El Miura era S¨¢nchez
La expectaci¨®n eran los miuras, de los que se lidiaron cinco, y resultaron blandengues, mansurrones, acomodaticios, como si pertenecieran a un S¨¢nchez cualquiera. El sexto, en cambio, pertenec¨ªa a un tal S¨¢nchez, y por su seriedad y fiereza parec¨ªa Miura verdadero. Paradojas de la vida.
La tablilla lo anunci¨® novillo de B. S¨¢nchez, y nadie por el tendido sab¨ªa a ciencia cierta qu¨¦ ganader¨ªa era ¨¦sa. Todo el mundo especulaba pretendiendo deducir de su trap¨ªo y su temperamento la procedencia, y uno aventur¨®: "La B, ?no ser¨¢ de Bictorino?. Gran revuelo produjo la sugerencia, muchos se echaban las manos a la cabeza, alguien replic¨®: "?Qu¨¦ burrada, qu¨¦ incultura! Bictorino se apellida Mart¨ªn, no S¨¢nchez".
Miura / Ni?o de Bel¨¦n, Ort¨¦s, Manuel
Cinco novillos de Eduardo Miura, con peso, exageradamente gachos, blandos, manejables. 6? de B. S¨¢nchez, con trap¨ªo, bien armado, bronco.Ni?o de Bel¨¦n: estocada ladeada (oreja); estocada tendida trasera, rueda de peones y descabello (oreja). Regino Ort¨¦s: pinchazo perdiendo la muleta, pinchazo, estocada honda, rueda de peones -aviso con retraso- Y dobla el novillo (vuelta); tres pinchazos bajos -primer aviso con retraso-, pinchazo hondo, rueda de peones, dos pinchazos bajos -segundo aviso-, estocada ca¨ªda y cuatro descabellos; se le perdon¨® el tercer aviso (silencio). V¨ªctor Manuel: seis pinchazos, media delantera -primer aviso con retraso-, dos descabellos -segundo aviso con retraso- y descabello (silencio); seis pinchazos, estocada -aviso- y tres descabellos (pitos). Plaza de Arganda del Rey, 6 de septiembre. 3? corrida de feria. Lleno.
Cuajado, serio seg¨²n se ha dicho, aun¨® genio con mansedumbre y al novillero V¨ªctor Manuel le hizo pasar las de Ca¨ªn. Ni siquiera el varazo asesino que le propin¨® el individuo del castore?o persigui¨¦ndole por la diagonal del cuadril¨¢tero hasta dejarlo medio abierto en canal a la puerta de chiqueros, abati¨® su bronquedad. Incierto en el ¨²ltimo tercio, V¨ªctor Manuel empeor¨® su sentido traste¨¢ndole sin orden ni concierto y lo mat¨® a la ¨²ltima.
V¨ªctor Manuel fue muy desafortunado con su lote, pues el Miura tercero result¨® ser el ¨²nico problem¨¢tico del legendario hierro. Lo recibi¨® con una larga cambiada, ver¨®nicas de buena factura, y en el turno de muleta no pudo lucirse a pesar de su pundonoroso empe?o, ya que el novillo topaba, en lugar de embestir como Dios manda.
No es que tuviera maldad el Miura mansurr¨®n; es que atufaba a morucho. Los cuatro restantes iban por el mismo camino aunque en direcci¨®n contraria. A los cuatro restantes les ponen el hierro de un tal S¨¢nchez antes de que apareciera el S¨¢nchez leg¨ªtimo pidiendo guerra, y a la afici¨®n no le hubiera extra?ado nada su apacible sumisi¨®n. Grandecitos, con unas astas mochas que apuntaban al santo suelo, soportaron arrepuchados una varita por cabeza, se cayeron alguna vez, esperaron en banderillas m¨¢s por vagancia cong¨¦nita que por estrategia defensiva, tomaron mansamente los enga?os, murieron cuando les lleg¨® la hora.
Hubo la impresi¨®n generalizada de que a los de Regino Ort¨¦s la hora no les iba a llegar nunca. Este diestro se pon¨ªa a pinchar ech¨¢ndose fuera, pasaba el tiempo y no le echaron al corral, su segundo novillo porque el presidente demor¨® los avisos. La desastrosa forma de matar le desbarat¨® el triunfo que le habr¨ªan valido sendas faenas largu¨ªsimas, escasamente inspiradas, reiterativas, aburridas tambi¨¦n, voluntariosas sin duda, y ya es sabido cu¨¢nto agradecen los p¨²blicos que los toreros trabajen a destajo.
Ni?o de Bel¨¦n no trabaj¨® menos pero lo hizo con variedad y alegr¨ªa, dio pases de todas las marcas que ha engendrado el toreo moderno, a?adi¨® unos toques tremendistas, se jale¨® a s¨ª mismo, aprovech¨® la f¨¢cil manejabilidad de los miuritas gachos y cort¨® dos orejas. Todo lo cual sucedi¨® por su buen oficio y porque le correspondieron miuras; paradojas de la vida. Si llega a ser uno de B. S¨¢nchez, no se sabe lo que hubiera podido pasar.
Babelia
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