Fidelidad, orgullo y soberbia

Hombre, de cuidada apariencia y rostro afilado, Rafael Vera, sorprendi¨® a principios y ajenos a principios de este a?o con un ins¨®lito llamamiento: "Estoy deseando que me metan en prisi¨®n", (ver EL PA?S del 26 de. enero). Aseguraba estar "tranquilo" posiblemente porque no imaginaba que tras dedicarse 11 a?os a combatir el terrorismo, iba a pasar casi cinco meses en una celda. Su pelo se tomaba m¨¢s canoso a medida que ve¨ªa estrecharse el cerco. En las, ¨²ltimas semanas en libertad se resisti¨® con u?as y dientes a declarar ante el juez.Lejos quedaban los tiempos en que estudi¨® Arquitectura T¨¦cnica y se diplom¨® en Marketing. Tambi¨¦n los que ejerci¨® como profesor de ?lgebra y C¨¢lculo y trabaj¨®,como aparejador en el Ayuntamiento de Madrid, don de naci¨® en 1945.La trayectoria pol¨ªtica de Vera empez¨® como director de la Seguridad del Ayuntamiento de Madrid. Fue Jos¨¦ Barrionuevo, entonces teniente de alcalde, quien le nombr¨¦ para el cargo. M¨¢s tarde fue delegado de Seguridad, puesto desde el que impuls¨® la coordinaci¨®n entre polic¨ªa local y estatal y que desempe?¨® hasta la llegada de los socialistas al Gobierno, central en diciembre de 1982, cuando se incorpor¨® al Ministerio del Interior con Barrionuevo. Con el tiempo se convertina en su mano derecha.Vera fue fiel colaborador de los ex ministros Barrionuevo y Jos¨¦ Luis Corcuera. Antes de convertirse en el m¨¢s alto responsable de Interior entre rejas, dej¨® claro que nadie podr¨ªa contar con ¨¦l para que implicara a sus superiores jer¨¢rquicos en la trama GAL..

Al d¨ªa siguiente de su encarcelamiento, ambos se lo agradecieron proclamando p¨²blicamente su inocencia y diciendo que era v¨ªctima de acusaciones falsas. Barrionuevo incluso acudi¨® a visitarle a la c¨¢rcel.

En Interior no s¨®lo encontr¨® amigos, tambi¨¦n algunos enemigos. Tras su entrada como director de la Seguridad del Estado tuvo una primera pugna con Carlos Sanju¨¢n, entonces subsecretario del ministerio, que acab¨¦ dimitiendo.

El paso de Vera a_la subsecretar¨ªa en febrero de 1984, donde se ocup¨® de las labores burocr¨¢ticas y legales del ministerio, y el de Juli¨¢n Sancrist¨®bal, encarcelado desde diciembre de 1994, a la Direcci¨®n de la Seguridad del Estado provocaron nuevas fricciones.

La disputa acab¨® con la destituci¨®n de Sancrist¨®bal y la creaci¨®n, en noviembre de 1986, de la Secretar¨ªa para la Seguridad del Estado siguiendo el modelo franc¨¦s. Vera ocup¨® el cargo y se afirm¨® definitivamente en su fulgurante carrera que acab¨® m¨¢s abruptamente de lo esperado.

Su orgullo le impidi¨® en diciembre del 1993, un mes antes de ser cesado, aceptar la consolaci¨®n que le ofrec¨ªa el Gobierno, en forma de embajada en Buenos Aires o Lisboa, para acelerar su salida del ministerio.De Rafael Vera se dice que es un pol¨ªtico m¨¢s que un polic¨ªa. Viaj¨® a Argel en marzo de 1989 para 'entrevistarse con Eugenio Etxebeste, que encabezaba la delegaci¨®n de ETA, en la que fue la negociaci¨®n m¨¢s importante entre representantes del Gobierno y la organizaci¨®n terrorista. Estaba en Interior cuando los GAL comenzaron a actuar, a finales de 1983, y cuando dejaron de hacerlo.

Responsable de administrar los fondos reservados por los que tanto le pregunt¨® Garz¨®n, sin obtener respuesta, cuando acudi¨® a declarar en el juicio contra los ex polic¨ªas Jos¨¦ Amedo y Michel Dom¨ªnguez. Es el ¨²nico dirigente de este departamento que como jefe o subordinado, coincidi¨®, entre diciembre de 1982 y enero de 1994 con todos los que se han visto salpicados por esc¨¢ndalos de guerra sucia y corrupci¨®n.

Vera es miembro del PSOE, que costea su defensa, desde 1979. Pertenece a la agrupaci¨®n de Chamart¨ªn, vivero de ministros y altos Cargos. Es una persona apreciada dentro de la familia socialista. Setenta y tres altos cargos y amigos le dieron, en un manifiesto p¨²blico, su apoyo pol¨ªtico y solidaridad nada m¨¢s ingresar en prisi¨®n.

En su juventud hab¨ªa pertenecido a la FUDE (Federaci¨®n Universitaria Democr¨¢tica Espa?ola) y tuvo vinculaciones con el PSP de Enrique Tierno.