La aventura de Somosierra
El d¨ªa 26 de julio de 1995, a las 21.30, salimos un par de amigos, despu¨¦s de dejar el trabajo, camino de la sierra, y antes de llegar a la localidad serrana de Robregordo, torcimos a la derecha hasta llegar a Horcajo de la Sierra, all¨ª nos tomamos unas cervezas y dialogamos con el se?or alcalde y nos aconsej¨® que nos dirigi¨¦ramos a la localidad cercana de Horcajuelo de la Sierra.En Horcajuelo dialogamos con la Guardia Civil, ¨¦sta nos aconsej¨® dirigirnos por un camino forestal tierra arriba, como a unos 10 kil¨®metros, hasta tomar contacto con las mismas llamas del incendio de Somosierra. Una vez all¨ª pudimos comprobar que el incendio no era tanto incendio, que los lobos son menos lobos, y hay m¨¢s zarzales que lobos; y que lo ¨²nico que hace falta es cambiar la ¨¦tica socialista por la moral que ha existido siempre en la idiosincrasia del pueblo espa?ol.
El incendio iba bajando ladera abajo y con el aire en contra, y estas circunstancias a cualquier pastor serrano como yo le dicen que el fuego se apaga solo.
Y all¨ª hab¨ªa muchos hombres, muchos medios e incluso tres motos niveladoras; pese a la magnitud del incendio, todo era quietud, todo era esperar a que el fuego nos comiera los test¨ªculos.
Mi amigo y yo regresamos a las cinco de la ma?ana porque ten¨ªamos que incorporarnos a las seis de la ma?ana al trabajo, pero a m¨ª la indignaci¨®n me devora las entra?as.
Yo que me he criado en la sierra, en un pueblecito de Segovia, s¨¦ lo que cuesta que agarre un pino, y los a?os que hay que esperar para que crezca; para que luego unos cuantos desalmados los dejen quemar alegremente, quiz¨¢ m¨¢s preocupados en el cobro de la paga de julio o en la extra que se vaya a recibir por estar al pie del ca?¨®n a mil y pico metros de altura en una noche fr¨ªa de julio.-
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