KIO entra en 'el caso Tibidabo' ante el par¨®n de Moreiras
Javier de la Rosa acumula a sus espaldas tres grandes procesos legales. El que ha avanzado a mayor velocidad es el que instruye la Corte de Londres. Pero de su anterior etapa como gestor de Torras, grupo que acab¨® en una monumental suspensi¨®n de pagos, el proceso m¨¢s importante por su cuant¨ªa econ¨®mica es la querella presentada ante el juez de delitos monetarios de la Audiencia Nacional, Miguel Moreiras. Se trata de una querella criminal en la que los propietarios de Torras-KIO piden el encarcelamiento de De la Rosa y reclaman m¨¢s de 100.000 millones de pesetas.La querella se present¨® durante los primeros d¨ªas de 1993 y fue rechazada en cuatro ocasiones por el juez Moreiras, quien finalmente se vio obligado a admitirla por orden de la Sala Segunda de la Audiencia Nacional. Pese a ello, el juez no se ha mostrado especialmente activo en la instrucci¨®n del caso, por lo que se halla en punto muerto. Los abogados de KIO han presentado varias iniciativas intentande apartar a este juez del caso.
La ¨²ltima de ellas, con la clara intenci¨®n de sortear el inmovilismo de Moreiras, ha sida la solicitud de comparecer como perjudicado en el caso Grand Tibidabo, instru¨ªdo por el titular del juzgado de instrucci¨®n n¨²mero 1 de Barcelona, Joaqu¨ªn Aguirre.
En este ¨²ltimo caso, del que el pr¨®ximo d¨ªa 18 se cumple el primer aniversario, el juez instructor impuso a De la Rosa una fianza de responsabilidad civil de 13.333 millones de pesetas como cobertura por su supuesta responsabilidad en las multimillonarias p¨¦rdidas de la sociedad Grand Tibidabo. Los responsables de la instrucci¨®n esperan que antes de final de a?o se pueda presentar el escrito de acusaciones de los fiscales y encarar la recta final hacia la celebraci¨®n del juicio definitivo. En este asunto, De la Rosa se enfrenta a imputaciones por los supuestos delitos de estafa, apropiaci¨®n indebida y falsedad en documento mercantil.
Las operaciones descritas en todos esos procesos tienen un gran parecido. Por un lado, se utilizan empresas pantalla, en Espa?a y en el exterior, para el cobro de comisiones y la distracci¨®n de miles de millones de pesetas. Por otro, De la Rosa ocupa la posici¨®n dominante en la sociedad de la que sale el dinero y en todas las receptoras.
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