L¨¢stima de sonido
La estrecha relaci¨®n entre Raimundo y Ketama, por un lado, y la ciudad de Madrid, por otro, traspasa los l¨ªmites de lo estrictamente musical, as¨ª que el inter¨¦s suscitado por esta presentaci¨®n conjunta hab¨ªa hecho que se agotaran las entradas con una premura casi ansiosa. El Palacio de los Deportes colg¨® el no hay billetes y la gente acudi¨® en masa, a entregarse en cuerpo y alma a unos artistas de primer¨ªsima fila de los que siempre cabe esperar cosas muy buenas.No tuvo, sin embargo, excesiva suerte Raimundo Amador a la hora de abrir fuego. El prodigioso guitarrista hubo de topar con un sonido perruno, chirriante, pleno de acoples y en fase de experimentaci¨®n a lo largo de todo el concierto. Esto vino a deslucir una actuaci¨®n en la que los ya muy populares temas de su primer disco en solitario, Gerundina, iban recibiendo el apoyo de colaboradores de la talla de Kiko Veneno, La Chonchi, Nacho Vega, los m¨²sicos y productores Fernando Ill¨¢n y Arturo Soriano, y su producida, Rosario, que coron¨® con su voz y garbo el himno de la temporada, Boller¨¦.
Raimundo Amador y Ketama
Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid. 2.000 pesetas. Viernes 6 de noviembre.
Aunque Raimundo y su banda pusieron buena dosis de empe?o, resultaba desesperante escuchar y no entender lo que se o¨ªa. Pero es de ley reconocer que semejante detalle le importaba muy poco al alborozado p¨²blico, que aplaudi¨® a rabiar y core¨® todos los estribillos hasta la afon¨ªa. Era su forma de decir que Raimundo se lo merece todo y que otra vez sonar¨¢ mejor.
Aires latinos
Para, la medianoche, Juan y Antonio Carmona y Josemi Habichuela atacaron el tema Kalique?o, y la cosa comenz¨® a mejorar. El sonido fue torn¨¢ndose menos atroz, y sin llegar a ser del todo bueno, al menos permiti¨® a Ketama demostrar sin lugar a dudas que se encuentran en un momento art¨ªstico en el que muy pocos en el mundo pueden presumir de estar. Ketama da ya espect¨¢culo al nivel de Prince o Madonna y su modo personal de combinar toda suerte de aires latinos con las propias ra¨ªces les hace dar una pasada por la izquierda a Gloria Estefan y similares. Una superbanda con un nivel alt¨ªsimo -Camilo Edwards, Ronnie, Jos¨¦ Mar¨ªa Cortina...les a¨²pa a un estado de gracia esc¨¦nica dif¨ªcil de ver todos los d¨ªas. Los irresistibles ritmos, los estribillos que se pegan a la garganta, la hermosa voz de Antonio Carmona y su forma de evolucionar por el espacio esc¨¦nico, la armon¨ªa en unos arreglos que ligan a la perfecci¨®n el jazz, la salsa, la rumba, el flamenco, el peso de unas colaboraciones de lujo -Antonio Garc¨ªa Vega, el bailaor Antonio Canales, Mayte Carmona y, de nuevo, Raimundo, con el que tocaron Vente p'a Madrid para cerrar la, noche en medio del delirio del p¨²blico-.Todo, en fin, impecable. L¨¢stima de sonido.
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