Soborno
Acosado por la prensa sentada y por la judicatura peripat¨¦tica, el presidente Felipe Gonz¨¢lez no ha tenido m¨¢s remedio que comprarse la ONU. Mientras su contrincante previsible, el presidente de las bermudas, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, le daba sentido al verano contratando a Josep Maria Trias de Bes (Pujol ha dicho que Aznar se compr¨® un apellido, los catalanes mal intencionados afirman que ha fichado a Trias de Res, y res significa nada, aunque el propio interesado ha dicho que es como Laudrup) y hablando de nada con Duran Lleida (eso han dicho ellos mismos: hablaron de nada), el solitario de Do?ana us¨® la bober¨ªa estival para dar un golpe de efecto enviando a sus sicarios a la sede de las Naciones Unidas para comprar la voluntad de los funcionarios de esta organizaci¨®n corrupta y obligarles a poner a Espa?a en el noveno lugar del ranking de la calidad internacional de la vida. Alertada la prensa responsable de que esta prueba del nueve que ha pretendido superar el sospechoso de todas las sospechas era el producto de un soborno, la velada cr¨ªtica o el silencio m¨¢s ominoso han ca¨ªdo sobre el acontecimiento. As¨ª que, en lugar de mostrarnos felices porque al parecer ese ¨ªndice se?ala que Espa?a abandona por fin el 98 y ahora invierte m¨¢s en salud y en educaci¨®n, a los espa?oles se nos han subido los colores. Otra cosa hubiera sido que la ONU, obligada como est¨¢ a ser veraz con los datos, nos hubiera puesto en el lugar 34?, es decir, entre los equipos de Segunda B del mundo o, apurando mucho, en el 22?, como los equipos que ahora est¨¢n en la Primera Divisi¨®n de la Liga renovada. Cuando se conozcan en profundidad los datos de esta nueva maniobra de distracci¨®n nacional, el presidente Felipe Gonz¨¢lez, despu¨¦s de dimitir, va a tener que dar las explicaciones pertinentes ante Dios y ante la histeria.
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