"Lo peor del agujero en la capa de ozono est¨¢ a¨²n por venir"
Paul Crutzen prefiere unas vacaciones en Espa?a a la vor¨¢gine del Premio Nobel. Este tranquilo defensor de la capa de ozono, que predica con el ejemplo -se ha deshecho de su coche, y todos los d¨ªas acude en bicicleta a los famosos laboratorios del Instituto Max Planck en Mainz, Alemania-, no se inmut¨® al recibir en C¨®rdoba la semana pasada la noticia del galard¨®n de la Academia de Ciencias de Estocolmo por sus aportaciones a la qu¨ªmica. "Cuando termine mis vacaciones aqu¨ª en Andaluc¨ªa, ya volver¨¦ a Mainz a someterme al guirigay del Nobel. Pero s¨ª me alegro mucho de que, por primera vez, la Academia haya repartido este premio entre los que nos dedicamos a la investigaci¨®n aplicada en el campo del medio ambiente; hasta ahora, el Nobel s¨®lo era para la investigaci¨®n pura. De esta manera, la Academia manda una se?al, pues nos est¨¢ haciendo mucha falta la ciencia aplicada, para que los humanos no volvamos a cometer tantas estupideces da?inas para el medio ambiente", dice Crutzen, de 62 a?os.
Comparte el Nobel de Qu¨ªmica 1995 con dos colegas que trabajan en Estados Unidos, Sherwood Rowland y Mario Molina ("y desde luego se podr¨ªa haber repartido entre a¨²n m¨¢s cient¨ªficos"), por descubrimientos que fueron bastante pol¨¦micos.
Fue a primeros de los setenta cuando Crutzen lanz¨® el aviso de que los ¨®xidos de nitr¨®geno destruyen el ozono, y eso val¨ªa para la capa de ozono de la estratosfera, entre los 20 y los 40 kil¨®metros de altura, que protege la Tierra de los rayos ultravioleta. La constataci¨®n de Crutzen fue ampliada en 1974 con la realizada por Rowland y Molina sobre un efecto similar producido por los CFCs, ampliamente utilizados en la industria. Todo ello acab¨® por desencadenar una acci¨®n internacional contra el abuso de todos estos gases.
Hoy, Crutzen tiene a la vez las peores y las mejores noticias sobre la salud de la capa de ozono. "Lo peor est¨¢ por venir, dentro de cinco a?os", dice; "¨¦ste ser¨¢ el momento en que los gases CFC lanzados a la atm¨®sfera cuando todav¨ªa no se hab¨ªan tomado medidas alcancen su m¨¢ximo impacto en la estratosfera, destruyendo ¨¢tomos de ozono. Se trata de un proceso qu¨ªmico muy lento. Por esto tambi¨¦n tomar¨¢ mucho tiempo, de 50 a 100 a?os, la desintegraci¨®n total de esos gases en la estratosfera, y la consiguiente reducci¨®n del agujero en la capa de ozono. Lo bueno es que no tengo dudas de que el ozono efectivamente se regenerar¨¢. Eso, claro est¨¢, si los humanos no cometemos nuevas tonter¨ªas", a?ade con una sonrisa, "y para eso necesitamos la ciencia aplicada".
Tambi¨¦n fue Crutzen quien, con otros cient¨ªficos y divulgadores, en los a?os ochenta, lanz¨® el aviso sobre el peligro del "invierno nuclear". Resulta evidente, dice, que una guerra nuclear provocar¨ªa "incendios tan enormes sobre la superficie terrestre que la luz solar acabar¨ªa bloqueada por las ingentes cantidades de holl¨ªn y polvo lanzadas a la atm¨®sfera; con lo cual la Tierra se convertir¨ªa en una inh¨®spita masa congelada".
Y a?ade: "Ya s¨¦ que, desde el punto de vista cient¨ªfico, esa constataci¨®n no era ning¨²n gran descubrimiento. Pero en aquel momento ¨¢lgido de la guerra fr¨ªa s¨ª ten¨ªa importancia subrayar p¨²blicamente ese peligro".
Paul Crutzen, nacido en Holanda en 1933, se especializ¨® m¨¢s tarde en Suecia en meteorolog¨ªa y qu¨ªmica. Pero todav¨ªa le entra la risa cuando recuerda sus poco prometedores comienzos como estudiante de qu¨ªmica en un colegio de Amsterdam: "Para m¨ª, esa clase era la peor de todas. S¨®lo ve¨ªa que me obligaban a aprenderme de memoria un mont¨®n de f¨®rmulas que no me dec¨ªan nada. As¨ª que en el colegio ten¨ªa mal¨ªsimas notas en qu¨ªmica. Fue mucho m¨¢s tarde cuando, por el trabajo pr¨¢ctico, me enamor¨¦ de esta materia. Porque es realmente fascinante analizar lo que sucede en la atm¨®sfera, y darte cuenta de que est¨¢s viendo el efecto de unas 200 reacciones qu¨ªmicas entrecruzadas".
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