El a?o de las luces
Donostia ha clausurado la 43? edici¨®n de su festival, la primera dirigida por Diego Gal¨¢n en solitario tras dos a?os de compartir responsabilidades con Manuel P¨¦rez Estremera, y el balance no puede ser m¨¢s positivo. Tres han sido los pilares sobre los que se ha asentado el ¨¦xito del equipo organizador: el primero, la programaci¨®n. Es bien sabido que cualquier festival internacional de primera categor¨ªa que no sea Cannes o Venecia tiene que trabajar hasta la extenuaci¨®n para conseguir una selecci¨®n, oficial a concurso m¨ªnimamente digna, y que lo que arropa esa selecci¨®n, las secciones paralelas, suelen ser la verdadera carne del certamen. Este doble objetivo, competici¨®n y paralelas de buen nivel, se logr¨® con creces, a pesar de que, lo hemos apuntado en varias cr¨®nicas, no hubo en la oficial la pel¨ªcula redonda, indiscutible: la programaci¨®n fue de buena calidad, y, lo que es m¨¢s importante, sin los ostentosos pinchazos que jalonaron anteriores. convocatorias.El segundo tanto que se apunt¨® el festival fue el de sus invitados, y m¨¢s a¨²n, el timing, la ordenaci¨®n de las llegadas de famosos, que tuvo literalmente en vilo a la ciudad y a los medios de comunicaci¨®n casi desde el comienzo, y que sirvi¨® para que se creara una expectaci¨®n in¨¦dita. De Keanu Reeves a Susan Sarandon, pasando por Almod¨®var y su troupe, el equipo organizador mezcl¨¦ sabiamente el reclamo para p¨²blicos adolescentes con la invitaci¨®n a actores, que no estrellas, de los que despiertan una admiraci¨®n m¨¢s sosegada, m¨¢s reflexiva, menos imperiosa. Es interesante esta elecci¨®n, como lo es igualmente que se rejuveneciera dr¨¢sticamente el Premio Donostia, que hasta la fecha ten¨ªa un sospechoso tufillo prenecr¨®filo y que este a?o, con Susan Sarandon como homenajeada, premia una trayectoria Profesional con un gran horizonte por delante. Es como decir que en medio de la cacareada crisis creativa que, seg¨²n algunos, sufre el cine, Donostia apuesta por el futuro y huye del c¨®modo reducto cin¨¦filo a?orante de un pasado glorioso que el cine ha perdido, un discurso tan est¨¦ril como inmovilista.
El tercer elemento del ¨¦xito ha sido la capacidad de la organizaci¨®n para involucrar a la ciudad en una aventura colectiva, el ir al cine a conocer cosas tan dispares como las 30 pel¨ªculas espa?olas casi desconocidas del ciclo El bazar de las sorpresas, la retrospectiva integral del dif¨ªcil y a menudo apasionante director taiwan¨¦s Hou Hsiao Hsien, las deliciosas comedias de Gregory La Cava, las indagaciones de cineastas de todo el mundo sobre los 100 a?os de historia de sus respectivos pa¨ªses, una selecci¨®n de las mejores pel¨ªculas premiadas por la FIPRESCI -la asociaci¨®n de los cr¨ªticos internacionales- en festivales de todo el mundo, o una muestra de la mejor producci¨®n hablada en castellano, amplitud tem¨¢tica que este cronista, que conoce el certamen desde 1979, no recuerda en ninguna otra edici¨®n. Es ¨¦sta la mejor herencia que deja un festival luminoso, sin sobresaltos y con buenas pel¨ªculas, un claro camino a seguir en los pr¨®ximos a?os.
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