Salt¨® la sorpresa
Todo festival tiene su sesi¨®n estrella, esa que, por s¨ª sola justifica toda, la programaci¨®n. A veces puede preverse con facilidad, otras la sorpresa salta all¨ª donde menos se espera. Un poco de ambas cosas sucedi¨® en Vitoria:, la presencia de Linda Sharrock hab¨ªa despertado una cierta curiosidad, pero, en principio, nadie hubiera apostado por la sesi¨®n del viernes pensando que elevaria el certamen a la categor¨ªa de ensue?o.Sharrock llegaba como secundaria de lujo, a Redman se le promocionaba como la segura estrella del certamen Y Zawinul y era un sustituto apa?ado sin m¨¢s (inicialmente estaba anunciado Wayne Shorter, pero anul¨® su gira). Nada que ver con la realidad. Sharrock se erigi¨® en la gran sorpresa, Zawinul arras¨® con tino de los conciertos m¨¢s interesantes que han pasado por este festival en mucho tiempo, y al bueno de Redman simplemente le qued¨® el papel de estudiante apa?adito.
Linda Sharrock llegaba a Vitoria te¨®ricamente acompa?ada por su grupo y con la colaboraci¨®n especial de Wolfgang Puschning, pero el grupo se qued¨® atascado en el aeropuerto londinense. Posibilidad el concierto. Posibilidad dos: ha cerlo sin ellos. As¨ª que Sharrock y Puschning, valientes como Pocos, se decidieron por la segunda e invitaron a un viejo amigo, el percusionista de Zawinul, Arto Tuncboyacian a que les acompa?ara en una jam session que result¨¦ memorable.
Pasi¨®n sin l¨ªmites
La sugerente y bella voz de Sharrock se dej¨® acariciar y aguijonar al mismo tiempo por el saxo y la flauta de Puschning, quien se mostr¨® una vez m¨¢s como uno de los mejores y m¨¢s interesantes instrumentistas europeos, mientras Turicboyaciyan percut¨ªa sobre cualquier cosa (incluida la mesita que se trajo de su habitaci¨®n de hotel), creando un clima m¨¢gico en que los tres m¨²sicos desbordaban valent¨ªa, sensibilidad y capacidad de seducci¨®n. Sencillamente apasionante.
En Mendizorrotza, el pen¨²ltimo crack jazz¨ªstico (seguro que ya han salido 10 o 12 tras sus pasos), Joshua Redmn, se trajo los deberes retrasados y se pas¨® una buena parte del concierto practicando escalas, arriba y abajo, y el resto pregunt¨¢ndole al espejito m¨¢gico si alguien toca m¨¢s r¨¢pido que ¨¦l en la faz de la Tierra. Seguramente nadie toque ni tanto ni tan r¨¢pido, pero tampoco hace ninguna falta. Concierto largo, muy largo, y pesado,muy pesado. Una l¨¢stima.
Zawinul, en cambio, present¨® con su nuevo Sindicato una de las m¨²sicas m¨¢s apasionantes del panorama actual. Aut¨¦ntica fusi¨®n de fusiones, la propuesta del teclista vien¨¦s es apabullante de principio a final. Ritmos fricanos, magreb¨ªes, orientales y centroeuropeos se entremezclan con lo mejor del jazz-rock, un cierto toque de rock sinf¨®nico y miles de ideas pre?¨¢ndolo todo. Apabullante.
Adem¨¢s, en el nuevo Sindicato militan un abanico de m¨²sicos de gran categor¨ªa que en Vitoria se mostraron id¨®neos para llevar a buen puerto la proposici¨®n de aut¨¦ntica m¨²sica global del vien¨¦s: el guitarrista chileno-paquistan¨ª Fareed Haque, el percusionista armenio Arto Tuncbyaciyan, el bajista norteamericano Matthew Harrison (hijo del contrabajista de Coltrain Jim Harrison) y el percusionista franc¨¦s procedente de Costa de Martil Paco Sery (col¨ªder de Sixum). Un grupo t¨¦cnicamente aplastante para una m¨²sica vital y vitalista como pocas.
Babelia
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