"Nunca quise ser una estrella, sino una actriz"
Tras 20 a?os ausente, Julie Christie, la actriz inglesa nacida en una plantaci¨®n en la India, vuelve al teatro con un drama de Harold Pinter, Old times. Escrito en 1971, la primera escena desenlaza la trama: un matrimonio de media edad -Kate, interpretada por Julie Christie, y Deoley, el marido, por el director Leigh Lawson- espera a la mejor amiga de la mujer, a la que no ha visto desde hace 20 a?os. Cuando llega, comienzan a rememorar los tiempos de cuando eran secretarias en Londres, pero la obra da un giro convirti¨¦ndose en una lucha entre el marido y la amiga por la mujer.No ha sido f¨¢cil convencerla para que abandonase su retiro en una granja de Gales, donde vive con un periodista de The Guardian, sin televisi¨®n y su Oscar por Darling recluido en alg¨²n lugar del ¨¢tico. No es que "sea una reclusa", afirma la actriz. "Imposible serlo cuando se han realizado 28 pel¨ªculas y se ha vivido en Los ?ngeles con Warren Beatty m¨¢s de siete a?os. Lo ¨²nico cierto es que no me gusta la ciudad; la encuentro como una prisi¨®n".
Julie Christie es una mujer cautelosa, amante de su intimidad, y aunque muy sociable, se cansa de los actos, "simple promoci¨®n y no los frecuento", pues en realidad asegura: "Nunca quise ser una estrella, sino una ¨¢ctriz", Christie, con el pelo corto, a sus 55 espl¨¦ndidos a?os, contin¨²a siendo una mujer bell¨ªsima, delgada, muy activa y amena conversadora. Cuenta poco de su pasado como actriz, pero a un ritmo vertiginoso habla de sus intereses por las causas humanitarias, del deterioro que vive el teatro o de su c¨®ctel preferido, la receta de Martini que preparaba Bu?uel. Desde hace unos a?os, la far¨¢ndula del espect¨¢culo le queda un tanto lejos, pero lo que m¨¢s le molesta es "la obsesi¨®n que se ha creado en tomo a las celebridades".
Su vuelta ha sido un gran desaf¨ªo, "a¨²n mayor por hacerlo en el teatro", explica, en el que tan s¨®lo en dos ocasiones consinti¨® actuar. Lo cierto es que su reaparici¨®n ha merecido la pena. Es m¨¢s, su presencia es el encanto y atractivo del teatro londinense de este verano. As¨ª, la que fuera a la vez el s¨ªmbolo sexual universal de los sesenta y hero¨ªna rom¨¢ntica del Doctor Zhivago act¨²a en el teatro Wyndham's hasta mediados de septiembre representando a Kate, un papel que parece perfecto para ella.
Su trabajo teatral se reduce a una actuaci¨®n con la Roy¨¢l Shakespeare Company antes de convertirse en la gran estrella del cine y a varias representaciones de El t¨ªo Vania en Broadway (Nueva York) hace ya dos d¨¦cadas. El teatro nunca le atrajo verdaderamente a pesar de que, tras saltar al estrellato, no le faltaban ofertas. "Era demasiado nerviosa para convertirme en actriz de teatro", recuerda. "Adem¨¢s ya es conocida mi terrible memoria. Mi extraordinaria mala memoria ha sido mi cruz; quiz¨¢ se debe a que soy ligeramente disl¨¦sica. Soy incapaz de recordar ni un solo n¨²mero ni una direcci¨®n. Tengo que apuntar todo". Sin embargo, esta vez decidi¨® aceptar. "A Harold Pinter lo conoc¨ªa cuando trabajamos en campa?as de solidaridad en Nicaragua en los ochenta. Las obras de Pinter siempre me gustaron por su gran sentido del humor: me hac¨ªan re¨ªr. La directora de la obra, la australiana Lindy Davies, es una gran amiga con quien hac¨ªa mucho tiempo deseaba trabajar. Nunca quise hacer teatro. Recient¨¦mente, quiza porque el teatro se ha vuelto muy comercial y las personas conocidas son un atractivo, he tenido muchas ofertas para realizar obras de teatro. Las rechaz¨¦ todas porque pensaba que era una manera de utilizar a los actores. Por otra parte, aunque estudi¨¦ drama al principio de m¨ª carrera, no tengo idea de las t¨¦cnicas necesarias. Finalmente acept¨¦ el papel en Old times porque Linda trabajar¨ªa conmigo; los di¨¢logos de Pinter son muy dif¨ªciles, pero con ella no se tiene que aprender el texto de memoria. Estudiamos a fondo el personaje y al final el texto me viene a la mente por s¨ª solo. No creo que pudiera trabajar en el teatro con nadie m¨¢s". Aunque parezca una farsa, Linda Davies ha conseguido que el p¨²blico se quede at¨®nito ante el largo mon¨®logo final de Christie.
Julie Christie contin¨²a siendo no s¨®lo una mujer de sensacional belleza, sino tan libre, independiente, radical, rebelde y vulnerable como la chica de 24 a?os que se puso a llorar cuando fue a recoger el Oscar en 1964. La carrera de Julie Christie han sido 30 a?os de cambios. Nacida en la India, en 1940, sus padres la mandaron a Londres a estudiar en un convento del que ser¨ªa expulsada por contar un chiste verde. Creo que es lo m¨¢s pat¨¦tico y cruel que se le puede hacer a un ni?o: es el hecho m¨¢s horroroso que recuero de mi vida". Estudi¨® drama e interpretaci¨®n en la escuela Central de Londres y no le fue dif¨ªcil adquirir su primer papel en Billy Liar, dirigida por Schlesinger. La famosa escena en la misma del encuentro con Donald Sutherland har¨ªa de la actriz un s¨ªmbolo sexual de los sesenta. "Hacer el amor delante de una c¨¢mara es algo muy duro", se?ala. "No hay tiempo para la l¨ªbido y en general, salvo excepciones, estar con alguien a quien no conoces no es estimulante. Aquella famosa escena con Sutherland fue un truco, un movimiento inteligente de la c¨¢mara". Le sigui¨® Darling, del mismo director, por la que consigui¨® el Oscar interpretando a Diane Scott, una mujer definida entonces de "moral dudosa", en a que encarnaba a una modelo vol¨¢til, mimada manipuladora, socialmente ambiciosa, que tras rechazar a muchos amantes, acaba desgraciada cas¨¢ndose con un pr¨ªncipe italiano. Su vida y el escenario se han mezclado sin quererlo y reconoce que "en Diane Scott habla de m¨ª, pero no era culpa m¨ªa".
Esos papeles de mujer liberal la definieron, pero fue interpretando a la encantadora Lara en el Doctor Zhivago, en 1965, cuando se convirti¨® en la cara de los sesenta" y se transform¨® en la eterna belleza inalcanzable, mezcla de embrujo y malestar personal. El Doctor Zhivago se rod¨® en Espa?a y a¨²n recuerda "el calor tan terrible que hac¨ªa. Ten¨ªa que llevar pieles en medio de una nieve que se hab¨ªa hecho con polvo de m¨¢rmol. Tuve que parar varias veces a punto de desmayarme. Dec¨ªa una frase y par¨¢bamos. No pod¨ªa pensar en nada m¨¢s".
A lo largo de su carrera reconoce haber tenido suerte al trabajar con grandes directores. De SchIesinger a David Lean, Truffaut, Losey, Ivory, Altman... "Cada uno fue una experiencia magn¨ªfica. Eran grandes maestros en los que ante todo pod¨ªa confiar. Para m¨ª, eso era muy importante porque s¨®lo he deseado dar lo mejor de m¨ª misma; de lo contrario, mucho de lo que haces se puede manipular y convertir en basura. A veces creo que mucho de mi trabajo en el cine ha sido escoria".
La d¨¦cada de los sesenta, su mejor ¨¦poca, la hizo famosa, como ella misma afirma, al ser "una mu?equita, pero independiente". Los setenta fueron los a?os de m¨¢s glamour, cuando se traslad¨® a Hollywood, tuvo numerosos amantes de los que el m¨¢s famoso fue Warren Beatty. Fue la pareja envidiada; filmaron varias pel¨ªculas, como El cielo puede esperar o Rojos, y de ¨¦l dice tener "un magn¨ªfico recuerdo". Juntos apoyaron al senador George MacGorven en su fracasada campa?a presidencial y as¨ª empez¨® a tomar la pol¨ªtica seriamente. Si hay algo que no soporta es el clich¨¦ de que "los actores de Hollywood deben de ser tontos".
Llegaron los ochenta y te trajeron fama de defensora de innumerables causas humanas. La pol¨ªtica se convirti¨® en el campo dominante. Es el lado rom¨¢ntico e idealista de Christie. Se levantaba para meterse en las cruzadas m¨¢s diversas: la crueldad sobre los animales, la venta de armas a Nicaragua o la desigualdad entre la sociedad con Ia conciencia de ser una mujer de clase privilegiada". Recientemente se manifest¨® contra las pruebas nucleares en el Pac¨ªfico y comenz¨® a tomar cursos de Biolog¨ªa en la universidad a distancia. "Pens¨¦ que pod¨ªa convertir mi cerebro en otro, pero la verdad es que no se cambia. Mi memo na es un desastre. Pero mi pasi¨®n por el medio ambiente y la naturaleza permanece intacta".
De lo que se ha dado cuenta es de que "actuar es lo ¨²nico que s¨¦ hacer". Y a?ade riendo: "Espero demostrar que todav¨ªa soy incre¨ªblemente sexy, a pesar de no haberme sometido a la cirug¨ªa. Me dar¨ªa mucha rabia que dijeran: 'Mira en lo que se ha convertido la gran belleza'. No soy mujer de tragedias".
Babelia
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