La ocasi¨®n perdida

El 15 de julio de 1991, Francia proced¨ªa a un ensayo nuclear en el atol¨®n de Mururoa. Lib¨¦ration, al d¨ªa siguiente, no dedic¨® a la noticia m¨¢s que un breve en la ¨²ltima p¨¢gina. Entonces no se llevaron a cabo m¨¢s que seis ensayos nucleares en lugar de ocho, pero se debi¨® ¨²nicamente a razones presupuestarias. De esto hace cuatro a?os. Y el mundo ha cambiado mucho desde entonces: el fin de la guerra fr¨ªa, la apertura internacional, la moratoria de los ensayos nucleares y los riesgos de proliferaci¨®n, la necesidad de redefinir las amenazas de un nuevo mundo (...). Pero Jacques Chirac, tras su interminable carrera hacia el El¨ªseo, sin duda no ha visto esta formidable transformaci¨®n.Su aterrizaje ha sido brutal. Los franceses y el mundo entero han sido testigos de las decisiones de un presidente que se ha equivocado de ¨¦poca. Estrecha visi¨®n de la soberan¨ªa, estrictamente fronteriza, real, conspiradora, y una carencia de reflexi¨®n total sobre lo que podr¨ªa haberse constituido como la nueva doctrina de la disuasi¨®n tras la guerra fr¨ªa Los ensayos nucleares son sin¨®nimo de puesta a punto de nuevas armas. ( ... ) El debate que el tema suscita no se centra tanto en su nocividad ecol¨®gica como en la mala imagen proyectada por Francia, por un beneficio que se nos oculta. ( ... ) Lo cierto es que hoy, la principal v¨ªctima de la reanudaci¨®n de las pruebas nucleares en el Pac¨ªfico se llama Jacques Chirac.

, 7 de septiembre