Descreimiento
SE HA extendido un descreimiento profundo entre los espa?oles. ?ste es posiblemente el diagn¨®stico m¨¢s claro que se desprende de los resultados del bar¨®metro estacional de Demoscopia que este peri¨®dico ha publicado entre ayer y hoy. Otros eran m¨¢s previsibles. El inexorable hundimiento. en la intenci¨®n de voto al PSOE y el crecimiento del apoyo electoral al PP vienen a corroborar tendencias ya conocidas. Est¨¢ ya claro que Felipe Gonz¨¢lez no s¨®lo no ha sabido revertir dichas tendencias, sino que las ha agudizado con algunas decisiones propias, -como la m¨ªnima remodel¨¢ci¨®n del Gobierno- y su gesti¨®n ante esc¨¢ndalos como el del Cesid.Debe de ser tr¨¢gico para un gobernante comprobar c¨®mo la sociedad ignora, minimiza o niega cualquier tendencia positiva bajo su gobierno y culpabili za por el contrario al propio presidente de todos los fen¨®menos negativos que se producen baj¨® su gesti¨®n. Pero jam¨¢s se parti¨® en democracia de la base de que el electorado tiene que ser justo. El electorado juzgar¨¢ a su mejor entender qui¨¦n y qu¨¦ le convence, y esto depende ante todo del grado de credibilidad de cada fuerza y de la capacidad de ¨¦stasde presentar y difundir sus posturas y opciones.
Ha aumentado (del 18 al 25%) la opini¨®n de los que piensan que lo peor de la crisis econ¨®mica en Espa?a ha pasado, y se reduce algo, de un abrumador 72% al 66.%, el porcentaje de los que consideran que no se ha tocado a¨²n fondo. Pero este leve reforzamiento del optimismo econ¨®mico en absoluto favorece ya al Gobierno y su partido. Se dispara la convicci¨®n (de un 25% a un 37%) de que el PP gobernar¨ªa mejor Espa?a que el PSOE. Y crecen las prisas porque se produzca de una vez y cuanto antes mejor dicho relevo: un 46%, frente al 41% en marzo y 36% en diciembre pasado, cree que las. elecciones anticipadas deben convocarse cuanto. antes sin esperar al t¨¦rmino de la presidencia espa?ola de la Uni¨®n. Europea, y s¨®lo un 30% cree ya conveniente o posible que la legislatura siga su ciclo de normalidad y se agote en 1997.
?Es resultado de la mera incapacidad del Gobierno y del PSOE, de la pujanza de la oposici¨®n -o de ambas a la vez- esta convicci¨®n tan generalizada de que el cambio es imprescindible y debe producirle cuanto antes? Lo m¨¢s preocupante de est¨¦ bar¨®metro, como de otros sondeos habidos, sigue estando en la incapacidad del Partido Popular de captar como firme intenci¨®n de voto a una gran parte del electorado que w las actuales circunstancias se niega a contemplar la posibilidad de votar a los socialistas. Cuando el PSOE se sit¨²a en tan s¨®lo un 14,7% de la intenci¨®n de voto, el PP, aunque suba, se sit¨²a en un 26,8%, que no deja de ser modesto en estos tiempos de m¨¢xima bonanza para sus propios postulados pol¨ªticos.
Dif¨ªcilmente un partido en oposici¨®n en una democracia se puede encontrar en mejor situaci¨®n que actualmente el Partido Popular para capitalizar en beneficio propio las debilidades y errores. del adversario. El PSOE est¨¢ dividido, sacudido por los esc¨¢ndalos y dirigido por un l¨ªder cuestionado por todos -a veces parecer¨ªa que incluso por s¨ª mismo-; Izquierda Unida s¨¦ perfila cada vez m¨¢s como una opci¨®n comunista, dirigida por ortodoxos que caminan en sentido contrario a la izquierda moderna en Europa; y los nacionalistas, a los que el PP disputa el espacio conservador en comunidades aut¨®nomas como Euskadi y Catalu?a, han sufrido con el PSOE el desgaste de compromisos de gobernabilidad.
Pese a todo ello, el PP sigue sin conquistar como votantes convencidos a amplios sectores del electorado. Y que cabalgando sobre tantas oleadasde benevolencia pol¨ªtica, su l¨ªder, Jose Mar¨ªa Aznar, supere tan s¨®lo por una d¨¦cima la popularidad de un Felipe Gonz¨¢lez que se encuentra en la peor situaci¨®n imaginable debe dar tambi¨¦n que pensar. Esto no quiere decir que, llegadas las elecciones, el deseo, de expulsar del, poder al PSOE no vaya a pesar m¨¢s que todas las reticencias a votar al PP. Pero s¨ª indica que, cuando el PSOE ha dinamitado. su credibilidad por desgaste y graves esc¨¢ndalos, el PP, con Aznar, no consigue ser una opci¨®n que ilusione y ponga fin al descreimiento de los espa?oles. Al menos por ahora.
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