El compromiso de Francia por la paz
Las decisiones a tomar en el ¨¢mbito de la estrategia nuclear son decisiones dif¨ªciles. Siempre ha sido as¨ª. En la actualidad descansan en un contexto marcado por nuevos retos, as¨ª como por nuevas amenazas para la estabilidad estrat¨¦gica, por la no proliferaci¨®n de armas de destrucci¨®n masiva, por los equilibrios mundiales.En este nuevo contexto, el Gobierno franc¨¦s ha realizado una pol¨ªtica orientada a dos objetivos: mantener la credibilidad de la disuasi¨®n nacional, que constituye la clave de la seguridad de Francia; contribuir, conforme a nuestras responsabilidades de miembro del Consejo de Seguridad de la ONU y de Estado dotado del arma nuclear reconocido por el Tratado de No Proliferaci¨®n (TNP) de armas nucleares, a la acci¨®n de la comunidad internacional contra la proliferaci¨®n de armas nucleares. Sobre este ¨²ltimo punto desear¨ªa recordar que Francia, como presidente de la Uni¨®n Europea y a t¨ªtulo nacional, desempe?¨® un papel significativo, que nadie puede negar, en el ¨¦xito de la conferencia de examen y de pr¨®rroga del TNP que se celebr¨® en Nueva York del 17 de abril al 12 de mayo de 1995.
?De qu¨¦ forma ha contribuido Francia al ¨¦xito de la conferencia de Nueva York?, Desear¨ªa dar un solo ejemplo: en materia de desarme nuclear, Francia ha procedido entre 1991 y 1995 a una reducci¨®n unilateral del 15% en el n¨²mero de sus armas nucleares desplegadas. Teniendo en cuenta el car¨¢cter m¨ªnimo de sus capacidades de disuasi¨®n, se trata de un esfuerzo muy importante. Paralelamente a las reducciones convenidas bilateralmente por Estados Unidos y Rusia, es un hecho que las reducciones de Francia, as¨ª como las de Gran Breta?a, han favorecido la decisi¨®n adoptada el 11 de mayo de 1995 en Nueva York de prorrogar por una duraci¨®n ilimitada el TNP y, por tanto, de reforzar la norma internacional de la no proliferaci¨®n.
El 11 de mayo de 1995, los Estados parte en el TNP -es decir, 178 Estados, esto es, la casi totalidad de la comunidad internacional-, adem¨¢s de la pr¨®rroga indefinida del tratado, adoptaron cierto n¨²mero de compromisos en el ¨¢mbito de la no proliferaci¨®n y del desarme nuclear. En particular se fijaron como objetivo conseguir la conclusi¨®n de un cese total de los ensa yos nucleares (TPTP) antes de finales de 1996. Los resultados de la conferencia de Nueva York sobre el TNP han constituido un factor determinante en la decision anunciada el 13 de junio por el nuevo presi dente, Jacques Chirac, de proceder a una ¨²ltima serie limitada de pruebas nucleares. ?Por qu¨¦? Esencialmente por tres razones.
En primer lugar, Francia ha dado su palabra de que nos incorporaremos a la conclusi¨®n. del TPTP en el Dlazo fijado por la comunidad internacional. El 13 de junio, el presidente de la Rep¨²blica reafirm¨® solemnemente este compromiso. Hacemos todo lo posible para alcanzar este objetivo. Continuaremos participando activamente en la negociaci¨®n, actualmente en curso en la conferencia de desarme de Ginebra, del tratado de prohibici¨®n completa de pruebas. Acabamos de demostrarlo tambi¨¦n mediante la iniciativa que tomamos el 10 de agosto sobre la importante cuesti¨®n de la disposici¨®n del futuro tratado relativa al alcance de la prohibici¨®n. Entendemos que se tratar¨¢ de una prohibici¨®n completa de las pruebas. Tambi¨¦n trabajamos para alcanzar un tratado universal e intemacionalmente verificable.
En segundo lugar, esta elecci¨®n esencial implicaba la reanudaci¨®n limitada de las pruebas nucleares. En este sentido, la decisi¨®n a tomar por el presidente Chirac era dif¨ªcil y exig¨ªa valent¨ªa; puesto que no controlamos la t¨¦cnica denominada de "simulaci¨®n", eran necesar¨ªas ciertas pruebas complementarias para que Francia pudiera abandonar, definitivamente, sus pruebas nucleares; sin esta ¨²ltima serie de pruebas, no pod¨ªa firmar de forma cre¨ªble el TPTP en 1996; sin embargo, como se ha comprobado, este objetivo constituye uno de los elementos esenciales del programa de acci¨®n de la comunidad internacional para reforzar la no proliferaci¨®n. La decisi¨®n tomada por el presidente Chirac han sido dif¨ªcil, pero no pod¨ªa ser pospuesta.
En tercer lugar, uno de los compromisos asumidos por los Estados dotados del arma nuclear en las decisiones de Nueva York el 11 de mayo era Ia mayor contenci¨®n" en materia de pruebas nucleares a la espera de la entrada en vigor del TPTP. La decisi¨®n francesa obedece rigurosamente a este imperativo. La campa?a que comienza en septiembre ser¨¢ la ¨²ltima. Es limitada en el tiempo. No comporta m¨¢s que un n¨²mero reducido de pruebas. Tiene como objetivo garantizar la seguridad y la fiabilidad de nuestras armas y acceder a la t¨¦cnica de la simulaci¨®n, y no, como se nos acusa normalmente, probar nuevos tipos de armas. Est¨¢ en perfecta conformidad con los compromisos internacionales de Francia, ya que la decisi¨®n del 11 de mayo solicita Ia mayor contenci¨®n" y no la "suspensi¨®n" de las pruebas a la espera de la entrada en vigor del TPTP. En otras palabras, quienes acusan a Francia de debilitar la lucha contra la proliferaci¨®n de armas nucleares le hacen un juicio err¨®neo: el car¨¢cter limitado, de la ¨²ltima campa?a de pruebas francesas prohibe toda explotaci¨®n por parte de potenciales proliferadores. El objetivo de esta ¨²ltima campana es el de permitirnos "firmar sin reservas" el TPTP en 1996, como lo declar¨® el presidente Chirac. El objetivo de la conclusi¨®n del TPTP en 1996 es esencial para reforzar el dispositivo de la comunidad intemacional contra la proliferaci¨®n de armas nucleares. En estas condiciones, ?cu¨¢les son las razones por las que corrientes pol¨ªticas o pa¨ªses importantes critican a Francia? Existen sin duda malentendidos, que yo he intentado aclarar, referentes al motivo pol¨ªtico-estrat¨¦gico de nuestras decisiones. Creo que es necesario tener tambi¨¦n en cuenta dos grandes tipos de motivaciones: los sentimientos pacifistas o antinucleares y las preocupaciones ecologistas.
Sobre el primer punto, hay poco nuevo que decir. Cada uno tiene derecho a pensar lo que desee sobre la disuasi¨®n nuclear. ?sta, desde el punto de vista franc¨¦s, ha garantizado 50 a?os de paz en una regi¨®n del mundo, Europa, en la que se han vivido dos guerras mundiales. Mi pa¨ªs ha sido invadido tres veces en un siglo. Desea disponer de un instrumento de defensa seguro e independiente. Al mismo tiempo, desea asumir sus responsabilidades intemacionales. Lo hace, concretamente, con respecto a la paz mundial: como saben, es el primer pa¨ªs que contribuye en n¨²mero de cascos azules a la ONU. Tambi¨¦n lo hace, y continuar¨¢ haci¨¦ndolo, en materia de no proliferaci¨®n. He indicado su acci¨®n en materia de no proliferaci¨®n nuclear. Podr¨ªa se?alar tambi¨¦n que ha sido el primer miembro permanente del Consejo de Seguridad en ratificar, en marzo, la convenci¨®n sobre la prohibici¨®n de armas qu¨ªmicas.
Sobre el segundo punto, las cuestiones ecol¨®gicas, comprendemos, por supuesto, las preocupaciones que se expresan en este sentido. Sin embargo, hay que distinguir seg¨²n las actitudes existentes. Cuando un gran lobby multinacional -Greenpeace, por no citarlo- utiliza sistem¨¢ticamente la imagen del "champi?¨®n nuclear" para establecer una confusi¨®n entre Hiroshima y Mururoa, no puede sino constatarse la mala fe: Francia abandon¨® en 1975 la realizaci¨®n de pruebas en la atm¨®sfera; las pruebas son ahora subterr¨¢neas, en el Pac¨ªfico, y no provocan ning¨²n lanzamiento a la atm¨®sfera. Por el contrario, si se trata de conocer el impacto de las pruebas francesas en el medio ambiente sobre la flora, la fauna, sobre el equilibrio de los atolones afectados, podemos responder: ning¨²n otro pa¨ªs nuclear ha aceptado tantos es tudios cient¨ªficos sobre estos temas; tres misiones importantes se desplazaron a la base de nuestras pruebas en 1982 (misi¨®n de Haroun Tazieff), en 1983 (misi¨®n de Nueva Zelanda, de Australia y de Pap¨²a-Nueva Guinea) y en 1987 (misi¨®n del comandante Cousteau). Estas constataciones han sido confirmadas en 1991 y en 1994 por medidas comparativas de radiactividad efectuadas con la participaci¨®n de varios laboratorios de renombre cient¨ªfico internacional (americano, brit¨¢nico, sueco, australiano, neozeland¨¦s, alem¨¢n, Agencia Internacional de la Energ¨ªa At¨®mica). Los resultados de estos controles confirman que no se detecta ninguna radiactividad procedente de los experimentos subterr¨¢neos.
Sin embargo, en este ¨¢mbito, la ¨²nica respuesta que cuenta es la de la transparencia: a finales del mes de julio y principios de agosto invitamos a un gran n¨²mero de periodistas de la prensa internacional a la base de Mururoa; continuaremos haci¨¦ndolo; como indic¨® el presidente de la Rep¨²blica, procederemos con la misma apertura con respecto a las investigaciones cient¨ªficas tambi¨¦n sobre el terreno; ya hemos comenzado y continuaremos haciendo p¨²blicos todos los datos cient¨ªficos que poseamos (?y son muchos!) sobre el atol¨®n de Mururoa; haremos un llamamiento a las autoridades cient¨ªficas internacionalmente reconocidas para establecer un balance preciso tras nuestra primera campa?a de ensayos. En resumen, sobre este dossier, que suscita leg¨ªtimas preocupaciones, Francia est¨¢ abierta al debate. El propio presidente de la Rep¨²blica explic¨® las razones de su decisi¨®n. El Gobierno franc¨¦s y sus portavoces responden a las cr¨ªticas expresadas. Nos disponemos, sin reticencias ni ning¨²n tipo de arrogancia, al di¨¢logo con todos los interlocutores que lo deseen. Deseamos evitar los malentendidos, sobre todo con los pa¨ªses amigos, como Australia y Nueva Zelanda, que pertenecen a la comunidad de valores y de defensa occidental y, de manera m¨¢s general, a todos los pa¨ªses del Pac¨ªfico sur. Comprendemos y respetamos la sensibilidad especial, resultante de razones hist¨®ricas evidentes de Jap¨®n. Al mismo tiempo, Francia desea permanecer fiel, en este tema, a sus responsabilidades: su compromiso al servicio de la paz no est¨¢ por demostrar.
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