La hora de la afirmaci¨®n
Muchas veces, al hablar o escribir de esos j¨®venes violentos pr¨®ximos a HB, mal llamados radicales, se se?ala que la mayor parte de la juventud vasca est¨¢ pr¨®xima a HB. Tambi¨¦n se afirma que a medida, que se avanza en edad la legitimaci¨®n justificaci¨®n de la violencia se hace menor, de tal suerte que los m¨¢s j¨®venes ser¨ªan los m¨¢s violentos. Esta visi¨®n de las cosas desenfoca aspectos centrales de la dimensi¨®n violenta de la realidad social vasca que se nos antoja bien distinta.Ciertamente, el perfil del electorado de FIB es m¨¢s joven que el de la mayor¨ªa de los dem¨¢s partidos pol¨ªticos, pero si analizamos lo que cabe denominar como voto negativo (partido pol¨ªtico al que nunca se votar¨ªa), HB se lleva n¨ªtidamente la palma: el 36% de los j¨®venes vascos entre 18 y 24 nunca le dar¨ªan su voto. A continuaci¨®n encontramos un 27% de j¨®venes que rechazan taxativamente dar su voto al PP. El a?o 1986 el voto negativo hacia HB era del 20%, y el de Alianza Popular del 61%. Esto significa, en primer lugar, que el rechazo hacia el Partido Popular ha disminuido de forma notoria, sin que ello quiera significar, en absoluto, que la juventud sea de derechas, como con demasiada ligereza se manifiesta. (Ni la juventud vasca ni la espa?ola, dicho sea entre par¨¦ntesis). Y, en segundo lugar, que el rechazo hacia HB por parte de la juventud es cada vez mayor, que la capacidad de influencia y contrcol sobre la juventud, tanto de HB como de Jarrai, organizaci¨®n para la juventud de KAS, es cada vez menor, fuera de su propio c¨ªrculo. En alguna ocasi¨®n he dicho que si bien la juventud. fue la cantera de, ETA, la propia juventud puede ser su sepultura.
Pero adem¨¢s, no son los m¨¢s j¨®venes los que en mayor grado legitiman o justifican la violencia. Un bot¨®n de muestra. Los "miembros de ETA" conforman el colectivo que concita el mayor n¨²mero de vascos, el 46%, a la hora de determinar el grupo que, en mayor grado, puede amenazar el orden social y pol¨ªtico del Pa¨ªs Vasco y Navarra. En segundo lugar, los "neonazis/ extremistas de derecha" con otro 38% de vascos. El resto de las opciones ("comunistas de l¨ªnea dura/ extremistas de izquierdas", "capitalistas", delincuentes etc¨¦tera) no llegan, en ning¨²n caso, al 5%. Que ETA sea m¨¢s rechazada que los colectivos neonazis y los extremistas de derecha es ya muy significativo, pero lo que hoy quiero resaltar es que entre los m¨¢s j¨®venes, los que tienen entre 18 y 24, el rechazo hacia ETA es a¨²n ligeramente superior al de la media poblacional. Por contra, entre los ciudadanos vascos que tienen edades comprendidas entre los 25 y los 34 a?os, no solamente encontramos un menor porcentaje que rechaze a ETA (35%) sino que se invierte la tendencia, y en esa franja de edad es en la condena a los neonazis donde se concentra el mayor n¨²mero de vascos (51%). Lo mismo sucede, aunque en proporciones no tan dispersas, en el corte de edad comprendido entre los 35 a 44 a?os.El amable lector que me haya seguido hasta aqu¨ª se preguntar¨¢ c¨®mo es posible que siendo esto as¨ª, que haya un mayoritario rechazo a ETA, tambi¨¦n en los m¨¢s j¨®venes, se est¨¦ produciendo, al mismo tiempo, un acrecentamiento de la violencia callejera, una indiferenciaci¨®n de esa misma violencia que ahora puede tener como objeto y objetivo cualquier ciudadano, aunque algunos tengan m¨¢s boletos en la fat¨ªdica quiniela: los polic¨ªas, sean o no de la Ertzaintza, los militares, los periodistas, los que llevamos el lazo azul, los que nos manifestamos en las convocatorias de Gesto por la Paz, los que tienen la desdicha de vivir encima de una entidad capitalista por excelencia (bancos y cajas de ahorros); en fin, los qu¨¦ "simplemente pasaban por all¨ª".Pues bien, mi hip¨®tesis es que los dos fen¨®menos son la cara y la cruz del la misma moneda.
Las personas de los organismos que conforman el MLNV (muchas veces son las mismas), hace tiempo que se, han dado cuenta de que est¨¢ perdiendo adeptos, de que la cantera se est¨¢ agotando (aunque a¨²n es importante, seamos l¨²cidos) y, sobre todo, que la calle ha dejado de ser suya, o, al menos, que encuentran resistencias cada vez mayores para controlarla. En un contexto m¨¢s amplio, el de la interrelaci¨®n entre las formas de lucha, los redactores de Oldartzen, el documento base del reciente proceso de reflexi¨®n de Herri Batasuna, y que resultar¨ªa aprobado por una inmensa mayor¨ªa, lo dicen expresamente: "El balance de nuestra presencia social es muy cr¨ªtico... nuestra presencia en la sociedad ha ido decreciendo" (punto 205 de Oldartzen). M¨¢s adelante, en el mismo documento, concluido el diagn¨®stico y a la hora de plantearse los medios de acci¨®n afirmar¨¢n (punto 359) que "en nuestra actividad pol¨ªtica siempre han existido huelgas de hambre, encarteladas, encerronas, impagos a Iberduero, apagones masivos, boicot a los productos franceses y otros muchos intentos que han servido para fortalecer posturas personales de modo permanente" (la cursiva es m¨ªa).
Al l¨ªmite, cabe pensar que para KAS, HB y dem¨¢s organismos del MLNV, m¨¢s all¨¢ de sus pronunciamientos, la.violencia se est¨¢ convirtiendo no en un medio, que estiman doloroso pero necesario y que se puede justificar en raz¨®n de unos fines, sino en un fin en s¨ª mismo que sirve para retroalimentar a sus propios militantes, al par que dejar constancia de su presencia y fuerza en la sociedad vasca. Pero, a partir de ah¨ª, si mi an¨¢lisis es correcto, la conclusi¨®n es, que HB y el MLNV han perdido la iniciativa. Act¨²an pol¨ªticamente en respuesta a las iniciativas y pronunciamientos de la gran mayor¨ªa de la sociedad vasca. Se tienen que manifestar justo a la misma hora y en el mismo sitio que los dem¨¢s, utilizando los mismos esl¨®ganes que la mayor¨ªa. Solamente les queda la iniciativa de la violencia. Su violencia es primaria y primera, y su ¨²nica chance es que el resto de la sociedad, o contingentes importantes de la misma, les responda con las mismas armas. Este es, en efecto, uno de los grandes riesgos . en nuestra sociedad vasca, que desgraciadamente estamos viendo surgir. El otro riesgo es el del amedrentamiento generalizado ante la ofensiva violenta de las personas del MLNV y que la gente decidiera quedarse en casa, con las cortinas echadas y la puerta cerrada.
Mi opini¨®n es que vivimos un momento cr¨ªtico. Es la hora de la afirmaci¨®n firme, tenaz, serena y pac¨ªfica de los principios democr¨¢ticos en la resoluci¨®n de los conflictos. Y los que nos decimos nacionalistas tenemos, si cabe, una responsabilidad a?adida: la obligaci¨®n hist¨®rica de gritar a los cuatro vientos que nacionalismo no equivale a violencia, y trabajar para que la idea nacionalista, como toda idea, s¨®lo se pueda legitimar en la voluntad popular, expresada libremente sin coacciones, amenazas y violencias. En ello va el futuro del nacionalismo y, lo que es m¨¢s importante, el futuro del pueblo vasco," Euskal Herria.
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