franc¨¦s y alem¨¢n. Velando por ocho millones de documentos est¨¢ Carlos Ortega (Valladolid, 1956) que en tiempos de estudiante frecuentaba las bibliotecas p¨²blicas madrile?as. La inform¨¢tica le est¨¢ mostrando que el saber ocupa cada vez menos lugar. Dirige esta semana en El Escorial el curso El papel de las bibliotecas en la sociedad.
Pregunta. ?C¨®mo ve el nombramiento de un poeta en la gesti¨®n de una biblioteca nacional?
Respuesta. Como un gesto entra?able.
P. La poes¨ªa y la traducci¨®n son tareas solitarias. ?Guardar una biblioteca tambi¨¦n?
R. Hasta ahora yo hac¨ªa la vida en un cuartito. Ha sido un cambio muy radical; desde que vivo y trabajo en Madrid me siento como si estuviera expuesto al mundo.
P. ?Contribuye a esa sensaci¨®n el estar entre, el paseo de Recoletos y la plaza de Col¨®n?
R. Algo de eso puede haber, pero no es tanto una presi¨®n f¨ªsica e inmediata, un roce de aceras, de apreturas en el metro, como la sensaci¨®n intelectual de estar siempre acompa?ado. Hasta cuando te encuentras solo en el despacho sabes que alguien te est¨¢ esperando, y eso desgasta mucho.
P. Ocho mil vol¨²menes en la Biblioteca Nacional ?sin problemas de espacio?
R. Tenemos un segundo dep¨®sito en Alcal¨¢ de Henares con tres silos enormes y seis millones de libros. Pero ahora que un CD-ROM puede contener la Enciclopedia Brit¨¢nica en tres mil¨ªmetros, este edificio del siglo XIX seguir¨¢ siendo ¨²til en el XXI.
P. ?Le gusta la zona?
R. Absolutamente.
P. ?Somos cuidadosos los madrile?os con los libros?
R. Supongo, aunque no tengo datos, que la mayor¨ªa de los usuarios son de Madrid, aunque especialmente en los periodos de vacaciones acuden muchos investigadores del resto de Espa?a y del extranjero. A veces alguien arranca una p¨¢gina, algo que yo considero un delito contra la sociedad propietaria de este patrimonio. En el ¨²ltimo a?o, la afluencia ha crecido en un 50%, a pesar de las normas de acceso bastante restringidas.
P. ?Visita usted las bibliotecas p¨²blicas?
R. Las utilizaba -cuando era estudiante.
P. ?Cu¨¢l es su estante favorito9
R. Ser¨ªa m¨¢s bien toda una secci¨®n, la de manuscritos incunables y raros. Nuestro tesoro.
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