Pol¨¦mica por la sentencia que mantiene que la falta de amor no es causa de separaci¨®n
Algunos juristas indican que la ausencia de afecto no est¨¢ contemplada en el C¨®digo Civil
Un vac¨ªo legal es el que ha permitido que una sentencia, como la de la Audiencia de Pontevedra, obligue de nuevo a un matrimonio separado a convivir por considerar que la ausencia de afecto no es causa suficiente de ruptura. El C¨®digo Civil no lo recoge y, a falta de una revisi¨®n, algunos jueces pueden acogerse a ello, aunque la interpretaci¨®n de la ley y los usos sociales han creado una jurisprudencia que convierten la sentencia de Pontevedra en una noticia extraordinaria. ?sta es la opini¨®n generalizada entre los juristas."No comentar¨¦ la sentencia porque la desconozco, pero me chirr¨ªa un poco", dijo ayer el fiscal jefe del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, Garc¨ªa Malvar. "La falta de afecto conyugal est¨¢ admitida por la doctrina jur¨ªdica como causa de separaci¨®n", dice Mar¨ªa Mercedes P¨¦rez Mart¨ªn-Esperanza, la magistrada de Vigo que dictamin¨® la separaci¨®n del matrimonio que protagoniza la sentencia posterior de la Audiencia de Pontevedra, que a?ade: "Yo apreci¨¦ un incumplimiento de los deberes conyugales".
"Ajustada a derecho"
"Es un problema de prueba. El que alega una causa debe probarla, y en este caso no ha sido as¨ª", se?alaron fuentes de la secci¨®n 4? de la Audiencia de Pontevedra, que escudaron la opini¨®n de los magistrados que firmaron la sentencia. "Los magistrados se han limitado a aplicar la ley y, si ¨¦sta no gusta, que hagan otra".
La abogada de la mujer que plante¨® la separaci¨®n no quiso comentar el asunto y la agrupaci¨®n feminista Alecr¨ªn, que difundi¨® el caso, considera que con ello ha cumplido su objetivo. "Los juristas y parlamentarios ser¨¢n quienes tengan que pronunciarse sobre la legislaci¨®n", dijo una portavoz.
Alfonso ?lvarez G¨¢ndara, decano del colegio de abogados de Vigo, valor¨® como "interesante el hecho de que la sociedad est¨¦ tan pendiente de la actuaci¨®n de sus tribunales, que tambi¨¦n puede ser consecuencia de la hipersensibilidad que ¨²ltimamente suscita la Administraci¨®n de Justicia".
Para Alicia del Burgo, presidenta de Madres en Acci¨®n, asociaci¨®n orientada a la Protecci¨®n de menores, no hay duda de que la sentencia se ajusta a derecho.
Para obtener la separaci¨®n se necesitan unas causas que se puedan probar, que est¨¦n registradas en el C¨®digo Civil, y la falta de afecto no es causa de separaci¨®n". En la demanda, concluye Del Burgo, no se aleg¨® que el matrimonio llevara un a?o separado, por lo que el Tribunal no pudo entrar a valorarlo.
Para la abogada Cristina Almeida la sentencia de la Audiencia de Pontevedra es una "interpretaci¨®n muy personal" que considera que la ausencia del afecto no quiebra la convivencia conyugal. Para esta abogada que milita en Izquierda Unida, la s¨®la petici¨®n de uno de los c¨®nyuges debe ser causa suficiente para admitir una separaci¨®n. Por eso ve¨ªa con buenos ojos el proyecto socialista de modificar el C¨®digo Civil.
Pero para Isabel Alberdi, ponente de esa proposici¨®n de ley socialista, la sentencia de Pontevedra "no es producto de la ley" sino de la distancia que mantienen algunos jueces con la realidad social.
Para Luis Zarraluqui, presidente de la Asociaci¨®n de Abogados de Familia, los jueces han venido dulcificando su interpretaci¨®n de la ley de acuerdo con los usos sociales, como es preceptivo. Pero para Zarraluqui, el origen de sentencias como ¨¦sta tambi¨¦n est¨¢ en el vac¨ªo legal. "Es una vuelta a las cavernas del tribunal eclesi¨¢stico", sentencia Consuelo Abril, otra abogada de familia.
"Yo lo ¨²nico que quiero es vivir con mis hijos", declar¨® a EL PA?S A. I. M., el marido protagonista de la pol¨¦mica sentencia. "Estoy espantado con la publicidad que ha suscitado mi caso y la cantidad de mentiras que se est¨¢n diciendo.
A. I. M., empleado de banca, sit¨²a la clave del problema en quesu mujer nunca ha querido hablar con ¨¦l. "Me plante¨® la separaci¨®n sin tener motivos para ello", dice, "cuando yo lo que he querido es hacer una vida normal para favorecer a mis hijos".
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