El aire personal
La gran diferencia entre la danza teatral espa?ola de tradici¨®n y la del tablao estriba en su ampliaci¨®n planim¨¦trica y la proyecci¨®n espacial, algo que afectara la din¨¢mica. Blanca del Rey domina esa diferencia, establece un canon de exposici¨®n donde queda claro que el dise?o coreogr¨¢fico est¨¢ concebido para el escenario, y de ah¨ª su clara filiaci¨®n danc¨ªstica -o ballet¨ªstica- y teatral, su distancia de la otra fuente vern¨¢cula y casi siempre recoleta, el tablao, de donde se nutre el paso. Otra cosa es que el aire insuflado al espect¨¢culo a¨²n est¨¦ anclado en la zona estrecha, lo que le resta empaque.En Pasi¨®n flamenca destaca esta potente y particular bailaora en una plenitud y madurez admirables. Ella se mantiene por encima de la media de todo lo dem¨¢s que presenta, y sus intervenciones en estilos diferentes, sofisticada y racial a la vez, son de alta calidad. Blanca del Rey quiz¨¢ es la ¨²ltima en poseer esa ciencia infusa de convertir la pose en puente de plata entre las frases de un baile, retadora en los acentos, con palillos dialogantes, claros y entonados a comp¨¢s. Su manejo de la bata de cola tambi¨¦n resulta: ejemplar, de otro tiempo, y su braceo, adem¨¢s de calidad, aporta un vuelo que rematan sus d¨²ctiles manos. En rigor, Blanca se salta conscientemente ciertas formalidades del baile para buscar su propio cauce, algo que solamente se puede hacer dignamente sobre el propio talento. Al mismo tiempo, est¨¢n claras sus fuentes formales, tal como las reconoce y se reconocen, una l¨ªnea que hace qu¨ªmica y tercera sustancia entre las herencias pl¨¢sticas de Carmen Amaya y Pilar L¨®pez.
Ballet Flamenco Blanca del Rey
Pasi¨®n flamenca: coreografias: Blanca del Rey, Joaqu¨ªn Ruiz, Ciro. Teatro de La Zarzuela, Madrid. 6 de septiembre.
El taconeo de Blanca del Rey nunca entra en excesos; en la Guajira, por ejemplo, a pesar de que musicalmente deja que desear por las voces demasiado oscuras, su percutir se enmarca y adapta al estilo costero, mientras en el Taranto se une a las magn¨ªficas vueltas quebradas para redondear la reflexiva hondura del fraseo. La Guajira creada por Ciro en 1980 -que ya tiene imitadores por doquier- retorna un poso de poses riqu¨ªsimo, lleno de gracia escult¨®rica y de l¨ªneas curvas enlazadas que el baile de hoy, obsesionado de cintura para abajo, tiende a olvidar.
Cerr¨® la Sole¨¢ del mant¨®n, que es arte mayor y con mucho flamenco moderno, depurado, del mejor. Ser¨¢ discutida siempre esta danza nada ortodoxa, con su entrada l¨ªrica y su cierre casi corralero, con alusiones sutiles al toreo natural y recamada de un expresionismo interiorizado. La Sole¨¢ de Blanca ha cambiado en estos a?os, y se abre ahora a una textura menos dram¨¢tica, proceso que puede aplicarse a sus otros bailes. A¨²n apareciendo siempre atenta a lo estil¨ªstico de cada palo o danza, la artista ha suavizado ese aire de tierra adentro, que a veces conserva e impone.
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