Un australiano, primer corneado los encierros
Shane Baiden, un australiano de 29 a?os, estaba al principio de la calle Estafeta, pero no a la derecha, sino a la izquierda, es decir, en el lugar de m¨¢ximo riesgo de todo el recorrido, porque all¨ª los toros derrapan en la curva y barren la acera. Baiden los vio venir, sali¨® corriendo tan despavorido como todos los inconscientes que all¨ª esperaban el paso de la manada, evit¨® como pudo a cuantos compa?eros ca¨ªan delante de ¨¦l, vio c¨®mo los toros le empezaban a pasar por su derecha, se peg¨® a la pared, not¨® un golpe en la espalda, se llev¨® la mano atr¨¢s y comprob¨® que estaba herido. Ni siquiera cay¨® al suelo. La cornada fue tan limpia como si se la hubiera causado una navaja. Era el primer corredor corneado en estos encierros.Los toros de Dolores Aguirre hac¨ªa 15 a?os que no corr¨ªan el encierro. Entonces no causaron ning¨²n percance, pero aquellas reses no tienen el m¨¢s m¨ªnimo parecido con las de ahora. Las de ahora, por ejemplo, son capaces de derribar cuatro veces a un caballo, de que les den la vuelta al ruedo por su bravura o de llevarse el premio a la mejor corrida. Y todo eso en Madrid, que es la plaza que con mayor dureza juzga a los ganaderos.
Dolores Aguirre, cuando se enter¨® de que su corrida para los sanfermines se iba a lidiar en domingo, llam¨® a la empresa y advirti¨®: %Pero no es en domingo cuando met¨¦is los toros que causan menos problemas en el encierro? Que sep¨¢is que los m¨ªos est¨¢n saliendo muy brutos, ya sabes, bravos y con mucha casta".
"Le ha rasgado"
Dolores Aguirre, como casi nadie, no advirti¨® el momento del percance. Vio el encierro por televisi¨®n, en el hotel, y fue en la repetici¨®n, tras saber por la radio que hab¨ªa un herido leve, cuando apreci¨® el detalle. En ese instante exclam¨®: "Ha sido un refilonazo, le ha rasgado". Mal lo pas¨® cuando muy poco antes corredor y toro resbalaron y el mozo qued¨® encunado entre las astas. Al verle salir, coment¨®: "?se est¨¢ muerto del susto". Parec¨ªa que hab¨ªa pasado lo peor, despu¨¦s tambi¨¦n de una carrera plena de incertidumbre por Santo, Domingo. "?Mira, mira, ese toro de la derecha!, ?qu¨¦ horror, qu¨¦ horror!", repet¨ªa al ver c¨®mo una de las reses derrotaba hacia cuantos mozos rebasaba.
Las ca¨ªdas rezagaron a dos toros. Uno de ellos se qued¨® solo al final del recorrido. Iba a entrar en la plaza y, de repente, se dio la vuelta, desafiando a cuantos corredores le segu¨ªan. Dolores Aguirre qued¨® sin habla. Se presagiaba la tragedia. Dos corredores quebraron el derrote y el toro se conform¨® con ello. Nadie volvi¨® a cogerle del rabo o tocarle los cuernos.
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