Catalu?a en la Espa?a actual

A P¨ªerre Vilar le sorprende que las nuevas generaciones, en Espa?a, no conozcan mejor a esos autores, -los de su misma generaci¨®n- que deba tieron en el primer cuarto de, siglo sobre ¨¦l compromiso pol¨ªtico de los intelectuales. "Cu¨¢ndo llegu¨¦ por primera vez a Barcelona, en 1927, tom¨¦ contacto con una ciudad extraordinaria mente viva desde el punto de vista intelectual, preocupada por su propia historia nacional, pero tambi¨¦n muy curiosa de lo que suced¨ªa en Europa. Entre nosotros se daban todas las tendencias, incluso pod¨ªa haber jud¨ªos vieneses, futuros nazis o te¨®ricos h¨²ngaros que nos hablaban de Adler y del complejo de inferioridad nacional. El debate era siempre controvertido, muy rico, los catalanes y los castellanos participaban vivamente, y eso hoy no lo veo reflejado en el conocimiento de los j¨®venes. Ser¨¢, tal vez, porque tanto Espa?a como Catalu?a desarrollan una capacidad de memoria larga, es decir, para el pasado remoto, mientras que para los tiempos: contempor¨¢neos demuestran muy a menudo tener una memoria muy corta".Cuando, tras los ¨²ltimos acontecimientos internacionales, se le pregunta que piensa hoy del nacionalismo catal¨¢n, Vilar responde que "se da un fen¨®meno nuevo" que le sorprende. "Es la oposici¨®n que se instala entre los nacionalismos como el extreme?o o el andaluz y Catalu?a. Es como si, la integraci¨®n invisible y satisfactoria que se ha producido de la ¨²ltima ola de inmigraci¨®n hubiera provocado en las otras tierras un sentimiento de p¨¦rdida irremediable".