Servicio P¨²blico
Servicio p¨²blico es expresi¨®n que, por el h¨¢bito, ha perdido su significado genuino; servicio quiere decir tanto como puesta a disposici¨®n de alguien, actitud de satisfacer los deseos o necesidades de otros, del servidor hacia el servido o se?or; y p¨²blico es la nota de generalidad, ausencia de discriminaci¨®n, disponibilidad para todos por igual.P¨²blico quiere decir tambi¨¦n que en la prestaci¨®n de ese servicio hay una responsabilidad del poder pol¨ªtico, que precisamente se hace cargo de lo que con ese servicio pueda acontecer, porque una de las razones de la existencia misma de la posici¨®n de supremac¨ªa es que garantiza la prestaci¨®n del servicio, para todos y en todo momento, mediante su intervenci¨®n directa o indirecta, o, al menos, con la oportuna regulaci¨®n.
Pero las posiciones monopol¨ªsticas de lo p¨²blico, monopol¨ªsticas porque son garant¨ªa para todos, conducen, insensiblemente, a actitudes de abuso, algunas de las cuales est¨¢n tan arraigadas que las tomamos como pertenecientes al ritmo c¨®smico, por ejemplo, de las estaciones del a?o.
Resultar¨ªa un poco chocante que se cerrara unos d¨ªas la estaci¨®n de ferrocarril o el aeropuerto, por vacaciones, o que s¨®lo funcionara, con personal reducido, para las "urgencias" o los "servicios m¨ªnimos", que nadie sabe bien lo que son. Pero no resulta tan chocante, aunque s¨ª francamente molesto, que haya que aguantarse el dolor de est¨®mago hasta septiembre, o que los hospitales p¨²blicos reduzcan la actividad en verano, sin que la autoridad competente haya tomado la misma precauci¨®n con los agentes de la enfermedad, bacterias, virus u otras acechanzas a nuestra salud. El abuso del monopolio, claro. Y no se trata de que el personal sanitario no goce de vacaciones, a la manera de modernos siervos de la gleba, tengo entendido que los empleados de Renfe las disfrutan, y todo el a?o los trenes siguen saliendo y entrando con puntualidad no influida por variaciones estacionales, o sea, vacacionales.
Es de observar que algunos servicios p¨²blicos que interesan al poder de manera muy especial no dejan de prestarse en momento algunci; no conozco cuarteles cerrados por vacaciones, o cuartelillos de la Guardia Civil; seguro que el Cesid no ceja en verano en su encomiable rastreo de ese espacio al que ninguna intimidad o secreto se debe confiar. Pero en numeros¨ªsimos servicios p¨²blicos la idea de servicio est¨¢ tan alejada de la realidad que los mismos ciudadanos se sorprender¨ªan si se pusieran a pensar que deb¨ªan estar recibiendo un servicio. Yo creo que, m¨¢s que un principio de organizaci¨®n del servicio basado en intereses corporativos de los efectivos prestadores, est¨¢ la falta de conciencia de lo que un servicio p¨²blico es, de la primac¨ªa del ciudadano que, no en vano, recibe la denominaci¨®n de "administrado", pasivo objeto de manejo m¨¢s que sujeto al que, de verdad, se sirve.Y no es cuesti¨®n de intereses de los traba adores. Es una concepci¨®n perversa de las relaciones entre ¨®rganos p¨²blicos y ciudadanos. Muy significativa es la antiqu¨ªsima y venerable instituci¨®n de las vacaciones judiciales; la justicia es el m¨¢s ancestral de los servicios monopolizados por el poder, y todos estamos de acuerdo en que as¨ª sea; pero, por lo visto, aunque los trenes tengan que salir a su hora incluso en agosto, la justicia puede esperar; quiz¨¢ no sea tan importante, el ciudadano debe ser paciente con las cosas serias, el reconocimiento del derecho no urge tanto; el espect¨¢culo de ver al Tribunal Supremo, por ejemplo, echando el cierre como los restaurantes de lujo es significativo, en su aceptaci¨®n general, de que la mentalidad de s¨²bdito no se pierde tan f¨¢cilmente. Ha sido necesario que se produzca la ins¨®lita posibilidad de que el presidente del Gobierno entre en la cateogr¨ªa poco grata de los justiciables penales para que se hayan "interrumpido" las vacaciones de unos magistrados; pero es una mala soluci¨®n: los magistrados tienen derecho a vacaciones, lo absurdo es que se interrumpa el fluir normal de los servicios judiciales, aunque el "justiciable" sea un pobre diablo.
Servicio p¨²blico, pero qu¨¦ humor hay, sin m¨¢s, en el lenguaje diario; es como lo de ministro, que viene de ministrare, servir. Y que quede claro; que todo el mundo se tome vacaciones, como los maquinistas de Renfe. Pero una cosa son los derechos sacrosantos del personal y otra los derechos de los ciudadanos.
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