Satu¨¦ narra la gran escapada de un motero
'Piel de centauro' celebra a un personaje salido de "la aristocracia de la moto"
"No soy el motero que quisiera ser, lo digo con mucha pena". Franciso J. Satu¨¦ publica ahora Piel de centauro (Alfaguara), que est¨¢ dedicada a dos motoristas y en la que el personaje principal cumple con su escapada en una Yamaha. "La gente de la moto es como los camioneros, pero m¨¢s", dice. "No son nobles, son una aristocracia". Satu¨¦, especialista en el heavy y otras corrientes urbanas, criado en el Gran San Blas, uno de los barrios perif¨¦ricos de Madrid, prepara ahora un ensayo sobre el punki que publicar¨¢ C¨¢tedra.
Las lesiones de la vista y los problemas de v¨¦rtigo han impedido a Satu¨¦ ser el motorista que so?aba. Pero esa frustraci¨®n le ha servido al crear un personaje nada doctrinario para el que, en Piel de centauro, "la moto es la vida". "Corno escritor siento una fascinaci¨®n tremenda por el movimiento", explica Francisco J. Satu¨¦. "Me gustar¨ªa captarlo a trav¨¦s de las palabras. En eso, el escritor, al ser consciente de este problema, lo tiene muy crudo. Para un cineasta es f¨¢cil, y un motero no se plantea el movimiento, lo realiza. La moto es la vida, es lo ¨²ltimo que le queda. Puede quedarse sin chicas, sin casa, hasta sin alcohol, pero cuando tiene que decidir si vive o muere coge la moto, cruza la ciudad y all¨¢ penas. Lo importante entonces es mirar muchos horizontes, o crearlos. No se deja nada atr¨¢s".Hay en el personaje inventado por Satu¨¦ rasgos claros de la cultura heavy, como los hay en el propio escritor, que esta ma?ana ha aparecido en un caf¨¦ de Madrid con una camiseta de Negu Gorriak y un guardapolvos de cuero. Con su poblado bigote y su aspecto de duro, a Francisco J. Satu¨¦ lo delata la mirada sentimental de los buenos colegas.
'Heavies' pacifistas
"La est¨¦tica heavy tiene un car¨¢cter revolucionario", dice, "porque va contra todas las formas de autoritarismo gracias a su sentido del humor y de transgresi¨®n. Se ha asociado. heavy con violencia, pero ser¨ªa, en todo caso, contra los poderes establecidos". Y Satu¨¦ cuenta c¨®mo los comerciantes de San Blas respetaban a los habituales del Canci (la sala Canciller), "porque todos se dejaban la pasta". "La actitud y comportamiento de los heavies es pac¨ªfica y pacifista. Y digo lo mismo de los punkis, las primeras v¨ªctimas de los skins".Satu¨¦ nunca ha comprendido por qu¨¦ desde ciertos sectores se han alabado las peleas entre punkis y heavies, "cuando hay una corriente de heavy-punk " cuya musa es Wendy O. Williams, del grupo Plasmatic, inspiradora de uno de los personajes de la novela.
El autor de Piel de centauro es tambi¨¦n escritor de libros para ni?os y de un manual sobre el heavy en Espa?a que es ya un cl¨¢sico de la especialidad y va por la tercera edici¨®n. Periodista, Satu¨¦ tiene la curiosidad imprescindible del oficio y se conoce la ciudad. "Mi biograf¨ªa urbana me ha obligado, buscando d¨®nde caerme muerto, a vivir tan pronto en Aluche como en San Blas como en Arg¨¹elles", cuenta. "En busca de un lugar para vivir barato me he recorrido muchas zonas y las he conocido profundamente porque iba por muchos bares. Es una costumbre que me ha quedado: patear la ciudad... O saber estar en un concierto punki, que no es f¨¢cil, porque igual que no se sabe utilizar los cubiertos de pescado, tampoco es f¨¢cil saber estar en un concierto de Sepultura, y creo que es mucho m¨¢s importante lo ¨²ltimo que lo primero".
Ahora Satu¨¦ est¨¢ escribiendo Sex Pistols: orgullo punk, y recuerda la definici¨®n de Eduardo Haro Ibars, "introductor del punki en Espa?a", cuando lo llam¨® el movimiento sucio m¨¢s limpio del mundo". "El punki ha ganado la guerra", dice Satu¨¦, "porque nace cuando ha muerto, aunque proclame que no ha muerto. El punki muere con Sid Vicious". El punki es un c¨®digo de conducta en la vida "que se aleja de toda esta mierda", concluye Satu¨¦, que piensa que Sid Vicious pasa a la historia, "aparte de por su supuesto crimen", porque se inventa el Pogo, estimulante y revelador baile punki sin¨®nimo "de chocar, de cabrearte".
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