Dos sacadores en la final

Pete Sampras y Boris Becker intentar¨¢n ofrecer en la final de hoy (Canal +, 15.00) un espect¨¢culo basado en la perfecci¨®n de sus servicios, sus restos y sus voleas. Ninguno de los dos se plantea un partido jugado desde el fondo de la pista, como hizo Agassi en las semifinales. Ambos poseen un servicio lo suficientemente r¨¢pido como para no ser devuelto. Y ah¨ª radicar¨¢ la estrategia del encuentro: en lograr el mayor n¨²mero de aces.

El juego dif¨ªcilmente se ver¨¢. Los puntos ser¨¢n cortos. La bola pasar¨¢ muy pocas veces por encima de la red. Se decidir¨¢n directamente con el saque, o en el segundo golpe, con el resto, o tal vez en la primera o la segunda volea. Como consecuencia, el margen de error permitido al ganador ser¨¢ muy escaso. Perder un saque supondr¨¢, probablemente, la p¨¦rdida de un set. Tanto Becker como Sampras sirven a velocidades que rondan los 200 kil¨®metros por hora.

Los dos tenistas ya han confesado lo importante que es para ellos la victoria. Becker pretende reeditar el ¨¦xito que logr¨® hace 10 a?os, en 1985, cuando gan¨® por primera vez. "En Alemania se habla de eso desde hace varias semanas", confiesa Boris, de 27 a?os. "Me ser¨¢ dif¨ªcil no pensar en ello". El alem¨¢n no juega una final del Grand Slam desde 1991, cuando perdi¨® la ¨²ltima de Wimbledon ante su compatriota Michael Stich. Sin embargo, disputar¨¢ por s¨¦ptima vez el t¨ªtulo en la catedral, donde ha ganado ya en tres ocasiones.

"Nadie debe subestimarme en Wimbledon", asegura Becker. Y Sampras coge el guante y responde que ambos se conocen perfectamente. "No habr¨¢ sorpresas, ni secretos", dice el norteamericano. "Estoy hambriento de t¨ªtulos. Quiero el tercero aqu¨ª", afirma el campe¨®n de los dos ¨²ltimos a?os, que no gana un Grand Slam desde hace justo un a?o.

"Hace 10 a?os", dice Becker, "hubiera sido incapaz de mantenerme en el fondo de la pista como lo hice ante Agassi. No ten¨ªa ni los golpes ni las piernas preparadas para hacerlo. Ahora tengo eso y mantengo la efectividad de mi servicio. Creo que he madurado". Un t¨ªtulo en Wimbledon, el cuarto, le devolver¨ªa a un estrellato que ha abandonado desde que en 1991 gan¨® el Open de Australia.