?Estos franceses!
Un indio en Par¨ªs (Un indien a la Ville)
Director: Herv¨¦ Palud. Gui¨®n: H. Palud, Igor Aptekman, Thierry Lhermitte y Philippe Bruneau. Fotograf¨ªa: Pierre Loram. M¨²sica: Manu Katche, Geoffrey Oryema y Tonton David. Producci¨®n: Louis Becker para Ice Filins, TF1, Cana + Y Procirep, Francia, 1994. Int¨¦rpretes: Thierry Lhermitte, Ludwig Briand, Patrick Timsit, Miou-Miou, Arielle Dombasle. Estreno en Madrid: cines D¨²plex, Vaguada, Canciller, Paz, Rialto, Idel Multicines (VOS).
Como todo cr¨ªtico de cine, quien esto escribe se ve asaltado por la m¨¢s pavorosa de las dudas: el saber de qu¨¦ diablos se r¨ªen algunos mortales que comparten con ¨¦l butaca y proyecci¨®n. Cuando esas risas se producen en ciertas comedias francesas, la cosa llega ya al colmo, y m¨¢s a¨²n si se intenta dilucidar el por qu¨¦ ciertas pel¨ªculas francesas gustan tanto a los franceses. Ya le pas¨® con El gran azul y Los visitantes no nacieron ayer. Y le vuelve a pasar, aunque m¨¢s moderadamente, con Un indio en Par¨ªs.
La pel¨ªcula de marras parte de una situaci¨®n no ya absurda, sino directamente. rid¨ªcula: un exitoso agente de bolsa se desplaza a Venezuela para que su esposa, de la que lleva separado 14 a?os, le firme los papeles del divorcio. Una vez all¨ª, descubre que: a), su esposa vive en un lugar remot¨ªsimo; b) se ha convertido pr¨¢cticamente en una india, y e) es padre de un reto?o que tiene la edad de su separaci¨®n, que conoce la yuntura sexual por aquello de que los indios son precoces y que habla la lengua francesa a hachazo limpio. Creyendo que le hace una promesa para un futuro lejano, nuestro yuppie invita a su hijo a visitar Par¨ªs... s¨®lo para descubrir que la misma noche en que hace su promesa el ni?o pasa la ceremonia que le faculta a actuar como adulto, con lo cual ya tenemos al indio en disposici¨®n de hacer el ¨ªdem en la Ciudad Luz. Lo que sigue es completamente disparatado, aunque en ocasiones el humor se demuestre efectivo.
Caricatura sangrante
Un indio... echa mano de todo el arsenal previsible de situaciones jocosas sobre las diferencias culturales, se emplea a fondo en eso que tanto gusta a los humoristas franceses -y a los espa?oles-, la caricatura sangrante a costa del presunto car¨¢cter nacional de los extranjeros -aqu¨ª, unos ex rusos mafiosos que intentan blanquear dinero, pero que terminan comiendo dedos, y no es ninguna adivinanza-
Los actores est¨¢n todos acelerad¨ªsimos, igual que ocurr¨ªa con Los visitantes..., filme con el que comparte no s¨®lo el humor grueso, sino tambi¨¦n la previsibilidad, de sus situaciones; el director, Herv¨¦ Palud, no pasar¨¢ a los anales por la sutileza de su puesta en escena, por el juego inteligente de sus movimientos de c¨¢mara ni por la direcci¨®n competente de los actores. Pero poco importa, porque el filme es ya uno de los dos m¨¢s vistos en Francia, en n¨²meros absolutos. Lo dicho: hay veces en que uno no entiende nada de nada, oiga.
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