La verbena de un pueblo llamado Madrid
Los festejos castizos descubren una ciudad de andar por casa
Hay chotis, claro. Y chulapas, castas y susanas. Pero el distrito Centro ya no es como en los sainetes de Carlos Arniches y en las verbenas de San Cayetano, San Lorenzo y la Virgen de la Paloma puede que hasta el mismo Don Hilari¨®n se marque un mambo o un merengue. Los ritmos latinos tan en boga imperan en los bailables callejeros.
Con casticismo tradicional o sin ¨¦l, las fiestas agoste?as de Centro son lo m¨¢s parecido a la verbena de un pueblo y, entre guirnaldas y farolillos, parecen celebrarse en una peque?a villa y no en una urbe de tres millones de habitantes.
"?stas son las fiestas m¨¢s castizas", asegura un treinta?ero, con pantalones cortos, sandalias y pelo engominado, a un grupo de amigos con aspecto variopinto con los que toma un vino en la calle del Salitre. Afuera, el vecindario baila al comp¨¢s de una orquesta contratada para una de las verbenas de San Lorenzo. "Bueno, pero los toros tambi¨¦n son muy castizos", replica uno de sus acompa?antes. Se monta un peque?o guirigay sobre el casticismo, la ciudad y las fiestas que queda zanjado cuando todos deciden salir a la verbena. Algunas tradiciones se mantienen. Por ejemplo los puestos de altramuces, pepinillos gigantes y berenjenas. Tambi¨¦n los vendedores de globos. Aunque rinden tributo al merchandising. Del globito de colores se pas¨® a otro con protuberancias en forma de orejas, luego llegaron las tortugas Ninja y ahora los Power Rangers.
En las t¨®mbolas se han producido tambi¨¦n cambios. Ni perritos piloto ni chochonas. Junto a magnet¨®fonos que parecen ofrecer m¨¢s tonelaje que tecnolog¨ªa punta aparecen colgados, como ahorcados, el Rey Le¨®n y el osito polar que anuncia la Coca Cola.
Los puestos de artesan¨ªa muestran todo el cosmopolitismo del barrio con oferta de productos de numerosos pa¨ªses. Grupos de punkis montan tenderetes con un cart¨®n y varios hilos de colores en los que ofrecen a la concurrencia la posibilidad de lucir trencitas.
Modesta atracci¨®n
A pocos metros, dos hombres de avanzada edad se intentan buscar la vida con un peculiar invento que no requiere de grandes infraestructuras ni inversiones. Con tiza dibujan una raya en el suelo y colocan dos paquetes de tabaco. El intr¨ªngulis est¨¢ en chutar un bal¨®n de manera que en su trayectoria derribe las dos cajetillas. La tirada cuesta 200 pesetas. El premio, si uno triunfa, son 2.000. Un joven mira y remira la modesta atracci¨®n, parece que va a lanzarse a probarla, pero, al final, se lo piensa y se marcha ante la desesperaci¨®n del improvisado feriante.En la verbena triunfan los ritmos sabrosos y las sevillanas. El barrio ha experimentado un fuerte mestizaje en los ¨²ltimos anos que tambi¨¦n se deja sentir en las fiestas. En cuanto suenan los ritmos caribe?os se ve claro quien ha aprendido a bailar salsa en academias y quien en las calles de Santo Domingo o en Callao.
Unos bailan con las orquestas y otros permanecen sentados a la fresca en las terracitas que los bares sacan a la calle por estas fechas. Los jubilados de la zona, que son muchos, tienden m¨¢s a quedarse en el banquillo, aunque los hay muy airosos que danzan todos los pasodobles y chotis que hagan falta. Algunos, que no consiguen dormir con la algarab¨ªa callejera, se bajan al portal su sillita y desde all¨ª esperan que acabe la fiesta para conciliar el sue?o.
No existe un perfil de bail¨®n. Los ni?os, especialmente las ni?as, se arrancan por sevillanas o por lo que haga falta. Sus madres danzan entre ellas, en grupos de mujeres bastante dicharacheros, o tambi¨¦n con sus maridos. Junto a los verbeneros acicalados para la ocasi¨®n hay vecinos que se bajan de casa en camiseta con mensaje reivindicativo, bermudas y chancletas.
Los cantantes abordan distintos g¨¦neros musicales para contentar a todos los p¨²blicos. S¨®lo quedan hu¨¦rfanos los aficionados al heavy, al hardcore y a otros ritmos duros que, si quieren seguir sus preferencias, tienen que acercarse a los bares habituales y abandonar el festejo.
Estas fiestas agoste?as se estrenan en el parque de Cabestreros a comienzos de mes. Pero son m¨¢s concurridas cuando, por San Lorenzo, bajan al coraz¨®n de Lavapi¨¦s, a las calles de Argumosa y del Salitre. El c¨¦nit llega con La Paloma. Se multiplican las orquestas y las calles en danza; tambi¨¦n el p¨²blico y los puestos de gallinejas. En los ¨²ltimos d¨ªas resulta dif¨ªcil bailar sin llenar de pisotones al vecino.
Fiestas de San Cayetano, San Lorenzo y la Virgen de la Paloma. Quedan cuatro d¨ªas de verbenas de la Virgen de la Paloma que se celebran del 12 al 15 de agosto en la Carrera de San Francisco, la plaza de la Paja, las calles de Toledo y de La Paloma y de los Jardines de las Vistillas. Todas comienzan a las 23.30.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.