Vigilen a este chico
Pedro Guerra es un seductor con pinta de ni?o sabio y dentudo: "Yo podr¨ªa ser Bugs Bunny por mis dientes", canta, en Dibujos animados. Su primer ¨¢lbum, Golosinas, es una filigrana de talento y sensibilidad al alcance de todos los p¨²blicos. En directo gana y fascina. Tiene un arrebatador dominio esc¨¦nico. Goza y hace gozar. Provoca sosiego y un cierto cosquilleo en las neuronas. Dosifica con maestr¨ªa la metaf¨ªsica, la po¨¦tica y la sensualidad.Sale a escena "casi desnudo, como los hijos de la mar": descalzo, guitarra, vaquero, gafitas tipo Lennon, camiseta con inscripci¨®n bogartiana: "Play it again, Sam".
Si no fuera mal interpretada la expresi¨®n, se podr¨ªa decir que canta con los pies, a los que saca un sorprendente partido durante todo el espect¨¢culo (dos horas y media). Es un canalla entra?able, un santo delicadamente dionis¨ªaco.
Pedro Guerra
Voz y guitarra, Pedro Guerra. Galileo Galilei. Madrid, 20 de julio.
La sala, abarrotada, en la que actu¨® dos d¨ªas" era una balsa de felicidad serena como un lago. Aromas de Beatles, Caetano Veloso, Djavan, Silvio Rodr¨ªguez, Fito P¨¢ez. Y soberbias canciones dirigidas a los rincones m¨¢s nobles del coraz¨®n: Peter Pan, Deseo, Contam¨ªname, Hechos de gente, Rap a duras penas, El marido de la peluquera...
Utop¨ªas
Todas ellas carecen de amargura, nos son pretenciosas y tienen algo aparentemente f¨¢cil, frescura, sencillez y utop¨ªa razonable: "No es bueno quedarse colgados de un sue?o / habr¨¢ que empujarlo llegado el momento", canta Pedro Guerra en Las gafas de Lennon. El flautista de Hamelin debiera nombrarle su asesor.Pedro Guerra demostr¨® el jueves en Galileo Galilei que los nuevos cantautores son eternos. Y, sin embargo, se mueven. Vigilen a este chico porque es una bomba.
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