Los cient¨ªficos discrepan sobre el derecho del Estado a fichar gen¨¦ticamente a delincuentes
"Soy un cient¨ªfico, no un pol¨ªtico o jurista", dice Peter Gill, pionero de estos trabajos
Los servicios cient¨ªficos de la polic¨ªa del Reino Unido pretenden elaborar cada a?o 135.000 fichas gen¨¦ticas a partir de las muestras de ADN de presuntos delincuentes. De este modo, los cuerpos de seguridad brit¨¢nicos dispondr¨¢n en poco tiempo del archivo de huellas gen¨¦ticas m¨¢s grande del mundo, un proyecto que suscita dudas ¨¦ticas en muchos pa¨ªses. En Espa?a o en Francia, por ejemplo, no se conservan datos de ADN de delincuentes. En EE UU se maneja con cautela esta informaci¨®n. "No se deben hacer archivos con sospechosos", opina Bruce Budowle, del FBI.
El laboratorio que dirige Peter Gill en la ciudad de Birmingham (Reino Unido) fue pionero en todo el mundo en la aplicaci¨®n de los an¨¢lisis gen¨¦ticos a la investigaci¨®n criminal. Gill, jefe del Servicio de Ciencia Forense brit¨¢nico, explica que, en su proyecto, las muestras de ADN se recogen incluso a los sospechosos de haber cometido delitos violentos. Sin embargo, elude los debates ¨¦ticos sobre los peligros de que el Estado maneje esa clase de informaci¨®n, que puede incluir detalles muy precisos sobre la vida de los ciudadanos a los que se les ha extra¨ªdo una muestra de ADN. "Yo soy un cient¨ªfico, no un pol¨ªtico o un jurista", se excusa el investigador brit¨¢nico. ?Y si ese tipo de datos cayesen en manos de un Estado totalitario, o simplemente de una compa?¨ªa de seguros? "No existe ese riesgo", asegura Gill, "en mi pa¨ªs hay suficientes garant¨ªas legales para evitar que a trav¨¦s de esa v¨ªa se produzca una intromisi¨®n en la vida privada".Varios de los cient¨ªficos asistentes al reciente congreso de gen¨¦tica forense celebrado en Santiago de Compostela insistieron tambi¨¦n en que no hay razones para que los ciudadanos se inquieten por este tipo de pr¨¢cticas. En su opini¨®n, los forenses se limitan a analizar una parte min¨²scula del c¨®digo gen¨¦tico, ¨²nicamente la que permite la identificaci¨®n de un individuo a trav¨¦s de una muestra de sangre, un cabello o un trozo de u?a, pero no la que contiene otras informaciones m¨¢s ¨ªntimas y reservadas, como las enfermedades que potencialmente puede desarrollar una persona.
Intercambio de datos
Mientras en pa¨ªses como Espa?a o Francia no se permiten estas pr¨¢cticas, el Reino Unido tiene ya archivados varios miles de huellas gen¨¦ticas de personas que han cometido delitos violentos. "Ha habido alg¨²n retraso en nuestros planes por dificultades t¨¦cnicas, pero muy pronto esperamos poder elaborar unas 135.000 fichas anuales", apunta Gill. "En alguna ocasi¨®n se ha hablado de la posibilidad de que los pa¨ªses de la Uni¨®n Europea se intercambien esta clase de datos, pero es una cuesti¨®n que no est¨¢ avanzada y que compete a los Gobiernos, no a nosotros los cient¨ªficos", a?ade Gill.En Estados Unidos, el FBI se muestra m¨¢s cauteloso sobre la utilizaci¨®n de bases de datos gen¨¦ticos. "No se deben hacer archivos con sospechosos", opina Bruce Budowle, jefe de la Academia de Investigaci¨®n de Ciencias Forenses del FBI, cuya sede de Virgina se hizo popular al aparecer en algunas escenas de la famosa pel¨ªcula El silencio de los corderos.
"Nosotros s¨®lo manejamos datos de delincuentes ya condenados para comprobar el grado de reincidencia", se?ala Budowle. En su pa¨ªs, ¨²nicamente las polic¨ªas de ocho Estados disponen de archivos con huellas de ADN, cuya informaci¨®n se transmite tambi¨¦n a los ordenadores centrales del FBI, el cuerpo federal de seguridad. Hasta el momento, estos bancos de datos tan s¨®lo han permitido resolver 30 casos en todo el pa¨ªs.
Budowle relativiza la importancia de los an¨¢lisis gen¨¦ticos; en la investigaci¨®n criminal y, destaca que si las muestras no son recogidas con pulcritud su interpretaci¨®n puede plantear dudas, como est¨¢ ocurriendo, en el proceso contra el ex jugador de f¨²tbol americano O. J. Simpson.
Margen de error
Seg¨²n Budowle, a pesar de los avances en este campo de la biolog¨ªa no se deber¨ªan descuidar otros aspectos m¨¢s tradicionales del trabajo policial para que los an¨¢lisis de ADN no constituyan la ¨²nica prueba en los procesos judiciales.El cient¨ªfico estadounidense, al igual que otros colegas suyos presentes en el congreso de Santiago, destaca los problemas que se plantean en el momento de comunicar a la justicia los resultados obtenidos en el laboratorio, ya que, cuando la identificaci¨®n es positiva, existe un peque?¨ªsimo margen de error.
Por ello, algunos investigadores como Peter Gill se?alan que los jueces tendr¨ªan que pensar en la necesidad de mejorar sus conocimientos de biolog¨ªa para poder interpretar los an¨¢lisis por s¨ª mismos.
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