Las vacas enviudan a las cinco
Las vacas enviudan a las cinco. Quiere decirse que a las cinco de la tarde, hora lorquiana, suena el clar¨ªn y las vacas empiezan a enviudar de seis en seis. Cuando hay corrida es como si las vacas tuvieran a los maridos en la guerra. Luego empieza a llegar el parte de bajas y lloran desconsoladas por el encinar. Peor es cuando se enteran de los detalles de la contienda. Si fue la que llaman de rejones, algunas querr¨ªan morirse, hay conatos de suicidio, a las que estan criando se les corta la leche.No es para menos: el vidrioso asunto de los rejones constituye una aut¨¦ntica burrada ya en su propio planteamiento. De entrada, a los maridos (maridos-toros, conviene precisar) hay que cortarles los cuernos. Por las buenas hay que cortarles los cuernos; o sea, con todo el morro -que dir¨ªa el poeta-, pues lo permite el reglamento.
Hern¨¢ndez / Cuatro rejoneadores
Toros desmochados para rejoneo de F¨¦lix Hern¨¢ndez Barrera.Joao Moura: rej¨®n baj¨ªsimo a la media vuelta y rueda de peones (ovaci¨®n y saludos). Gin¨¦s Cartagena: rej¨®n traser¨ªsimo, otro muy bajo, rueda de peones, rej¨®n trasero y rueda de peones (vuelta). Ferm¨ªn Boh¨®rquez: rej¨®n (oreja). Pablo Hermoso de Mendoza: cuatro pinchazos traser¨ªsimos y otro descordando (ovaci¨®n y saludos). Por colleras.- Moura-Boh¨®rquez: tres pinchazos muy bajos y rej¨®n trasero ca¨ªdo (vuelta por su cuenta). Cartagena, rej¨®n atravesad¨ªsimo muy bajo y Hermoso, pie a tierra, descabello (oreja). Plaza de Vista Alegre, 19 de agosto. 1? corrida de feria. Tres cuartos de entrada.
Una burrada reglamentada, evidentemente, al servicio de los intereses de unos cuantos. El argumento supremo para validar semejante tropel¨ªa es que un caballo vale mucho dinero y el cuerno ¨ªntegro podr¨ªa ocasionarle da?os irreparables. Mas no parece que sea motivo suficiente: con no dedicar el caballo al rejoneo, o si se destina a este ejercicio, torear con la t¨¦cnica debida, que incluya la salvaguarda de su integridad f¨ªsica, problema resuelto.
Claro que entonces no tendr¨ªan lugar esas cabalgadas, esas cabriolas, esos quiebros, esos sombrerazos sobre el testuz que se produjeron en la primera corrida de la feria de Bilbao -y en todas partes donde den la mal llamada corrida de rejones-, alrededor de unos toros en desventaja, incapaces de superar el galope de unos caballos selectos, mutilados, humillados y con un cabreo de los de no te menees.
Los toros eran la excusa para lucir doma y monta, y se llevaban en sus lomos unos zambombazos terribles. All¨¢ los hierros de castigo, all¨¢ las banderillas, all¨¢ unos rejonazos repulsivos por los costados. Ferm¨ªn Boh¨®rquez fue quien mat¨® m¨¢s decoroso y se llev¨® una oreja. Gin¨¦s Cartagena atraves¨® al sexto a la altura del segundo s¨®tano y la collera de la que formaba parte se llev¨® otra (luego la forma de matar nada ten¨ªa que ver con la concesi¨®n de trofeos). Moura liquid¨® al primero mech¨¢ndolo a la media vuelta. Pablo Hermoso de Mendoza clavaba traser¨ªsimo y acab¨® descordando al cuarto, que se desplom¨® desmadejado en la arena. Un horror.
Ahora bien, al p¨²blico le daba igual, aplaud¨ªa jubiloso, se sent¨ªa satisfecho con el brillante juego de los espl¨¦ndidos caballos. Hubo dos extraordinarios, ambos negros, uno de Moura, otro de Hermoso, cuyas evoluciones de pura sangre maravillaron a todo el mundo. Gin¨¦s Cartagena pon¨ªa a los suyos de manos y fue muy celebrado. A los toros, en cambio, que les fueran dando...
Los toros, torturados antes de la funci¨®n, acribillados en su transcurso, mor¨ªan uno a uno, doblaron seis y las vacas enviudaban a las cinco. Bueno, es una forma de decir: los toros -salvo los muy golfos, que se saltan los cercados para beneficiarse a una vecina- no padrean, no tienen contacto carnal, los mantienen virginales para que lleguen en plenitud a la lidia.
"Las vacas enviudan a las cinco" es, por tanto, una especie de chascarrillo, acaso met¨¢fora, ocurrencia de un servidor destinada a La Codorniz -aquella "revista m¨¢s audaz para el lector m¨¢s inteligente"-, y fue t¨ªtulo de una secci¨®n que mantuvo vinculada a su firma, semana a semana durante nueve a?os, se dice pronto. Pero los salteadores de caminos est¨¢n al acecho. Un conocido atracador de ideas ha robado el t¨ªtulo y lo utiliza con su firma encabezando secci¨®n taurina en determinados peri¨®dicos. Este vampiro, raptor de personajes, desvergonzado plagiario, ha cometido aqu¨ª su ¨²ltimo expolio.
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