Los Lobos del Islam
?Qu¨¦ habr¨¢ sido de los Lobos del Islam, de esos muchachos que nos recibieron en enero en medio de la guerra y nos llevaron a las monta?as?, me preguntaba. A Mosc¨² hab¨ªan llegado noticias de que El¨ª Sult¨¢nov, el jefe de los Lobos, hab¨ªa muerto. Ahora, al volver a Shal¨ª, buscaba entre la multitud congregada en la plaza alguna cara conocida. De pronto, un hombre bajo, vestido con jeans y camiseta roja, se me acerca sonriendo. "Nos estamos reorganizando", me dice Rusl¨¢n. "Tratamos de meter a los nuestros en la polic¨ªa local".Pregunto a Rusl¨¢n por aquel muchacho fortach¨®n de 17 a?os, Visj¨¢n, un aut¨¦ntico Rambo checheno, que en enero nos dio una magn¨ªfica demostraci¨®n de arte marcial. "Por aqu¨ª anda. Ahora lo encontraremos. Lo hirieron gravemente, nunca cre¨ªamos que sobrevivir¨ªa", me dice Rusl¨¢n. En efecto, a los pocos minutos le veo sentado en el c¨¦sped, en un rinc¨®n de la plaza. Lleva gafas oscuras. Ha perdido la visi¨®n en un ojo. "Estoy recuper¨¢ndome. Tuve 16 heridas grandes y 20 peque?as", dice Visj¨¢n. Despu¨¦s de salir del hospital, un vecino le delat¨® y se lo llevaron a uno de los llamados puntos de filtraci¨®n. "Me pegaban todos los d¨ªas, incluso en las heridas. Estuve dos semanas, y despu¨¦s mi familia pag¨® para que me dejaran en libertad. Eramos cuatro, y exigieron ocho, millones de rublos, dos por cabeza", me cuenta Visj¨¢n, que espera formar parte del destacamento de autodefensa.
El¨ª no ha muerto. Lo veo recostado a lo largo del asiento trasero de un autom¨®vil que lleva la bandera chechena. De la pierna derecha le salen numerosos hierros. Una metralla le vol¨® parte de la mand¨ªbula y tendr¨¢ que hacerse la ciruj¨ªa pl¨¢stica. "?Ves? Ahora estamos librando otra batalla. Y este mitin es otro de nuestros triunfos. Hemos obligado a los rusos a negociar".
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