El juez se confiesa
La realidad de los hechos contradice la versi¨®n de Moreiras
En una muy reciente autoblograf¨ªa , Claude Stavisky, hijo del c¨¦lebre estafador franc¨¦s de origen ruso Alexandre Stavisky, cuya extra?a muerte en 1934 origin¨® una grave crisis pol¨ªtica en Francia, dice de su padre: "Despu¨¦s de va rios a?os he cre¨ªdo regresar a los tiempos, de mi padre. Hoy d¨ªa leo y escucho hablar de casos respecto a los cuales el de Stavisky resulta insignificante. Como en 1934, la Rep¨²blica se ahoga y se desacredita". Y a?ade: "Si fue un corruptor -y eso no lo niego- tuvo que te ner eco entre los corrompidos. Si practic¨® sus estafas en una escala tan amplia, es porque la ¨¦poca se prestaba a ello. Si se benefici¨® de 32 exculpaciones por parte de los jueces de instrucci¨®n antes de ser llevado, finalmente, ante el banquillo para ser juzgado, es porque pod¨ªa contar con la complicidad y la venalidad de una gran parte de la clase pol¨ªtica, judicial, policial y per¨ªod¨ªstica".Estos trazos sobre una y otra ¨¦poca vienen a cuento en relaci¨®n al caso Moreiras. Con ser preocupantes los hechos del mi¨¦rcoles 11 de octubre, de lejos lo ha sido m¨¢s la posterior explicaci¨®n de los mismos por el juez. El peri¨®dico Abc ha sido el interlocutor de Moreiras, por lo que, el presidente de la Audiencia Nacional, Clemente Auger, ya lo sabe: si quiere conocer los hechos, tal como ha solicitado por v¨ªa reglamentaria, deber¨¢, si no lo ha hecho, procurarse el citado peri¨®dico.
Moreiras ha confirmado una informaci¨®n que EL PA?S decidi¨® sacar a portada despu¨¦s de contrastarla con celo el pasado viernes 13 de octubre. A saber, que Mario Conde le sugiri¨® off the record, para utilizar una expresi¨®n que usan las fuentes de un periodista cuando le conf¨ªan un hecho y no le dan autorizaci¨®n para que se difunda, que los 600 millones pagados por Banesto a Argentia Trust, por orden de Antonio Naval¨®n, fueron en parte a parar al PSOE. Mariano G¨®mez de Lia?o no quiso que esa afirmaci¨®n constase en la declaraci¨®n.
Era comprensible. Porque, adem¨¢s de la persona que es sobornada -funcionario p¨²blic¨®, partido pol¨ªtico-, el delito de cohecho involucra tanto al que hace la tentativa como al que consigue materializarlo. Al hacer p¨²blicas sus opiniones sobre el caso -en clara violaci¨®n de la discreci¨®n que la ley impone a los jueces-, Moreiras ha elevado a declaraci¨®n aquello que s¨®lo era un cotilleo. Y por tanto, si decret¨® la libertad de Conde tomando en serio -la citada confesi¨®n -cosa que es dudosa porque sus objetivos eran muy otros, entre ellos hacer un montaje- no se le escapar¨¢ que, parafraseando a Claude Stavisky, si ha habido corrompidos -cosa que habr¨¢ que probar- es que ha habido corruptores.
Lo que prueba la mala fe del juez son las mentiras. Tres d¨ªas despu¨¦s de que la opini¨®n p¨²blica conociera los hechos, ¨¦l sigue contando el cuento.
El juez dice: "El fiscal Gordillo me pidi¨® medidas cautelares. Y yo no hice m¨¢s que dictarlas".
Los hechos son: Gordillo pidi¨® el auto de apertura de juicio oral y dijo que en ese auto el juez deb¨ªa determinar (o no) la adopci¨®n de medidas cautelares para garantizar la presencia de los acusados en el juicio.
El juez dice: "El fiscal jefe Aranda ya conoc¨ªa el auto de prisi¨®n por la ma?ana y no se opuso al encarcelamiento".
Los hechos son: Moreiras se neg¨® 4 ense?ar el auto de prisi¨®n a Aranda cuando ¨¦ste se lo pidi¨® en la ma?ana del mi¨¦rcoles.
El juez dice: "Si se puso en libertad a Conde y se anul¨® la acusaci¨®n de apropiaci¨®n indebida fue porque lo pidi¨® Aranda".
Los hechos son: Aranda, a petici¨®n. de G¨®mez de Lia?o, subi¨® al despacho de Moreiras a las siete de la tarde para rogarle que interviniera. Pero Aranda ya ten¨ªa decidido que la prisi¨®n era improcedente. Su dictamen propon¨ªa reformar de oficio el auto de prisi¨®n, pero no exculpar a Conde de la apropiaci¨®n indebida, porque no hab¨ªa hechos nuevos que as¨ª lo, aconsejaran.
El juez dice: "No quise tomar declaraci¨®n a Conde".
Los hechos son: Moreiras fue a la Audiencia Nacional y tom¨® declaraci¨®n, sin partes personadas y sin presencia del fiscal Jes¨²s Santos, a Mario Conde.
El juez dice: "El ¨²ltimo p¨¢rrafo del recurso del fiscal afirma, que puede.. haber delitos que no son competencia de la Audiencia. Nacional, insin¨²a que podr¨ªa haber imputadas personas aforadas".
Los hechos son: la fiscal¨ªa plantea que la nueva decisi¨®n de Moreiras, al exculpar a Conde del delito de apropiaci¨®n indebida, plantea interrogantes precisos y definitivos en orden a la competencia de la Audiencia Nacional. ?Qu¨¦ quiere decir?. Es evidente. si se quitan de la acusaci¨®n a Conde los delitos de apropiaci¨®n indebida s¨®lo queda el de falsedad en documento mercantil. ?ste no es jurisdicci¨®n de la Audiencia, sino de los juzgados de plaza de Castilla.
Con todo, los enredos del juez, como la actuaci¨®n de la defensa de Mario Conde, tienen un solo objetivo: mostrar la existencia de un caos en el juzgado 3 de la Audiencia Nacional -la famosa bicefalia- ante la Sala Tercera del Tribunal Supremo, secci¨®n primera, que ¨¦l 23 de octubre pr¨®ximo va a estudiar- un recurso contencioso administrativo de Conde contra el juez Garc¨ªa-Castell¨®n.
Los destinatarios del acto teatral de Moreiras, bien aprovechado por Conde, tienen nombre: el presidente de la Sala Tercera, secci¨®n primera, ?ngel Rodr¨ªguez Garc¨ªa, y los magistrados Pablo Garc¨ªa Manzano, Jos¨¦ Mar¨ªa RU¨ªz-Jarabo, Juan Garc¨ªa Ramos Iturralde, Carmelo Madrigal Garc¨ªa, Enrique Cancer Lalanne y Mariano de Oro-Pulido y L¨®pez.
Que Moreiras ha. estado al?corriente de toda la estrategia judicial de la defensa de Conde surge de una menci¨®n deslizada en su informe del 24 de marzo de 1995 al CGPJ, cuando pidi¨® que no se renovase a Garc¨ªa-Castell¨®n.
"El informante debe expresar las dudas que suscita desde una perspectiva constitucional la posibilidad de que puedan ser puestas en cuesti¨®n ante el Tribunal Constitucional y tambi¨¦n ante los tribunales ordinarios las actuaciones instruidas hasta, el d¨ªa por el juez de apoyo ( ... ) Ello, de prosperar tales impugnaciones de competencia que, al parecer, ya han sido formuladas por las partes procesales, habr¨ªa la fatal consecuencia de declaraci¨®n de nulidad de tales actuaciones". Cuando Moreiras escribi¨® esto no hab¨ªa ning¨²n recurso, aparte de los escritos ante el juez Garc¨ªa-Castell¨®n. La defensa de Conde no impugn¨® ante el Tribunal Supremo a Garc¨ªa-Castell¨®n hasta el 28 de abril. Pero, claro, Moreiras se lo imaginaba.
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