La Corte de Londres obliga a De la Rosa a revelar a qui¨¦n dio 55.000 millones de Torras
La Corte Comercial de Londres ha dictado una resoluci¨®n que obligar¨¢ a Javier de la Rosa a presentar la documentaci¨®n completa sobre las transferencias de 540 millones de d¨®lares (unos 55.000 millones de pesetas de 1990) que realiz¨® cuando era m¨¢ximo ejecutivo en Espa?a del Grupo Torras-KIO. Entre 1990 y 1992 este dinero desapareci¨® de las arcas de la empresa con destino a diferentes cuentas bancarias en Suiza y otros para¨ªsos fiscales. Ahora, los nuevos responsables de KIO reclaman ese dinero a De la Rosa y sus colaboradores. La ¨²ltima decisi¨®n de los tribunales brit¨¢nicos coloca a De la Rosa en la disyuntiva de revelar los nombres de los titulares de las cuentas o incumplir la orden del juez.
La sentencia del juez brit¨¢nico encargado del caso, que se ha comunicado a las partes pero no es p¨²blica, rechaza los argumentos de la defensa de De la Rosa y acepta la petici¨®n de los abogados de Torras-KIO, la firma Bakerand McKenzie. La resoluci¨®n del tribunal da paso a una fase definitiva en la resoluci¨®n del caso. Se trata del procedimiento conocido como disclosure (literalmente revelaci¨®n), que obliga al demandado a presentar ante el tribunal toda la documentaci¨®n y aclaraciones necesarias para revelar a los reclamantes las identidades y el destino de todo el dinero reclamado. Para que esto suceda, el juez debe fijar la fecha definitiva de presentaci¨®n de la informaci¨®n, lo que se espera que ocurra en los pr¨®ximos d¨ªas, seg¨²n informan fuentes jur¨ªdicas conocedoras del caso.En ese momento, si De la Rosa decidiera no atender la demanda del juez, lo que en el lenguaje jur¨ªdico ingl¨¦s se conoce como contempt, el tribunal podr¨ªa optar por imponerle una sanci¨®n o convertir en definitivo el embargo preventivo por 500 millones de d¨®lares que dict¨® contra ¨¦l en septiembre del a?o pasado.
Para De la Rosa la disyuntiva no es nada c¨®moda. Desde que abandon¨® la prisi¨®n, en febrero de este a?o, ha estado enviando mensajes a personas con las que tuvo relaciones empresariales en el pasado para presionar en la l¨ªnea de conseguir la paralizaci¨®n de la instrucci¨®n del caso en Londres. De la Rosa, o sus mensajeros, apoyaba esos mensajes con el argumento de que la revelaci¨®n del destino final del dinero podr¨ªa acarrear problemas para los receptores de la misiva.
Su principal argumento p¨²blico para justificar la evaporaci¨®n de tan gran cantidad de dinero ha sido siempre que al ordenar las transferencias bancarias obedec¨ªa ¨®rdenes del ex presidente de KIO, el jeque Fahad Mohammed Al Sabah. Una explicaci¨®n que pareci¨® poco convincente al juez Mance, instructor del caso, cuando los abogados de KIO presentaron pruebas de que la principal transferencia investigada, una de 101 millones de d¨®lares (unos 10. 100 millones de pesetas de la ¨¦poca), fueron a parar a la cuenta 102050.50 de la sucursal de Ginebra (Suiza) del Bankers Trust, cuyo titular era el propio De la Rosa.
Los representantes del grupo ¨¢rabe tuvieron constancia de ello gracias a una demanda contra De la Rosa presentada en Nueva York por su primo Javier de la Rosa Maura. El demandante indicaba que De la Rosa tambi¨¦n utiliz¨® esa cuenta para la compra de acciones de, empresas participadas de Torras, como el grupo Ercros, a fin de obtener beneficios con el uso de informaci¨®n privilegiada.
Como consecuencia de este hallazgo, los abogados de KIO solicitaron a la Corte de Londres que ordenara el embargo preventivo de los bienes de De la Rosa por 500 millones de d¨®lares.
Pero el inter¨¦s de los demandantes se centra ahora en conocer el destino de otras importantes partidas de dinero. Una de ellas es la de 80 millones de d¨®lares (8.000 millones de pesetas) a la Soci¨¦t¨¦ G¨¦n¨¦rale Alsacienne de Banque (Sogenal). Otro caso parecido es el de los 75 millones de d¨®lares transferidos a la Lombard Odier.
El proceso de Londres se inici¨® en abril de 1993, cuando los nuevos responsables de Torras-KIO presentaron una demanda civil contra De la Rosa, su asesor financiero, Miguel Soler; sus abogados, Juan Jos¨¦ Folchi y Juan Piqu¨¦ Vidal, y su socio Narciso de Mir, entre otros. A medida que el caso ha ido avanzando han crecido las dificultades para De la Rosa y sus amigos. Recientemente, la firma de abogados Peters and Peters, encargada de la defensa de De la Rosa, De Mir y Soler, comunic¨® a los dos ¨²ltimos que no podr¨ªa seguir asumiendo su defensa porque podr¨ªa entrar en conflicto con los intereses del primero.
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