Mariano, no corras
Rojas, el corredor m¨¢s joven del Tour, insiste en llegar hasta Par¨ªs
Manolo S¨¢iz se acerca a Mariano Rojas (22 a?os, natural de Cieza, Murcia) y no sabe si poner cara de enfado o darle un abrazo. Domingo por la noche, tras la contrarreloj.- Mariano, ?qu¨¦ te he dicho?-Que me mantenga en mis pulsaciones y en los ¨²ltimos 20 kil¨®metros acelerara si me encontraba bien.
- ?Entonces?...
- Pues eso he hecho.
- ?Pero t¨² has visto la contrarreloj que has hecho?
- He seguido tus instrucciones. Que yo me encuentro muy bien, de verdad, Manolo, mira como tengo las piernas.
- ?Est¨¢s seguro?
- Si, s¨ª, de verdad, es que Jalabert me ha dicho que tengo que acabar.
Mariano Rojas recibi¨® la orden de no emplearse a fondo en la contrarreloj. Ten¨ªa que aprovechar el d¨ªa para no hacer un gran esfuerzo. Deb¨ªa descansar. Manolo S¨¢iz, su director, le prohibi¨® entrenarse por la ma?ana y le dict¨® un plan de trabajo para la etapa: "Los primeros 34 kil¨®metros te mantienes en estas pulsaciones. Descansa. Luego, acelera si te notas bien". Y eso hizo el joven Mariano, que a sus 22 a?os reci¨¦n cumplidos (el pasado 12 de junio) se ha convertido en la mascota de la ONCE. Lo que- pas¨® fue que, a medio gas, Mariano acab¨® el 140 en la contrarreloj, a 4.34 minutos de Indur¨¢in, por delante de corredores tan ilustres como Jaskula, Chiappucci, Amstrong, Bernard o Bugno. Mariano no sab¨ªa lo que era una gran vuelta, pero las circunstancias le han llevado al Tour. A la d¨¦cima etapa llegaba entre los 15 primeros de la general cuando los planes de la ONCE eran los de retirarle de la carrera a la primera semana. Ayer perdi¨® 10 minutos tras intervenir en una escapada. ?Decidir¨¢ S¨¢iz enviarlo a Murcia hoy mismo?
Manolo S¨¢iz no acaba de sorprenderse con Mariano Rojas. "Tengo muy claro que el d¨ªa que le note un poco cascado le marido a casa, pero es que este muchacho lo resiste todo. No s¨®lo no se queja, es que le preguntas y te dice que va muy bien. No se, habr¨¢ que cortarle la cadena".
Rojas es una de las sorpresas espa?olas de este Tour. "Pase lo que pase, lo que ha hecho no hay quien se lo quite", dice su compa?ero Herminio D¨ªaz Zabala.
El chico ha cambiado en una semana. Ha pasado de no hablar nada a comportarse con m¨¢s naturalidad ante los periodistas."Yo voy a mi ritmo y hasta el momento no he tenido problemas. Sigo los consejos de mis compa?eros y trato de estar adelante mientras pueda". Mariano no sabe lo que es subir puertos de gran envergadura, porque su carrera profesional es muy breve. "Lo que s¨ª he notado en este Tour es que se sube muy r¨¢pido".
El corredor m¨¢s joven del Tour es el compa?ero de habitaci¨®n de Laurent Jalabert y ¨¦ste ha decidido ejercer de padrino. "No tiene miedo a nada. Convivo con ¨¦l y trato de transmitirle la pasi¨®n que yo siento por esta carrera. No est¨¢ asustado por ser un novato en el Tour y a m¨ª me recuerda mis primeros a?os en el ciclismo".
-Ustedest¨¢ empe?ado en que acabe. Le da consejos a diario.- S¨ª, trato de aconsejarle. Le digo, por ejemplo, que estos d¨ªas de monta?a levante el pie del pedal antes de llegar a su l¨ªmite. Si no lo hace, reventar¨¢ de verdad. Y que est¨¦ atento.
,- ?Realmente debe terminar el Tour?
- El chico tiene ganas de seguir y puede hacerlo. Estoy convencido de que puede terminar entre los 20 primeros. Ser¨ªa un error que no acabara.
La continuidad de Rojas se ha convertido en una patata caliente para Manolo S¨¢iz. Hay varias posibilidades al respecto: dejarle ir a su ritmo o tratar de ofrecerle alguna misi¨®n especial. "Le hemos dado libertad", confes¨® ayer Pablo Ant¨®n, manager del ONCE, "pero le dijimos que estuviera atento a las primeras escapadas".
Y eso hizo Mariano Rojas ayer. Meterse en una escapada, no se sabe bien con qu¨¦ utilidad. Lo cierto es que pag¨® ayer el esfuerzo y alcanz¨® la meta con algo m¨¢s de 10 minutos de retraso. Suposici¨®n en la general sigue siendo estimable dada su juventud -es el 21? a 23.52 del l¨ªder- y est¨¢ dentro del pron¨®stico de su padrino Jalabert. Pero, claro, habr¨¢ que ver que le dice hoy Manolo S¨¢iz, cuando tras un examen de su puls¨®metro, obre en consecuencia. Lo que es seguro es que Mariano pondr¨¢ cara de buen chico y contestar¨¢: "Yo quiero seguir Manolo. De verdad que estoy bien". Y Manolo no sabr¨¢ si mandarle para casa
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