Que tarde m¨¢s tonta
Vaya corrida m¨¢s tonta, vaya tarde perdida. ?No jugaban el Madrid y el Coru?a? ?No echaban buenas pel¨ªculas en los cines? ?No estaban abiertos los bares? ?No hab¨ªa culebrones en la televisi¨®n? ?No emanaban frescor los parques y jardines? ?No quedaban libros por leer, cuentas por echar, siestas por dormir? Y pues hab¨ªa de todo eso, adem¨¢s en abundancia, uno se preguntaba qu¨¦ hac¨ªa all¨ª, en la plaza de Bilbao, perdiendo tontamente la tarde para ver una extra?a funci¨®n que no se parec¨ªa a una corrida de toros ni por el forro.La anunciaron Miura -esa divisa legendaria, ese sin¨®nimo de emoci¨®n- y lo que sali¨® m¨¢s parec¨ªa sacado de la vaquer¨ªa del t¨ªo Merejo. Animalotes de 600 kilos, varios muy pr¨®ximos a los 700 y, sin embargo, se les miraba por los cuatro costados y no daban la sensaci¨®n de que fuera para tanto. Toros de 500 kilos han salido en esta feria que ten¨ªan m¨¢s trap¨ªo.
Miura / Fundi, S¨¢nchez,Valderrama
Toros de Eduardo Miura, con mucho peso, menos trap¨ªo y poca cara, inv¨¢lidos (uno devuelto por esto) y descastados. 5?, sobrero de La Quinta, terciado, manejable.Fundi: dos pinchazos hondos ca¨ªdos -aviso- y descabello (aplausos y tambi¨¦n pitos cuando saluda); bajonazo y rueda de peones (oreja). Sergio S¨¢nchez: bajonazo descarado y rueda de peones (ovaci¨®n y saludos); bajonazo, rueda insistente de peones -aviso con retraso- y cuatro descabellos (aplausos y tambi¨¦n pitos cuando saluda). Domingo Valderrama: media trasera, ruedas insistentes de peones que ahondan el estoque y descabello (aplausos y salida al tercio); pinchazo, estocada corta baja, rueda de peones -aviso con retraso- y dobla el toro (palmas). Plaza de Vista Alegre, 27 de agosto. 9? y ¨²ltima corrida de feria. Tres cuartos de entrada.
Luego, se ca¨ªan; con un puyazo o, a lo sumo, puyazo y medio, quedaban aseados; en lugar de embestir, topaban. Bien es verdad que los puyazos eran asesinos. Tampoco pod¨ªa extra?ar, porque el puyazo asesino se ha convertido en el canon exclusivo del tercio de varas, y los individuos del castore?o que tienen encomendado este trabajo sucio, lo ejecutan con indestructible lealtad al mando y ferocidad manifiesta.
La tarde era tan tonta que nadie realiz¨® ninguna suerte a derechas, ni se molest¨® en torear con un m¨ªnimo decoro. Amparados los diestros en la impunidad que presta un p¨²blico triunfalista incapaz de distinguir el toreo del trapazo, optaron por lo segundo. Pocas veces se habr¨¢ podido ver en una plaza de toros tanto trapazo. junto. Y lo bueno es que el p¨²blico aplaud¨ªa, y ped¨ªa m¨²sica, y la excelente banda municipal, que dirige el maestro Urbano Ruiz Laorden, amenizaba el traj¨ªn interpretando con su, habitual brillantez las escogidas piezas de su variado repertorio.
El trapaceo de Domingo Valderrama al sexto Miura lo ameniz¨® atacando Churumbeler¨ªas, pasodoble original donde los haya, y uno recordaba a Llapisera y el Empastre, que sol¨ªan tocarlo en sus sensacionales actuaciones. La banda del Empastre irrump¨ªa desfilando a su comp¨¢s, al frente Llapisera con sombrero de copa; daban concierto sentados muy forma litos en el centro del redondel, y en esto que soltaban por los chiqueros al becerro.
El becerro embest¨ªa a los m¨²sicos, revolcaba a varios de ellos, la trompeta de varas se le met¨ªa entre las piernas a su virtuoso tocador, uno perd¨ªa el saxof¨®n, a otro se le ca¨ªan los calzones, el bombo rodando por el redondel, regates, braceos, batacazos, gran confusi¨®n, en medio del griter¨ªo del p¨²blico. Pero el desesperado Llapisera corr¨ªa en persecuci¨®n de los m¨²sicos, los pon¨ªa en orden midi¨¦ndoles las costillas con su batuta, y volv¨ªan desfilando al comp¨¢s del pasodoble, sin hacer caso al becerro, que acababa rindi¨¦ndose y les miraba perplejo.
Eso s¨ª que era divertido, y no los puyazos asesinos o los trapazos a unos miuras gordinflones, que parec¨ªan criados en la cuadra del t¨ªo Merejo. Banderillazos tambi¨¦n hubo. Fundi y Sergio S¨¢nchez los ejecutaron en sus respectivos toros, que Dios les perdone. Afanosos ambos, sus ajetreos con la muleta fueron oleados y musicados que dec¨ªan los antiguos revisteros y a Fundi le obsequiaron una oreja. Domingo Valderrama, musicado y oleado igualmente, pretendi¨® alegrar la embestida del tercer Miura una empresa imposible, dada la invalidez del animal y al sexto resolvi¨® molerlo a trapazos tambi¨¦n.
En realidad los molidos ¨¦ramos todos. Cama y aspirinas por un tubo es lo que hace falta para reponerse de la feria de Bilbao y la tarde tonta de los miuras.
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