M¨¢s de 30.000 refugiados serbios huyen hacia Bosnia
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Antes de que se divisara el escudo ajedrezado de Croacia, los bombardeos masivos de la artiller¨ªa sobre Knin convencieron a unos 30.000 civiles serbios de la conveniencia d¨¦ emprender la huida hacia el vecino territorio (te Bosnia controlado por sus hermanos.El Ministerio de Defensa croata asegura que ha dejado dos rutas de evacuaci¨®n abiertas para permitir el ¨¦xodo en direcci¨®n a las ciudades de Dvor, en el norte, y Srb, en el sur. Los llamamientos de las emisoras de radio croatas para tranquilizar a la poblaci¨®n civil no han tenido eco. El miedo a las represalias es m¨¢s fuerte que las palabras tranquilizadoras.
Con una poblaci¨®n cercana a los 50.000 habitantes, serbios en un 80%, seg¨²n el censo de 1991, el ¨²ltimo elaborado bajo la direci¨®n de las autoridades de la antigua Yugoslavia, la capital de la Krajina puede muy bien haber duplicado su poblaci¨®n desde entonces ante el incesante flujo de refugiados llegados desde las l¨ªneas de enfrentamiento con el Ej¨¦rcito de Zagreb.
Adem¨¢s del valor emblem¨¢tico para una ofensiva rel¨¢mpago culminada en 36 horas, la captura de Knin supone el control de un importante nudo ferroviario y de carreteras en las comunicaciones entre la costa adri¨¢tica y los territorios del norte de Croacia. Knin tambi¨¦n simboliza para los croatas la monarquia medieval que desde hace un milenio es el legendario precedente de su independencia.
"Hemos visto los cuerpos de 16 civiles muertos, entre ellos mujeres y ni?os", aseguraba por tel¨¦fono Alun Roberts, portavoz de los cascos azules en Knin, tras la irrupci¨®n de las tropas croatas en el basti¨®n de la capital de la Krajina. Al igual que Ucrania, Krajina equivale a conf¨ªn en las lenguas eslavas. Los serbios llegados hace cientos de a?os a estas cumbres que separaban el imperio austroh¨²ngaro de los territorios otomanos deb¨ªan obediencia a la dinast¨ªa de los Habsburgo, en la lejana Viena, y siempre se negaron a reconocer la autoridad de Zagreb. Ayer, la bandera croata volvi¨® a ondear sobre el escarpado castillo del siglo XIII que corona Knin, y los serbios emprendieron la huida.
Quienes estuvieron recientemente en Knin recuerdan su car¨¢cter de ciudad sin ley, con milicianos armados por todas partes y un floreciente mercado negro de art¨ªculos de contrabando. Los observadores de la Uni¨®n Europea en la Krajina recuerdan los sucesivos robos a punta de Kal¨¢shnikov e incluso el secuestro de alguno de sus representantes.
Aunque todos los expertos cre¨ªan que Knin, encajonada entre valles y sierras y con un potente arsenal, era inexpugnable, la ense?a croata s¨®lo tard¨® 36 horas en llegar a la torre del homenaje de su castillo. En la ciudad donde estall¨® la revuelta secesionista de los serbios de Croacia y desde la que prendieron las primeras llamas en las que arde desde entonces la antigua Yugoslavia, nadie se esperaba que el Ej¨¦rcito de Zagreb fuera a llegar por la puerta trasera, tras un estrat¨¦gico avance por el frente occidental de Bosnia.
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