Un jurado de mayor¨ªa negra absuelve al jugador de f¨²tbol O.J. Simpson
El 70% de los norteamericanos cree que los intereses raciales han ganado a la justicia
Inocente. Todo el pa¨ªs ten¨ªa contenida la respiraci¨®n durante los 10 segundos que dur¨® la lectura del veredicto hasta que las palabras not guilty (no culpable) salieron de los labios de la secretaria del juzgado. O. J. Simpson sonre¨ªa euf¨®rico, y, junto a ¨¦l, la mayor¨ªa de la comunidad negra de Estados Unidos, que hab¨ªa convertido ¨¦ste en un juicio contra su raza. Los familiares de los dos muertos que se, achacaban a Simpson gem¨ªan desconsolados en la sala del tribunal y, con ellos, el 70% de los ciudadanos que entienden que los intereses raciales han derrotado a la justicia en este caso.
Quiz¨¢s todo deb¨ªa ser tan f¨¢cil como que los doce integrantes del jurado, entre ellos nueve negros, han cre¨ªdo que el fiscal no ha aportado pruebas suficientemente contundentes contra O. J. Simpson. As¨ª funciona el sistema aqu¨ª. Nadie es culpable hasta que no se demuestre lo contrario. Y, tal vez, los fiscales no demostraron plenamente la culpabilidad de Simpson. Pero este caso no puede explicarse con tanta facilidad.Desde el principio, septiembre de 1994, el juicio de O.J. Simpson, acusado del asesinato de su ex esposa y de un amigo de ¨¦sta, ambos de raza blanca, hab¨ªa desbordado todos los l¨ªmites de un proceso judicial para convertirse en un gran espect¨¢culo. M¨¢s a¨²n, en un ejemplo de la feroz divisi¨®n racial que padece esta naci¨®n.
Miles de hombres y mujeres negros reunidos en la puerta del tribunal de Los ?ngeles y muchos miles m¨¢s que hab¨ªan interrumpido sus ocupaciones en todo el pa¨ªs saltaron de j¨²bilo al conocer la absoluci¨®n de su heroe. El establecimiento blanco hab¨ªa sido derrotado. El sistema de justicia que favorece a la mayor¨ªa dominante hab¨ªa sido derrotado. El gran jugador de f¨²tbol americano que sirvi¨® de modelo a una generaci¨®n de j¨®venes negros hab¨ªa triunfado. Todos los negros que luchan por salir de su marginaci¨®n hab¨ªan triunfado. Para desolaci¨®n de los que ¨²nicamente pensaban en las v¨ªctimas, Nicole Brown y Ronald Goldman, la justicia quedaba en segundo lugar.
En este clima, el propio presidente Bill Clinton hizo, una declaraci¨®n para pedir, respeto a la decisi¨®n del jurado y oraciones por los muertos.
El fiscal ten¨ªa huellas de la sangre de Simpson en el lugar donde mataron a Brown y Goldman. Ten¨ªa sangre de ¨¦stos ¨²ltimos sobre la ropa del deportista. Ten¨ªa declaraciones que revela ban los malos tratos a los que Simpson hab¨ªa sometido durante a?os a su ex mujer. Ten¨ªa testigos, que vieron llegar a Simpson a su casa poco despu¨¦s de cometido el crimen. Ten¨ªan casi todo, menos un testigo presencial.
Pero la defensa ten¨ªa argumentos m¨¢s contundentes para un jurado de amplia mayor¨ªa negra. Ten¨ªa testimonios que demostraban que el caso fue investigado por polic¨ªas racistas que encarcelan a los negros con m¨¢s frecuencia que a los blancos. Cuando la defensa mostr¨® que el detective Mark Fulrman se hab¨ªa referido -?diez a?os ante!- a los negros con el insultante t¨¦rmino de nigger, perdi¨® todo valor la rueba que ¨¦ste aport¨®: el guante ensangrentado que Simpson habr¨ªa utilizado para cometer el doble asesinato. Desde ese momento, fue Fuhrman el acusado, y Simpson la v¨ªctima. Un h¨¢bil y car¨ªsimo abogado, Johnnie Cochran, tambi¨¦n negro, supo dirigir los sentimientos del jurado en esa direcci¨®n, y ¨¦ste s¨®lo necesit¨® cuatro horas de deliberaciones para llegar a una conclusi¨®n que, pese a todo, ha sorprendido.
Las autoridades de Los ?ngeles hab¨ªan tomado todas las medidas oportunas para hacer frente a los disturbios raciales que se tem¨ªan tras un veredicto de culpabilidad. Los abogados ten¨ªan ya lista su apelaci¨®n. Nada de eso ha sido necesario. Los asesinatos de Nicole Brown y de Ronald Goldinan quedan ya impunes. Y Orenthal James Simpson es un hombre libre.
Atr¨¢s queda un a?o del proceso m¨¢s seguido que se recuerda en este pa¨ªs. M¨¢s de un a?o de testimonios y deliberaciones que han concentrado la atenci¨®n nacional y que marcan un hito en la historia judicial de Estados Unidos.
Muchas cosas tendr¨¢n que replantearse a partir de ahora, des de la presencia de las c¨¢maras de televisi¨®n en un tribunal hasta el mismo sistema de administrar justicia por medio de un jurado. Las sospechas de que, con las pruebas existentes, un juez hubiera condenado, a Simpson son demasiadas como para no dudar de la capacidad de doce nos comunes para dictar un veredicto.
Pero eso ya no cuenta para Simpson, que anoche se dirig¨ªa hacia su destino en libertad a bordo de una furgoneta blanca. Durante el a?o que ha pasado en prisi¨®n ha ganado m¨¢s dinero del que hab¨ªa obtenido en su anterior. a?o en la calle. Ahora tiene en sus manos, adem¨¢s, la bandera, que su raza le ha entregado. La misma que un d¨ªa exhibieron el boxeador Mike Tyson o el cantante Michael Jackson.
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