Torear con ala delta

Un banderillero de carmes¨ª y azabache vestido, llevaba un capote con varillas que parec¨ªa un ala delta. No es cuesti¨®n balad¨ª: ir al toro con ala delta equivale a torear de inc¨®gnito. Un toro que vea c¨®mo le ponen delante el ala delta, se cree que va a empezar el gui?ol.La novedad no fue el capote provisto de varillas sino que lo manejara un solo hombre, pues hay corridas en las que lo utilizan unos cuantos; a veces, los nueve cabales del peonaje, y hacen todos el m¨¢s espantoso de los rid¨ªculos.

Los reglamentos no hab¨ªan dicho hasta ahora nada acerca de la naturaleza de los capotes y las muletas, entre otras razones porque el arte de torear hab¨ªa fijado su composici¨®n y sus medidas. Sin embargo han hecho de su libertad tal abuso determinados toreros, que ser¨¢ conveniente especificar por decreto el tama?o, corte y confecci¨®n. Paco Ojeda usaba un capote que se sospecha hab¨ªa sido fabricado en astillero y, retirado, ha debido heredarlo Enrique Ponce que, lo abre, y parece la carpa de un circo.

La innovaci¨®n de los banderilleros consiste en meter dos varillas o estoquilladores en los bordes superiores del capote, de manera que siempre est¨¢ abierto en abanico de pasta dura y a los efectos equivale a utilizar dos muletas. Con eso bregan (mal, evidentemente) y cuando se meten en el burladero, ha de salir de all¨ª todo el mundo pues el ala delta lo ocupa entero.

Los matadores no dicen nada, que se sepa. Los matadores est¨¢n muy agradecidos a sus peones, que les dictan las faenas. P¨®ncela, pi¨¦rdele pazo, ¨¢mono, les gritan desde el burladero asomando la nariz por encima del ala delta, y pues la ponen, y lo pierden y se van, y cortan orejita, el triunfo se lo deben a los apuntadores. V¨ªctor Mendes, en cambio, es de los pocos diestros que no admiten lecciones de las cuadrillas. "?A ver ese gallinero!", les reconviene desde el centro del redondel. Quiz¨¢ sea porque es de los pocos que a¨²n tienen torer¨ªa. Se le advirti¨® en Guadalajara. Buen lidiador, f¨¢cil con las banderillas, valiente muletero, pis¨® los terrenos a sus toros reservones, les sac¨® derechazos, una tanda de naturales al cuarto, ¨¦ste le peg¨® un topetazo terrible al entregarse en el volapi¨¦, y cort¨® la oreja.

El Tato, que recibi¨® al tercero con dos largas cambiadas y se arrodill¨® en la faena de muleta, aguant¨® acosones del incierto animal, sufri¨® dos volteretas de las que se rehizo con arrojo, sin perder la color. Estuvo igual de valiente en el sexto, mas la casta de este Terrubias le desbord¨®, no pudo dominarlo y lo mat¨® al infamante estilo, acuchill¨¢ndole los bajos.

Los lances torer¨ªsimos con que Juan Carlos Arranz salud¨® al segundo constituyeron una sorpresa. Ya de novillero se le perdi¨® la pista y su reaparici¨®n en Guadalajara al cabo de los a?os. muchos la consideraron una temeridad. Quiz¨¢ exageraban, pero es evidente que no est¨¢ para trotes. Decoroso en ese incierto segundo, pas¨¦ las de Ca¨ªn para matar al quinto, un manso al que convirti¨® en pregonao la impericia del matador y su cuadrilla. Les sobr¨® toro y les faltaba capa. Ni con el ala delta se atrev¨ªan a torearlo.

Triunfan S¨¢nchez y Puerto

Por otra parte, en Salamanca se lidiaron toros de San Rom¨¢n. Enrique Ponce, aviso y silencio; ovaci¨®n. Jos¨¦ Ignacio S¨¢nchez, dos orejas y palmas. Rivera Ord¨®?ez, oreja y aplausos. En Albacete, cinco toros de Joaqu¨ªn N¨²?ez y uno de Pasquau. Manzanares, silencio; aviso y ovaci¨®n. Jesul¨ªn, oreja; dos avisos y pitos. V¨ªctor Puerto, oreja en ambos.